Continúo de una retórica en otra
Haciendo lo posible
Por salvar la raíz
A pesar de la ronda diaria
De la muerte
Fertilizo sueños a la realidad
Me imagino dueña de un micro mundo
Intocable
Con características particulares
Veo mi contorno
Lleno de lamparillas
Regalándome su luz
Mascaras rendidas a mis pies
Y el montón de enemigos
Masificados en una muralla
Hasta me siento implacable
Ante los vituperios
Disfrazados de amistad sincera
Voy sobre la cuerda floja
Engalanada de tanta prestancia
Con voz y mando
Expulso la oscuridad
Los viejos fantasmas
Mientras un pasadizo
Me conduce al silencio de Amsterdam
Donde descubro a una anciana- muchacha
Impávida y triste
Sentada frente a un abismo
Leyendo sin cesar
El diario de Ana Frank
Con la mente cubierta
De pinceladas de horror
Cortejada de cadáveres risueños
Hombres que tal vez fueron apócrifos
Príncipes de hojalata, azules, verdes, amarillos
Y los recreo con mis ojos agridulces
Hasta que me interrumpe
La estridente cabalgata
Del monje de la profanación
Con el rostro alucinado
Entre partículas de monasterio y agonía
¿Estaré despierta
O ando por una de tantas pesadillas
Zarpando en mi
pasado?
Toco mi piel ensangrentada
Mi corazón supuestamente erguido
Aclamo a las gaviotas que escoltan mis poemas
Me cuelgo a la herida mas reciente
Y la voz interna me grita sin compasión
Que no soy más que una condenada
Obsesionada
Con que tiene que existir otra orilla
Donde logre encontrar amor y calma.