Llegaste a mí
Lleno de bríos
Y me hice tu cómplice
Transcurrimos por los días
Henchidos
Llenos de luz
Sin advertir el fango
Que nos escoltaba
Aparecieron sombras
Se dilataron frases
Escupiste mi rostro
Dándote al azar
De un cuerpo en otro
Hasta que el frio invierno
Te lanzó nuevamente
Y aquí estas
Repitiendo
El mismo estribillo
Sin melodía armoniosa
Mientras me voy perdiendo
En la espesura
De ruidos y graznidos feroces
Unas veces a hurtadillas
Otras a centelladas
Sin tiempo para redimirte
Ni redimirme
Inevitablemente
El tiempo se nos ha
convertido
En una pecera
Llena de peces muertos