" LOS VIENTOS DE LA RAZON"
ADELA SOTO ALVAREZ
Verán la luz proximamente en
Miami-Florida
" LOS VIENTOS DE LA RAZON" es el título de la novela testimonio que verá la luz en el mes de octubre del presente en Miami . Florida. EUA. de la escritora cubana Adela Soto Alvarez .
Esta novela de corte feminista, donde se pone a la luz una serie de sucesos ocurridos en Cuba durante los años 90, expresa a las claras la realidad de la mujer en un país donde prostituirse es uno de los medios de vida cuando las necesidades azotan a la juventud y la van llevando de la mano a un mundo de oscuridad y fantasías que termina en el más profundo hueco....
"SINOPSIS"
Esta historia se desarrolla en dos provincias cubanas en pleno siglo XX , precisamente en los años 90. El tema social que lleva implícito cae dentro de los cánones de las sociedades totalitarias donde la mujer muchas veces tiene que convertirse en objeto sexual, para poder enfrentar la economía y la crianza de los hijos.
La temática principal toca muy profundamente el jineterismo, la sobrevivencia, y el hastío que provoca la incertidumbre económica. Además el amor frustrado, y la necesidad de afecto cuando nacemos en núcleos familiares discordantes a nuestros criterios, y formas de ver la vida, y ajenos a los parámetros establecidos, de acuerdo al país y las circunstancias sociales que desarrollan al hombre.
El amor como célula fundamental dentro del equilibrio emocional, y la adolescencia llena de sueños irrealizados. El medio como lucha constante, y el desconocimiento a la hora de enfrentar realidades donde lo material toma gran parte del contenido ético y estético de la vida misma.
Elena muchacha dulce, soñadora y adolescente comienza sus pasos por la vida, chocando con realidades que entorpecen su óptica sobre las cosas. En medio de este enfrentamiento conoce a Silvio, quien se convierte a primera vista en el gran amor de su vida, y lucha por ese amor a pesar de la realidad y sus consecuencias.
Es una novela testimonio, llevada a la narrativa con todo el realismo que merece una obra tratada con el objetivo de llevar al mundo la problemática que viven muchas mujeres dentro de una sociedad que las asfixia y arroja a un mundo de vicios, entregas materiales, y donde la espiritualidad pasa a ser una utopía .
La trama comienza en casa de Elena, jovencita de a penas 14 años que vive con la madre, el padre y una hermanito pequeño, y donde la miseria y la violencia intrafamilir son el plato fuerte de cada día.
La madre, mujer sumisa a cuanto capricho se le antoje al esposo. Este un hombre ejemplo vivo del patriarcado, machista, de costumbres mediáticas, alcoholizado, sin empleo, y con infinidad de resquebrajamientos en la moral como cabeza de familia, que por cualquier cosa por simple que esta sea la golpea y humilla delante de los hijos, con el objetivo de que impere su dominio y rebajarle la autoestima.
Por todas estas razones la economía es pésima pues la única entrada en el hogar es la mínima suma de la limpieza de ropa para dos familiar pudientes, que realiza la madre, y alguna ayuda que recibe de Obdulia la hermana de éste.
La trama comienza un día de Reyes, ya caída las 8 de la noche, por lo que Obdulia la hermana de Pedro padre de Elena, llega al hogar como de costumbre a llevarles algunas golosinas y juguetes a los niños.
Cuando llega se encuentra que no han comido y lo único que tienen para la cena es un poco de café recalentado.
Entre discusiones y consejos Obdulia trata de resolver el problema de sus sobrinos y cuñada, pensando que ya su hermano no tiene solución, por lo que le oferta a Maria mamá de Elena un empleo en una cafetería de una amiga.
Maria por miedo al esposo, no acepta, por lo que la jovencita Elena se dispone a resolver el problema de la economía del hogar, y se ofrece para cubrir la plaza en la cafetería.
Obdulia habla con la dueña del negocio para que acepte a su sobrina sin edad laboral, y ésta accede. Se conocen y comienza a laboral con la ayuda de las otras empleadas del lugar.
Según van pasando los días Elena a pesar de su corta edad va descubriendo la realidad de la cafetería, que no es más que un bar con privados para citas, oculto de las autoridades, pero con fachada de comercio alimenticio, aunque se venden bebidas alcohólicas, y muchos hombres la frecuentan de noche.
Un día en que le tocó trabajar hasta pasada las 10 conoció a Silvio, un hombre de 30 años que era asiduo en la cafetería en ese horario, y al verlo se sintió atraída por el joven que en ningún momento la miró con interés, simplemente como una empleada.
A partir de ese día Elena quería trabajar solamente de noche, para ver a Silvio. Se pasaba cada medio minuto mirándose en un espejito que guardaba debajo de la barra, para retocándose el maquillaje.
