Eras para
mí
La prolongación del cielo
Mi príncipe
encantado
Mi timonel
sin barca
Te abrigaba entre quimeras
Sin advertir
Que tan
sólo eras eco
Una palabra
al viento
Una caricia
interrogante
Ni siquiera
te inmutabas con mi grito
Cuando inexpugnable
Te regalaba
mis orificios más internos
Siempre
me preocupaba tu sigilo
Tus ojos
huidizos
Tu boca
oculta
Terriblemente
impávido
Y me atreví
a volar
A ubicarte
al mismo centro
Sin ver
el fuego ávido
Que iba
lentamente
Devastando
latido por latido
Eras para
mí
La prolongación
del cielo
Hoy asesinas
mis ganas de vivir
Y quisiera
decirte tantas cosas
Pero mi
voz se quiebra
Y mientras
la realidad
Desteje los
aullidos
El polvo fino
Borra lentamente
tu presencia.