Más de cincuenta años de racionamiento
Por Lic. Adela Soto
Está
historia comenzó en el año 61 después de un discurso de más de 7 horas
pronunciado por el Mandatario cubano y donde en todo momento se aseguró
que sería un medio de solución provisional, pues todos los esfuerzos de
la revolución estarían encaminados hacía la agricultura a partir de este
momento.
Muy
pronto todo el pueblo podría disfrutar de muchas mejoras alimenticias ,
y así fue como comenzó en la isla el racionamiento de los productos de
primera necesidad, obligando a la población a adquirir de forma normada
todas sus necesidades tanto alimenticias como industriales , es decir no
podías comprar nada fuera del mercado normado.
Se
confeccionó para esto una libreta de racionamiento de l2 páginas todo
esto para el año donde se anotan todos los productos que se venden en
los bodegas estatales, los cuales se han suscripto eternamente a 5
libras de arroz, un cuarto libra de granos, dos onzas de café quincenal,
medio jabón de tocador y de lavar, solamente cuando existen ofertas en
los almacenes , se conoce de más de 6 meses sin la entrega de este
artículo del aseo personal.
Un
cuarto libra de aceite una latita de puré de tomate y pastas
alimenticias, esto es por núcleo, y algún que otro producto dirigido y
muy bien controlado con entregas mensuales,… muchas veces demoradas.
Además
del combustible para cocinar, y el alcohol para el PRE calentamiento de
los fogones Pique, porque la gasificación a más de cuarenta y cinco
años de proceso socialista, aún no se ha podido llevar a todos los
lugares del país.
Las
carnicería comenzaron vendiendo también de forma normada tres huevos
por personas y algunas libras de pescado fresco como variedad, todo esto
con una periodicidad quincenal, y otras veces mensual.
La
carne y el pollo a media libra por persona de forma esporádica, y en
los primeros años del proceso, después desapareció como otros renglones
alimenticios.
La
racionalización de los alimentos no resolvió en la isla ningún
problema, y a pesar de que es un sistema obsoleto en cualquier país, el
gobierno cubano continúa aferrado a esta idea, y la tiene como medio de
solución alimenticia ante el bloqueo yanquis, porque siempre están
diciendo que es por culpa del bloqueo, que el día que pase el bloqueo
entonces desaparecerá la libreta, pero no hay
forma que desaparezca, si siquiera después de la despenalización del
dólar y la apertura de comercios de la divisa y comercios paralelos.
Los
primeros años de racionamiento fueron mejores porque por lo menos cada
núcleo familiar podía comprar sus mandados a precios módicos en los
diferentes comercios asignados. También esto sucedió con la ropa y el
calzado, pero como todo en Cuba estos productos tan bien controlados y
de forma equitativa fueron desapareciendo del mercado misteriosamente.
El
cuarto de libra de aceite se cambio por una libra de azúcar, es decir
que le quitaron una libra al total de azúcar por persona asignada para
el mes, y jamás regresó al mercado normado, pero tampoco se le vendió el
aceite prometido, éste se quedó en el olvido.
Meses
y meses años tras años y el pueblo sin recibir grasas para sus comidas.
Esto provocó en muchos hogares, y esto quien lo escucha a lo mejor no
lo puede creer, trastornos digestivos y constipación severa, al extremo
de llegar a la oclusión intestinal y a otras enfermedades provocadas por
la misma falta de lubricación.
Igual
sucedió con la leche para los niños. Se le asignó un litro diario, y
eso para los menores de 7 años para toda la vida, y a las dietas
médicas.
A
estas se les vende un litro una semana y dos la otra, es decir que un
litro a la semana, no alcanza para satisfacer las necesidades de un
enfermo, pero para esto tienes que tener un padecimiento de úlcera
gástrica o tener cáncer, y todo por prescripción facultativa, y varias
firmas autorizadas.
Los niños mayores de siete años y el resto de la población no pueden consumir leche de vaca ni ningún alimento lácteo.
La carne de res, así como otras carnes un buen día pasó a la mesa de la nomenclatura gobernante, y al turismo extranjero.