Para lucir más mujer y más alta, pidió prestados a una de las trabajadoras del bar y con quien hizo buena relación de amistad, un par de zapatos con tacones, los que a duras pena podía controlar, y se le doblaban las piernas al menor movimiento.
Todo esto era observado por un amigo de Silvio, el que se le acercó varias veces provocativo pero desinteresado y recalcándole que era una niña para tanto coqueteo.
Ella no podía pensar que no fuera Silvio el que se fijara en ella, y le dijera aquellas cosas, y comenzó a provocarlo para despertar el interés en el joven.
Varias semanas pasaron entre provocaciones, palabras sueltas, contoneos a su alrededor, pero Silvio no se percataba de la jovencita, ni de su interés tan marcado por él.
Una noche en que ya no pudo soportar más ser ignorada por Silvio, aprovechó que estaba en tragos y lo incitó poniéndole en tela de juicio la hombría, y casi obligándolo a que la llevara a su hogar.
Silvio a muchas empujaderas de los amigos de barra aceptó sin mucho interés pero para no quedar mal ante los criterios de sus socios y de la propia joven.
A mitad de camino el trató de hacer el papel de hombre y la enamoró. Ella extasiada por él se entregó a Silvio sin pensar en consecuencias, y él pensando que era una de las tantas jovencitas acostumbradas al sexo con el hombre que les atrae, no tuvo reparos en nada.
Cuando terminaron supo que era virgen, y que por primera vez tenía relaciones con un hombre. Se alarmó de sobremanera, y le confesó que el era casado con dos hijos y que no pensaba dejar a su familia, además no la amaba, solamente había estado con ella para complacerla y que a partir de ese momento no le volviera a dirigir la palabra.
Así lo hizo, pero Elena moría diariamente de Amor por Silvio. Un día supo que estaba embarazada, y corrió a decírselo pensando que esa noticia podía hacerlo cambiar. Pero el dudó y la despreció mucho más, negando que pudiera ser cierto lo que le decía, pues solamente había estado con ella una sola vez.
Varias discusiones se suscitaron sobre el asunto, incluso intervino una amiga, la tía, y otros que la apreciaban, pero Silvio desapareció y nunca más quiso saber de ella.
La jovencita continúo trabajando mientras el embarazo comenzaba, pero a partir de que el vientre aumentaba de tamaño la dueña le pidió dejar el empleo.
Desesperada y sin encontrar trabajo en ningún lugar por su estado de gestación comenzó a realizar trabajos de lavandera desde el hogar. Pero los ínfimos pagos no le alcanzaban ni para comer.
Llegó el parto y se agudizaron los problemas para Elena, que a partir de ese momento tenia que enfrentar la crianza de un pequeño sin experiencia y economía.
Aun así siguió la lucha por la supervivencia y enfrentando una realidad muy dura para su edad y educación, por lo que comenzó a frecuentar a diferentes hombres que por un plato de comida para el hijo la utilizaban sexualmente.
Asqueada de su vida, y miseria, y debatiéndose diariamente con sus ideas estaba cuando vino a visitarla una de las antiguas amigas de la cafetería, la que después de asegurarse de la desdicha de la jovencita y la carencia de sus necesidades más perentorias, le ofreció irse a trabajar a la ciudad a casa de una mujer que las ayudaba a conseguir turistas, y pagaba bien por esos servicios.
Elena después de pensarlo muy bien, siguió los consejos de la amiga, y sin decir la verdad a sus padres, viajó a la capital a un supuesto trabajo de secretaria.
Al llegar fue instruida para el negocio de la prostitución por una experta en cacería humana. Allí recibió ropa, calzado, comida, medicamentos, y estancia, además de un curso de cómo, con quién, y qué hacer.
Trato de no pensar en lo que hacía, y aunque el asco la dominaba, seguía empecinada en poder ganar lo suficiente para poder criar a su pequeño hijo. Pero too le iba muy bien hasta el día en que la amiga, le propuso hacer un montaje para un video, donde debía hacer pornografía con otras mujeres.
Un miedo profundo a lo desconocido se apoderaron de ella, y se marchó de aquel lugar sin despedidas.
De regreso a su provincia comenzó nuevamente a frecuentar a vendedores de viandas, bodegueros, y campesinos, a cambio de sexo por un poco de arroz, frijoles, u otro producto. Consiguió un empleo de limpia pisos en un hospital pero no le alcanzaba ni para comprar la leche del hijo.
Una tarde comentó con una amiga lo decepcionada que estaba con la vida que le habia tocado, y ésta le sugirió que demandara a Silvio ante la ley para que reconociera al niño y le pasara la manutención
Elena vio los cielos abiertos ante este consejo y así lo hizo, demando a Silvio ante la ley, y en menos de un mes ya se celebraba el juicio con prueba de paternidad en contra del padre de su hijo.
Pero las cosas comenzaron a agravarse, pues a causa de esta demanda, le pasaron una orden a Silvio de pagar todo lo no aportado durante dos años, edad que tenía el niño, por lo que de su ínfimo salario le pusieron a descontar una suma considerable, además la esposa e hijos se enteraron y se rompió el matrimonio y la comunicación con los hijos.
