Taciturna corté escollos
Regué savia y postré la época
Tú venias con botas de siete leguas
Haciéndome creer
Que no había discrepancias
Entre realidad y espejismo
Y así me confinaste
A un mundo fabuloso
Sin advertirme
Que eras un hombre de viento
Distante y abismal
De tus labios
Salían vocablos afiebrados
En envoltura diabólica
Para hacerme creer
Golpe de mar
Aluvión
De amor infatigable
Y mientras me erguía
Creyéndome Atenea
Construías
Mortajas a mi nombre
Hoy te veo sonar
Campanitas a destiempo
Sin mirar al vacío
Donde quedé postrada