Después de la despenalización del dólar la carne de res se comenzó a
comercializar en divisas a precios muy elevados de acuerdo al salario
del cubano, que cobra sus honorarios laborales en moneda nacional, una
moneda devaluada, y se le ofertan los productos de primera necesidad en divisas.
¡Qué
clase de situación!..., y no sólo estos, en cualquier mercado
industrial o agropecuario puedes adquirir un producto nacional en
divisas o a altos precios en moneda nacional, todos de acuerdo a la tasa
oficial de cambio.
Es
decir, si un dólar esta evaluado en 27 pesos moneda nacional, un
producto de un dólar cuesta 27 pesos, lo que indica que es lo mismo, no
hay quien sobreviva.
El
pueblo nunca podrá disfrutar de una alimentación adecuada a las normas
establecidas para el hombre, sino lo que pueda adquirir y eso de acuerdo
a su capacidad económica y los que no, tienen que conformarse con la cuota normada carente de todo tipo de proteínas.
Al
igual sucedió con la langosta y el resto de los mariscos , estos nunca
estuvieron al acceso de la población , solamente destinados al turismo
extranjero, y a la mesa de los poderosos del sistema, y a quién atrapen
con una cola de langosta, caguama, carne de res, o de caballo, es
sancionado con severas condenas , además del decomiso del producto .
En
los años 80 la situación alimenticia mejoró un poco y eso gracias a los
subsidios de la Unión Soviética, que abastecían a los mercaditos,
(comercios liberados) y donde se podía comprar todo lo que se pudieras a
precios económicos, pero estos en el año 1992 cuando la opción cero, o
el denominado período especial se arreció según el gobierno, quedaron
inhabilitados sus locales,… posteriormente se remodelaron para
emplearlos como comercios del área de la divisa.
Igual
sucedió con las tiendas de comercialización industrial donde los
cubanos podían adquirir a través de una libreta de productos
industriales normados, 4 blumers al año, 4 metros de tela de algodón o
laster, dos pares de zapatos, un pijama, un abrigo y alguna que otra
prenda de vestir confeccionada, que se anotaba en unas casillas del 1 al
60, además un uniforme escolar, dos pares de media, 1 pantalón, dos camisas y cuatro calzoncillos, en el caso de los hombres
Pero no siempre estaban las tiendas abastecidas de estos productos, solamente se podían adquirir cuando se surtían las mismas.
Esta
tarjeta normada quedó abolida en el año 92 a causa del cierre total de
las tiendas de productos industriales, pasando esta producción textil al
comercio de la divisa, y a precios muy elevados.
A
pesar de que el dólar fue despenalizado, no todos los cubanos pueden
adquirir estas prendas de vestir, ni siquiera en los comercios paralelos en Moneda Nacional que también abrieron, con el objetivo de hacer la competencia y a precios similares a la tasa de cambio oficial.
No
siendo así con la tarjeta de productos alimenticios, que a más de
cuarenta y cinco años de régimen Castrista, todavía es utilizada para
comprar algunos productos de primera necesidad para el mes, aunque estos no pasan del estimado que dije anteriormente, y después del período especial con entregas esporádicas.
Otro
de los productos afectados es el combustible, que escasea con mucha
frecuencia teniendo el pueblo que cocinar con disímiles cosas, como por
ejemplo la leña, a pesar de que su utilización afecta de forma severa
las vías respiratorias y el medio ambiente.
Uno
de los productos que suplió el déficit de carne de res fue el picadillo
de soja, con más soja que carne, y según afirmaciones de personas
autorizadas en el tema, es el culpable del sin número de afectados por
neuropatías periféricas, problemas de la vista, e invalidez total y
parcial, pero el médico que afirmó esto, fue encarcelado, y no le dieron
oportunidad de seguir investigando sobre el tema.
De
esta misma soja se hace un tipo de yogurt que se comercializa de forma
normada a niños mayores de siete años y a ancianos mayores de 65 años,
por un número en la libreta de racionamiento, pasada las cuatro de la
tarde.
Es
decir se le da derecho al que tenga un número bajito en la cola, porque
el derecho a la oferta es por si queda yogurt, no es que viene asignado
para los ancianos, estos no tiene derecho a consumirlo, solamente si
sobra del asignado a menores de l4 años.
