Qué hacer con esta soledad perpetúa
Llena de semillas a granel
En terreno baldío
Monigotes y payasos
Prejuicios provincianos
Y un montón de blasfemias
Estocándome
El beso de Judas como piraña
La maldad en su lado más poderoso
Y sin fuerzas para soportar la embestida
Me sangra la razón
No puedo detener el cauce
De los vientos de infortunio
La crianza de las ovejas
Convertidas en serpientes
Dispuestas a clavarme el aguijón
No existe compasión
Para mi cuerpo maltrecho
Sadismo e impiedad
Haciendo blanco al mismo centro
Todo porque no existe una herencia
Monetaria
Tan sólo el amor
Lleno de vestigios de ternura
Pero ya eso no vale
La nueva prole
Va rumbo a lo metálico
La época se ha convertido en girón
Para todos los contemporáneos
Solamente nos queda el pequeño espacio
Donde podamos
Apoyar el esqueleto
El manotazo por cualquier equivocación
La irritable blasfemia
Si nos ataca la demencia
Y cada día más incertidumbre
Más silencio
Y el terrible olvido
Trágico y demoledor
Perforando heroicamente cada orificio.
Volver a empezar
Que fácil fuera
Si no existiera la implacable
Voluntad del mundo
Expuesto en la mirilla
Sin dar tregua
A la virulenta lengua
De masacrar quimeras
Al albor no se le permite penetrar mi reino
Mi reino de papeles mustios
Donde arrojo todo mi ser
Entre metáforas y espejismos
Hay quienes me aseguran
Que persigo la utopía
De príncipes encantados
Y carrozas reales
Tontuelos
Inconscientes
Qué saben ellos de mí
Aunque me sacuda en cada poema
Siempre queda
Un enorme pedazo
Con basto raciocinio
Es cierto
Nunca advierto las aspas
Del verdadero molino
Confundo la oscuridad con la luz
Pero nada puedo hacer
Con esta retórica que no se cansa
De echar raíces.
Aunque casi siempre las aplaste
Esa locomotora de inviernos
Que no deja de perseguirme
Que será de mi tiempo amorfo y complicado
Cansado de ultrajar mi corazón
Mientras caen las hojas
En descomunal torbellino