Mi verdad es un colofón ardiente
Acosada por tristezas
y golpes
Ya no soy la muchacha loca
Que perseguía pájaros
Y escribía al amor sin rubores
A veces escucho mi nombre
y me parece abstracto
Algo irreverente
fuera de mí
Y trato de indagar quién es su dueño
Quién fue bautizado e inscripto
Bajo este descalabro
Pero el silencio continúa
Cómplice y obstinado
Y regreso confusa
A ese lugar
Donde no se si existo