Todo comenzó
Bajo la impertinencia
De una carta al azar
Se levantaron las hormonas
Instigaron incansablemente
Y fuimos a parar
Entre la tembladera más insípida
Tu vestido de príncipe
Yo de mendiga
La luz a medio todo
Quizás no había luz
Pero todas las efemérides despertaron
Se escuchaban las ondas más adentro
El latido en la voz
Temblores inestables
Más tú llevabas boca de papel
Yo ojos cubierto de aserrín
Hasta que desperté
Entre las emanaciones
Y la resaca
Había esfuerzo
Sin reconcomios
Y evasiones
En macabro mutismo