No me queda más
Que continuar
Con este exilio intimo
Reflejándole al mundo
Mi doble rostro
Mis ojos carcomidos
Aceptando el insomnio múltiple
Los inmensos deseos
El grito que no se escapa
Quise acunar el don divino
Ser escucha
No lamento
Deambular sin miedo
No convertida en monigote
De un amor lacayo
Ser solamente mujer
Repleta de demonios
Y ángeles
Cubierta de pubertades
A pesar de cualquier década
No me queda más
Que aceptar el rincón del olvido
Publica y republica
Y desconocida
A la vez
Mientras las olas
Caen como cataratas hambrientas
Y mi sed se colma
De recuerdos mustios
Que no cesan de escupirme
El rostro