Llegaste a pesar de las décadas de distancia
A implantar tú reino impoluto
En mis leves dominios
También implantaste en mi nido
El altar de la santísima tentación
Cuando yo apenas
Conocía el evangelio de los dioses
Y aunque no era santa
Ni llevaba un legado de inocencias
Revelándose
Fue común el deseo,
Y lo saciamos como única salvación
Precisamente aquí
En este ámbito
Donde la maldad resbala y cae
Descubrí en tus besos
La luz de toda mi existencia