Tenías la boca perfecta
La sonrisa a flor de piel
Cubierta de un néctar mágico
Para mi fe desnuda
Fragante olor
A tierra virgen recién húmeda
Invitándome a la seducción
Manos de ángel
Rodaban por mi piel
Hasta llegar a mis piernas
Entreabiertas
Pero era tan incauta
Que no advertí el aire tóxico
Ni la lluvia cargada de vampiros
Ni siquiera el fuerte golpe en la ventana
A la hora de los atolladeros
Y los pregones de Don Juan.
Aun así me afanaba
Por no perder tu imagen
Ni los abrazos contra el pecho
Atisbando
Mis rincones más helados
Me creía golondrina
Para llegar al fondo
De cualquier cauce
Por eso me pregunte tantas veces
Si sería puro tu azul
Aquella manera tan locuaz
De adherirte a mi locura
Desposeído
Y lleno de estrellas
De repente
El gesto monárquico
Las ofensas emboscadas
Hasta llevarme al
fondo de la desesperación
Tu
Inoculándole lodo a mi corazón
Descarriando mis pensamientos
Opuesto a no habitar
Mis vertebras oscuras
Gritándole a mi ego
El descenso de mis alas.
Así comenzaron los cadáveres
Las ausencias
El témpano interior
Los fantasmas a mansalva
Ya no había relatividad
Solamente atavíos y máscaras
Huidas a boca de jarro
Teléfonos colgados
Y muchas piedras rodando
En estampida
Tenías la boca perfecta
La sonrisa a flor de piel
Cubierta de un néctar mágico
Para mi fe desnuda
Más mi reino
Era una muralla
Construida con poemas y cariño
Y tú buscabas la virtud del topo
Soterrados impactos
Y solamente sombras
Para encubrir tus cuitas.