Sé que estas ahí
Aunque mis manos nunca toquen las
tuyas
Ni mi boca pueda de un sorbo
retenerte
Ni siquiera pedirte
Por Dios que no te marches
Sé que estas ahí
Pues presiento tu arrullo
Calmando el desespero
Que provoca
Tu olor a hierba fresca
Tu mirada de ángel
Tu silueta entre las ruinas que me
ahogan
Sé que estas ahí
Siempre a mi diestra
Entre el ruido del mar
En sus olas hambrientas
En todo el despertar de mis anhelos
Aunque nunca descubras
Que éste poema es tuyo
Que en él te estoy diciendo
todo lo que no digo
Y te voy suplicando
La paz para mis sombras sombras.