No existo
Para los sentidos repletos de codicia
Para los corazones envueltos en sal muera
Para las lenguas de aguijón
Y los sentimientos de baja monta
No existo
Para aquellos creídos
De Don Juan
Usureros en banca rota
Aspirantes a corpulencia
Comprada en los suburbios
Del descalabro moral
No existo
Para los rufianes del camino
Para los que dan ternura
A cambio de lingotes
Para los que arrastran su miseria
Y su hambre
Y muerden la mano que se extiende
Sin importarles si la herida
Socaba hasta la medula
O se queda tatuada en el mismo centro
No existo
Ni existiré nunca
Para los plebeyos disfrazados
De jueces
Los titulados en la Sorbona
De la ingratitud
Para los que no conocen el amor puro
La sinceridad y la devoción
Para los que andan y andarán sin luz
Abriendo huecos en el camino
Haciendo leño de la buena voluntad
Minimizando a los que le ofrecen la cobija
Porque el frío lo llevan piel adentro
Y no reconocen
Que el calor humano
Es el único que nos salva
