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Monday, September 07, 2009

ARTICULO ¨YO SOY LA VIRGEN DE LA CARIDAD¨


La historia cuenta que todo comenzó en el 1606 cuando en la zona donde hoy opera una mina de cobre, faltó la sal. Elemento indispensable para la conservación de los lotes cárnicos en tiempos de antaño, y encomendaron a tres jóvenes, dos indios y uno negro llamado Juan, ir a buscar el producto a la salina situada al otro lado de la Bahía de Nipe, en la costa nororiental de la isla caribeña.

El tiempo estaba crucial , el mar bravío, y las olas tan violentas que tapaban a un hombre, por lo que no les quedó otra posibilidad que pernoctar durante tres días, en las orillas hasta que pasara la turbonada.

Al calmarse el mal tiempo, y decidirse salir a navegar, Juan Moreno, el negro, divisó una aparición milagrosa, envuelta en una enorme luz que no podía ser otra que una virgen porque caminaba sobre las aguas.

Al acercarse vieron que realmente era la virgen que estaba encima de un madero que tenía inscripta las siguientes palabras. “Yo soy la Virgen de la Caridad".

A partir de ese momento comenzaron a adorarla como la Patrona de Cuba, la diosa del amor, la protectora de la familia, Virgen de la Caridad para los católicos y Ochún para los creyentes yorubas.

Su calificativo del Cobre lo tomó del municipio montañoso del mismo nombre, situado en la provincia sur oriental de Santiago de Cuba, donde está el santuario que guarda su imagen.

Como toda leyenda popular, siempre enriquecedora de las culturas de los pueblos, hay más de una versión sobre la aparición de la Virgen, pero lo más importante es que fue consagrada el 8 de septiembre de 1916 por decreto del Papa Benedicto XV, y el Pontífice Pío XI que declaró su coronación el 20 de diciembre de 1936.

Tres décadas después, en 1977, el templo que guarda su imagen fue decretado Basílica por el Santo Padre Pablo VI. Pero no fue hasta 1998 cuando Juan Pablo II, en la primera visita de un Santo Padre a la isla, la bendijo y colocó la corona confirmada por Pío XI sobre la cabeza de la efigie.

En esta época en Cuba se mezclaron culturas y razas, que gestó un proceso de confusión en hábitos, costumbres y tradiciones que los científicos llamaron “sincretismo religioso” y qué no es más que la fusión de elementos, artísticos, musicales, culinarios, y danzaríos, entre otras formas culturales.

Además de la esclavitud, los españoles introdujeron en el "nuevo mundo" el catolicismo y sus santos.

África aportó, entre otros elementos culturales, decenas de deidades carabalíes y congas que no sólo se mezclaron con las católicas, sino también entre sí.

Al prohibírseles por los patronos practicar sus hábitos religiosos, los esclavos, a fin de cultivar la fe, comenzaron a representar sus deidades con las imágenes de los "dioses de los blancos", y así fue como comenzó el largo proceso sincrético.

De ese modo, en la formación de la nación cubana, que se consagró en la guerra de independencia contra la metrópolis española, lucha en la que combatieron por igual negros, blancos y mulatos, San Lázaro se convirtió en Babalú Ayé, Nuestra Señora de la Merced en Abátala y se transculturó la Virgen (negra) de Regla en Yemayá en La Habana, y la de la Caridad en Ochún en Santiago de Cuba.

Al igual que el resto de esas deidades africanas, Ochún pertenece a la "Regla de Osha", herencia de la cultura Yoruba, que floreció en la región de Nigeria y Dahomey, actual Benin, de donde fueron traídos a América gran parte de los esclavos africanos.

La Virgen de la Caridad, ¨Ochún¨ es femenina, mestiza, agraciada, sonriente, vestida de amarillo, su color, con sus cinco pulsos de cobre en el antebrazo.

Entre las atribuciones de "Cachita", como la llaman familiarmente los cubanos, figuran ¨según la tradición católica y los cultos africanos¨ el proveer seguridad familiar y la solución a conflictos amorosos y eróticos, e incluso lo que la ciencia denomina disfunciones sexuales tantos en hombres como en mujeres, así como la infertilidad femenina.

Quien visite el lugar donde se encuentra el altar que la protege podrá ver a La Basílica, pintada de amarillo que sobresale majestuosa a la vista del viajero mucho antes de llegar al poblado de El Cobre a más o menos 18 kilómetros de la ciudad de Santiago, por su ubicación en una elevación y el contraste de su claro color con el verdor del paisaje montañoso que la rodea y el negrusco de los niveles de la mina que puede divisarse al fondo.

En el lugar destinado a donaciones por promesas en el santuario, visitado por creyentes cubanos y extranjeros, se exhiben desde simples objetos, trofeos de deportistas, diplomas universitarios, bisturís, medallas de oro, placas de cobre, metal, cadenas de oro, plata, charreteras y gorras de militares creyentes, y hasta diferentes monedas que se le ofrendan en gratitud a milagros recibidos por la santa patrona.

Fuera de Cuba hay personas quienes desconocen que como resultado del arraigado sincretismo y la indisoluble mezcla de culturas en la nación cubana, el creyente promedio se identifica lo mismo con los cultos católicos como yorubas, en lo que especialistas han denominado religiosidad popular.

No implica eso la inexistencia de católicos o protestantes ortodoxos que no practican los cultos africanos, aunque reconocen su valor cultural dentro de la sociedad.

En jornadas de fiesta, como el 7 de septiembre día de la Virgen de Regla, u 8 de septiembre, Día de la Caridad de El Cobre, la cifra de feligreses que acuden al remoto aposento religioso frisa cifras alarmantes.

Lo cierto es que la fe crece cada día en la Cuba de hoy, y nada ni nadie ha podido ni podrá alejar esta creencia del corazón de un pueblo que la profesa, a pesar de las ideologias impuestas y las persecusiones cristianas.