Topos y cornetas
Tragándose la píldora
Sin analizar el
sube y baja
Del telón de los
buitres
Recopilando victimas
Con sonrisa
lobuna
Y cantos
medievales
Ascienden por la
cúspide
De lo irreal
Y allí se posesionan
De la parte
madura
Y lanzar la
podrida
A la virulencia
¡Qué perturbada
vida!
Llena de
siniestros mendrugos
Y alfileres en
la nunca
Un lustro más o
menos
No cambia el aluvión
de infames
Todos alimentados
con salmuera
Bautizados en
las aguas putrefactas
Del galeón de
turno
Mientras se
arrastran como reptiles
Las hormigas abren
zanjas
Y trincheras
Para su hombre
siniestro
Que sin piedad
Las agrupa
Bajo sus pies de
siete leguas.