A veces estamos tan
necesitados
Que le abrimos la puerta al
enemigo
Imaginándolo digno
Incapaz de hacer leño de
nuestros accidentes
Figura edulcorada ante el
único ojo
Y hasta nos parece un ser de
otra galaxia
Repleto de virtudes y
sonrisas
Para nuestra hambre
Hasta que salta el lobo
Con su siete colmillos
inflamados
Y se apodera sin permiso
De la más tierna idea
Convirtiéndola en amasijo
podrido
Mordiendo una y otra vez
Nuestra mano.
Sin detenerse a mirar
La desventura
Que socaba
En grandes cantidades
Así nos vamos convirtiendo
En victimas despavoridas
Hasta que despertamos
En medio del más oscuro
recodo
Dándonos cuenta
Que más vale cualquier
nimiedad
Que la palabra más generosa
Si es que sale
De nuestras hendeduras
Así un minuto más
O un día menos