Todo pasa
Menos el dolor intenso
Los clavos y los punzones
Que atraviesan mis intersticios
El corazón se ha convertido en piedra
La humildad en batalla
Y ya no me quedan ojos
Para asombrarme
De los monstruos
Y los mezquinos
Cotidianos
Hilvanando mi candidez
A cada gajo seco
Quien me iba a decir
Que al final del camino
Encontraría la oscuridad perpetua
La falta de amor
La bofetada fría y silente
Que devora sin clavar la dentadura
Yo que me creí
Escultora del decoro
Día y noche
Procreando ángeles y demonios
Que salían sonoros
Entre líneas unas veces
Y otras a boca de jarro
Para escandalizar a los plebeyos
Coronados por la hipocresía
Hoy siento mi obra carcomida
Por lenguas virulentas
Y polillas envidiosas
Golpes a granel
Sobre el pecho desgarrado
De tanto repetirse
Sin darse cuenta
Que el silencio tiene mil lenguas
Pero yo tan solo escucho su vibrar
Nadie entiende
Que busco el escondrijo más profundo
Huyendo de las blasfemias
Y los gritos
Que salen en bandadas de mi interior
Cuando siento
El derrumbe total de mi esqueleto
Expuesto a las garras de la apatía
Que pulula
Frente a mí con las fauces abiertas