Ni siquiera sentada frente a ti
Pude descubrir un halito de ternura
Tu mirada de mármol calizo
Renegando y renegando
De toda la turbulencia
Que brotaba de mis poros
Enamorados y obsesivos
Todo lo expuse a tu cognición
Creyendo que en algún momento
Fuéramos dos cuerpos convergiendo
Te llene de confidencias
De virtudes
Mientras tu legión satánica
Juzgaba en mí todos los crímenes
Prohibiéndome brújula y mapa
Para llegar a tus
intimidades
Nunca pasaste de un mimo suplicado
Convirtiéndome en reo
De una planificada lejanía
Donde lentamente me inoculabas
Decepciones
Ni siquiera un estrechón de manos
Merecía
Menos un aliento para el dolor
Porque solamente existías
En mis ojos
Y yo no era más
Que una miserable méndiga
Sin voz para
encumbrar
Tus ambiciones de monarca.