Pensé había
raíz para quedarme
Sin importarme
hilar como Penélope
O convertirme
en cisne
Había convicción
plena
Lozanía arterial
Inconfundible
perspectivas
Y resignación
Ante cualquier maleficio
Viaje a la
deriva
Izando los deseos
más profundos
Cantaba y veía
el mar
Abrirse placido
y elocuente
Las olas
chocaban con el filo
Saltaban cangrejos
y caracolas
Nada me hacía
asirme a la otra orilla
Me alcolizaba
con la lluvia
Bebía el
sol a bocanadas
Los ojos entreabiertos
Sin retina
Hacían de la
oscuridad perenne
Un castillo
de arena
Con príncipes
encantados
Y corceles
lujosos
Zarpó el
terremoto
No encontré el
asidero
Ni la tabla
de salvación
Rodé y rodé
Hasta el vacío
Allí estabas tú
Con el rostro
trastornado
Cubierto de despeñaderos
y trompetas
Sucumbí en mi
delirio
Y quise
ofrecerte la manzana
La lluvia
cómplice
Fue empapando
el optimismo
Los lobos entonaban
su aullido
Abriéndole cuencas
a la razón
Después de
todo
Había una
farsa y un pasado
Que comenzó a
vociferar
Los murciélagos
volaban insatisfechos
El corazón dolía
Luego otra
vez el agua
Las olas
rompiendo contra los arrecifes
Poseidón con
sus jueces implacables
Sofocaban la
barca
Los agujeros
gritan despavoridos
Nada podía subir
a la balanza
Ni aludir
contradicciones
Siempre soñamos
con lo mágico
Apele a los ángeles
Nunca respondieron