ENTREVISTA LOS AZOTES DEL EXILIO NOVELA

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DEDICADO A MIS PADRES

MIGUEL ANGEL


Por: Adela Soto Alvarez

Hacía mucho que no sabía de Miguel Ángel cuando recibí la noticia de Carmela mi vecina contándome todo lo que pasó antes de morir.
Y no fue solamente la pobreza y la hambruna la que más le dolieron, sino la discriminación a que fue sometido por su color y condición social, en un país donde supuestamente este problema había quedado erradicado cuando llegaron los Barbudos y se habló de igualdad.
Miguel Ángel fue un hombre integrado hasta la saciedad, justo y buen trabajador, pero un despertar abrupto lo condujo a la depresión severa cuando se dio cuenta al cabo de cuarenta y siete años que no había sido más que uno de los tantos manipulados por un sistema incapaz de razonar.
Pocas fueron las palabras para poder entender lo sucedido, pero la realidad era que había fallecido una tarde de agosto en uno de los portales donde solía dormir resguardado por periódicos y alguna que otra manteleta que le regalaban o encontraba a su paso, después de 14 años expuesto al Plan Olvido, sin familia, sin oficios ni beneficios, y graduado de mendigo en las calles pinareñas.
Miguel Ángel había sido entrenador de Motociclismo durante toda su juventud. Muchos trofeos y medallas ganó para su país, incluyendo su total entrega a la causa que defendió con uñas y dientes, pero un día se hizo viejo e inservible.
Sin saber que hacer con su desempleo y sin opciones laborales a pesar de haber andando la seca y la meca en busca de algo que resolviera su economía, de dedicó a pedir limosnas y a dormir donde le cogiera la noche.
Cuentan que después de más de 25 años de labor sin interrupción lo sustituyeron por uno más joven diciéndole que por problemas de plantilla lo pasaban para el Órgano del Trabajo para una nueva reubicación laboral.
Después de esperar pacientemente durante más de 5 años sin noticia de nueva ubicación, ya había llegado a la edad de jubilación y comenzó a solicitar se le tramitara la misma.
Acudió a infinidad de lugares en este trámite, hasta que supo que su expediente laboral se había extraviado.
Pidió una respuesta sólida al asunto, pero solamente el silencio permaneció durante un año más.
Lo cierto fue que nadie pudo resolver tal perdida, ni tampoco se sancionó a los infractores, solamente el perjudicado fue Miguel Ángel quien para colmó de males también perdió la vivienda que compartía con su única herman Caridad, la que por problemas políticos tuvo que exilarse en Miami y como Miguel Ángel solamente hacía 4 años que había hecho el cambio de dirección de casa de los padres para allí, aunque vivía con esta hacía 12, la empresa de la Vivienda lo sacó de la misma entregándosela a otra familia y dejando a Miguel Ángel a la intemperie.
Le dijeron que tenía que regresar para su antigua dirección, pero esto no le fue posible porque la casa de los padres era muy pequeña y estaba hacinada por una sobrina que vivió desde su nacimiento con ellos, y ya había hecho una familia, por lo que no tenía espacio para Miguel Ángel.
Sin más opciones habitacionales, ni posibilidades de jubilación, pidió ayuda al gobierno exponiendo sus logros deportivos. Los que le escucharon la historia lo comenzaron a pelotear de un lugar a otro, hasta hacerlo llegar a la Nacional de Deporte a ver si alguien le resolvía su problema, pero todo se quedó en palabrerías.
Una de sus piernas dejó de funcionar a causa de una linfangitis crónica que lo llevó a la invalides, y a todo esto se le unió una fístula sangrante que debía ser operada, pero por no tener un lugar donde pasar la convalecencia postoperatoria no pudo ser resuelta, y se le convirtió en un cáncer invasivo que se lo llevó en poco tiempo.
Me contó que ni en uno de los albergues deambulatorios destinados para los casos de desamparo filial, encontró una cama, porque según le afirmaron los responsables del lugar estaba muy lleno y no había espacio para él.
Ante tantos problemas de salud se quejó a diferentes organizaciones de masa, sindicato de Deportes, Partido Provincial, Salud Publica, en fin a cuanto lugar creyó existía justicia y personas que lo ayudarían en su desventura, pero nada resolvió, como anteriormente, puertas y más puertas cerradas a su paso.
Según cuenta Carmela con mucha tristeza, Miguel Ángel días antes de morir le confesó que en uno de los lugares que fue buscando ayuda alguien le había dicho que no siguiera insistiendo pues viejo, casi inválido y negro eran suficientes cosas para que nadie le diera la mano.
Muchas personas del Reparto Ceferino Fernández Viña en la provincia de Pinar del Río conocieron de su largo deambular a rastras.
Comía algunas veces lo que algún vecino generoso le ofrecía, otras pedía un mendrugo de pan en la Panadería El Faro enclavada en el mismo lugar.
En múltiples ocasiones se le vio registrar los latones de basura en busca de algo para saciar el apetito.
Dicen que las pocas veces que podía asearse lo hacía en la laguna de La Ceniza, pero por ser un lugar de acceso poblacional a la zona rural, solamente podía hacerlo de noche, y cuando lograba llegar arrastrando su pierna enferma. Así fue la vida de este hombre As de una de las disciplinas deportivas cubanas.
Carmela me contó que nadie fue al funeral solamente ella, y que junto con él enterró sus únicas pertenencias, que no eran otras que un saco de yute llenó de medallas y trofeos que no le sirvieron para nada.