Comenzaron las grietas
En estampida
La flacidez fría y sonora
Deslizándose
Con brazos largos
Y filosos
Un galopar de desánimos agudos
Fue metiéndose entre las
vertebras
Y llego el miedo
Con su siete candados
Espoleando de una manera muy sórdida
El tenebroso miedo
Se anclo junto a la fuente
Donde día a día
Esperaba del fondo
El agua cristalina
Mi pecho
Latía en su alboroto
No encontraba el espejo
Ni la última imagen
Ni la bruja que reafirmara
Me di cuenta que
Que todo se había terminado
Incluyendo los cantos del zorzal
Qué sería ahora
De mis ojos acostumbrados
Mi boca
Mis palabras
Bautizadas bajo una inquisición
Fuera de época
Los martillos sonaban
El timbre del teléfono no respondía
Y era cierto
Estaba muriendo
En la añoranza
Verlo todo grisáceo
Bajo la terrible neblina
Era un síntoma terrible
Siempre le temí al desenlace
A cuando comenzaran a atrofiarse
Las neuronas
Al paso endeble
Más que todo
Al desprecio enquistado
Del viejo calendario
Hice piruetas
E intentos renovadores
Quise ser a gusto
Retomar aquella fiebre
Calmada solamente
Con el bálsamo de un beso
Mis ojos comenzaron a turbarse
Mis oídos a escuchar dilemas
diferentes
Conceptos traídos del mediterráneo
Donde tantas veces hice promesas
Y novenas
Incluso ancle mis pócimas sagradas
Ya nada es igual
Voy y vengo
En Línea o Espiral
Nada se vuelca
No aparecen centinelas
Ni príncipes errantes
Tampoco payasos
O filibusteros
La vida pasa
De repente
Aunque aún juegue yaquis
Duerma con osos de peluche
Y cueste tanto trabajo que me
entiendan
El interior grita
Sacude fuerzas
Quiere someterme
Sabe que
Las mariposas nunca han dejado
De saltar
El único consuelo
Es que
Siento estás ahí
Que estoy aquí
Que la remembranza nos cubre
A la misma hora
Aunque aparentemos lo contrario