Nadie presagio este ocaso
Ni siquiera los cien brujos
De la advertencia
Nadie se atrevió a insinuar
Que debía aferrarme al equipaje
Llenarme de piedras los bolsillos
Y cerrarles a los lobos el
corazón
Ni siquiera que los alacranes
Mueren victimas de sus propios
hijos
Y así me lance a la magia
Cazando metáforas
Sin darme cuenta de los atavíos
del tiempo
Hasta que comenzaron a extirparme
la inocencia
Y descubrí el verdadero rostro
El por qué de las desavenencias
Y los incendios a la dignidad
Me encontraba al mismo centro de
la utopía
Confundida
Extraviada
Anhelante de llegar a la otra
orilla
En busca de menos estallidos
Creyendo que existía algo inédito
Que salvara mi razón
Ahora deambulo entre somníferos
E instrumentos inarmónicos
Haciéndome mil preguntas
Culpando a las mordidas,
Al exceso de antídotos
Con medio ojo
La armadura desdentada
Entre tortuosas explosiones
Con el equilibrio en crisis
Sin poder apelar a la
tranquilidad
Aferrada a lo que fui y no soy
Las ideas me dan la espalda
Confusas, escamosas
Mientras un dolor intenso
Se apodera y desboca
Solamente veo caer las hojas
A través
De una ventana carcomida
Y cuatro paredes con camisa de
fuerzas