Alguna
que otra vez de forma muy esporádica en estos comercios normados se
comercializan cuescos de langostas para saciar el deseo al marisco, y
esto a través de interminables colas, y muchas veces en estado de
descomposición por las horas sin sistema de refrigeración y de pésima
calidad.
Igual
sucede con el pescado solamente se comercializan los de muchas espinas
como la sardina, la tilapía, y la tenca, porque los pescados grandes,
buenos, los de masa, nada mas están conferidos al turismo extranjero o a
las mesas de los gobernantes.
Estos
productos no se comercializan de forma constante, muchas veces pasan
muchos meses sin que aparezcan en el mercado donde tiene acceso el
hombre de a pie. Sus ventas son muy demoradas, y otras se pierden del
mercado sin que nadie pueda dar fe de ellos.
No
pasando así con los productos comercializados de forma liberada y a
altos precios y en estos mismos comercios normados. En estos casos trata
que tengan mejor calidad aunque nunca la oferta suple la demanda.
El pueblo de Cuba, desnutrido, mal alimentado, y sin derecho a saciar su gusto, ni siquiera con productos nacionales, sobrevive
al período especial gracias al arte del invento culinario, y las
infusiones de yerbas medicinales que por suerte crecen liberadas en
cualquier jardín en la isla.
Puedo
asegurar que ante la problemática alimenticia y el deficiente renglón
de los productos normados el cubano de a pie se ha tenido que enfrentar a
los inventos culinarios más inimaginables, por ejemplo:
Para poder sobrevivir ha tenido que ingerir, picadillo
de gofio, de cáscara de plátano verde, bistec de frazada de piso
reblandecida con vinagre y sazones, pizza con queso de condones
derretidos, tortilla de harina de pan, bistec de hollejos de naranja
desamargados, y tantos otros, que tal vez sean la causa directa del alto número de habitantes con padecimientos digestivos.
Otras
de los salvavidas del hombre de a pie ha sido la famosa Bolsa Negra,
esta aunque a precios elevados hasta la N, y muchas veces de procedencia
dudosa, para no especificar que sustraídos indebidamente, ha estado
presente en cada necesidad del pueblo.
Pueblo que después de mil maromas pintadas al aire accede para no morir de hambre compra
lo que necesita a los vendedores ambulantes que se dedican a revender
productos, muchas veces sustraídos de las áreas de la divisa o
nacionales, pero que siempre lo van a comercializar por debajo del
precio oficial en el mercado.
Otras
de las odiseas del cubano ante las entregas demoradas de los productos
normados ha sido la falta de combustible, ha tenido que prescindir del
producto por más de 6 meses consecutivos, por estas causas ha tenido que
cocinar con leña, carbón, aserrín, hojas secas, papeles, vegetal, tusas
de maíz, o cualquier liquido inflamable, y hasta confeccionar cocinas
rusticas eléctricas y otras por el simple hecho de resolver el difícil problema de la cocina y poder llevarse aunque sea un plato de alimento diario al estómago.
El
pueblo de Cuba también ha tenido que sufrir la disminución del per.
cápita de sus productos normados, o la total ausencia de estos, cuando
ocurre algún fenómeno natural o algún desastre, y esto para demostrarle
al mundo su carácter internacionalista.
Esta
ayuda no se extrae de la reserva del Mandatario, sino de la
insuficiente canasta básica normada y racionada destinada al pueblo una
vez por mes, lo que indica, que el pueblo siempre es el sacrificado,
para encumbrar protagonismos y autosuficiencias gubernamentales y quien
se queje sabe que lo coge la rueda de la historia y el título de
desafecto y la eterna persecución.
Hablar de la alimentación en Cuba es algo que tiene mucha tela por donde cortar , yo creo que ni en mil entrevistas el cubano podría expresar con palabras toda la situación que existe en la isla en este campo de la alimentación .
Parecen cosas muy difíciles para quienes las escuchen, pero mucho más difíciles para quienes las hemos tenido que vivir, y no tanto para los que hemos tomado un camino y hemos venido para el exilio, sino para aquellos que tienen que continuar allí, y no tienen una vía de salida, ni remesas familiares para aliviar el golpe.