No aparece ni un ápice
De hora buena
Mas bien todas son
Mezquinas, inquietas
Llenas del fuego interminable
Que rompe hendijas y amuletos
Y nos arrastra hacia la perdición
Aunque recemos de pulmón a pulmón
Compartamos el pan y el vino
Arrastremos las rodillas
Sobre el fango
Y la voz sea una gran plegaria
Nacimos para los goces del aguijón
Los colmillos del mandril
Y las patadas verbales
Dicen que a mil kilómetros
Existe una escampavía
Lleno de sostenes y antídotos
Si remas hacia el
De seguro podrás disfrutar del
sortilegio
Y sus relámpagos
Sino
Seguirás postrado
Con el alma iracunda
Clavando el diente
Sin análisis primario
Todos tenemos instintos
Frívolos
Petulantes
Llevemos llagas o no
No importa tener el pecho
Partido en mil astillas
Ninguna punta
Se clavará
En el azogue que nos mira
Llega un momento en que
Somos invisibles
Artillería pesada
Aunque escuches los aplausos
Del pagano
Y mientras nos colgamos a la
reverencia
El catafalco frio nos saluda.