Cuántos
enemigos
Empecinados
En penetrar
la psiquis
De los
valientes y osados
No conciben
un amor de siglo XXI
Cuando llegamos a la tercera edad
Sin advertir
Que el
espíritu es el mismo
Que ni los
azotes ni las traiciones
Nos quitan la
manera de sentir
Tal vez por
saber lo que queremos
Nos
entreguemos sin prejuicios
Solamente buscando
la belleza interior
Casi siempre
los enemigos
Son aquellos que no tienen ojos
Ni ánimo para
ver
Personas almidonadas
Y con disfraz
encumbrado
Atracadores
de comentarios
Eternos
huésped de la soledad
Burlones
impávidos
De esos que
ocultan los sentimientos
Genuinos
Por complacer
a la prole moderna
Pobres
disparatados
De la
hipocondriaca escena
Ábranse a los
sueños
Penetren la
pubertad de los más primitivos
Chupen del
néctar maduro
Y consistente
No hagan un
pedestal
A aquellos
que solamente
Se satisfacen
Con la novedad
cibernética
Los miembros
intimos fotografiados
Las palabras
escritas
No insertadas
en los oídos vivos
Y enfrenten
al cuerpo
Con la ternura
y elegancia
Del ser
humano
Dios nos hizo
para fornicar
Procrear, y amarnos
los unos a los otros
Cuerpo con
cuerpo
Esencia con esencia
Lo demás es
puro fanatismo