Silvio ante tantas perdidas, y sin sentir por Elena ni su hijo el menor aprecio, quiso vengarse de la jovencita, y comenzó su plan de atracción tardía.
Su primer paso fue visitar a Elena en paz y armonía, y pedirle le dejara ver al niño, seguidamente planeo enamorarle y pedirle matrimonio, a lo cual Elena aceptó emocionada y depositando en el hecho todo el amor que sentía y aun tenia guardado.
Así estuvieron por más de tres meses, de halagos, salidas, sexo, atenciones a granel con el pequeño y cuando todo parecía una perfecta conformidad, planeo un viaje a casa de unos amigos.
Como era de esperarse Elena quiso ir con él y llevar al pequeño, pero el se opuso y después de una negativa muy bien argumentada y preparada, aceptó que fuera ella sola y dejara al niño al cuidado de la madre.
Por el camino todo parecía marchar muy bien, ya pasada la civilización se adentró en unos terraplenes sin dirección fija, a la vez que trató de mantenerse todo el tiempo en silencio, a pesar de las insistencias de Elena en qué le dijera a dónde iban.
Al intrincarse en el lugar más espero, se bajó del vehículo fingiendo una rotura del carburador, y cuando ella trato de ayudarlo, sacó un puñal y comenzó a apuñalarla hasta derribarla sobre el fango.
Asqueada de su vida, y miseria, y debatiéndose diariamente con sus ideas estaba cuando vino a visitarla una de las antiguas amigas de la cafetería, la que después de asegurarse de la desdicha de la jovencita y la carencia de sus necesidades más perentorias, le ofreció irse a trabajar a la ciudad a casa de una mujer que las ayudaba a conseguir turistas, y pagaba bien por esos servicios.
Elena después de pensarlo muy bien, siguió los consejos de la amiga, y sin decir la verdad a sus padres, viajó a la capital a un supuesto trabajo de secretaria.
Al llegar fue instruida para el negocio de la prostitución por una experta en cacería humana. Allí recibió ropa, calzado, comida, medicamentos, y estancia, además de un curso de cómo, con quién, y qué hacer.
Trato de no pensar en lo que hacía, y aunque el asco la dominaba, seguía empecinada en poder ganar lo suficiente para poder criar a su pequeño hijo. Pero too le iba muy bien hasta el día en que la amiga, le propuso hacer un montaje para un video, donde debía hacer pornografía con otras mujeres.
Un miedo profundo a lo desconocido se apoderaron de ella, y se marchó de aquel lugar sin despedidas.
De regreso a su provincia comenzó nuevamente a frecuentar a vendedores de viandas, bodegueros, y campesinos, a cambio de sexo por un poco de arroz, frijoles, u otro producto. Consiguió un empleo de limpia pisos en un hospital pero no le alcanzaba ni para comprar la leche del hijo.
Una tarde comentó con una amiga lo decepcionada que estaba con la vida que le habia tocado, y ésta le sugirió que demandara a Silvio ante la ley para que reconociera al niño y le pasara la manutención
Elena vio los cielos abiertos ante este consejo y así lo hizo, demando a Silvio ante la ley, y en menos de un mes ya se celebraba el juicio con prueba de paternidad en contra del padre de su hijo.
Pero las cosas comenzaron a agravarse, pues a causa de esta demanda, le pasaron una orden a Silvio de pagar todo lo no aportado durante dos años, edad que tenía el niño, por lo que de su ínfimo salario le pusieron a descontar una suma considerable, además la esposa e hijos se enteraron y se rompió el matrimonio y la comunicación con los hijos.
Silvio ante tantas perdidas, y sin sentir por Elena ni su hijo el menor aprecio, quiso vengarse de la jovencita, y comenzó su plan de atracción tardía.
Su primer paso fue visitar a Elena en paz y armonía, y pedirle le dejara ver al niño, seguidamente planeo enamorarle y pedirle matrimonio, a lo cual Elena aceptó emocionada y depositando en el hecho todo el amor que sentía y aun tenia guardado.
Así estuvieron por más de tres meses, de halagos, salidas, sexo, atenciones a granel con el pequeño y cuando todo parecía una perfecta conformidad, planeo un viaje a casa de unos amigos.
Como era de esperarse Elena quiso ir con él y llevar al pequeño, pero el se opuso y después de una negativa muy bien argumentada y preparada, aceptó que fuera ella sola y dejara al niño al cuidado de la madre.
Por el camino todo parecía marchar muy bien, ya pasada la civilización se adentró en unos terraplenes sin dirección fija, a la vez que trató de mantenerse todo el tiempo en silencio, a pesar de las insistencias de Elena en qué le dijera a dónde iban.
Al intrincarse en el lugar más espero, se bajó del vehículo fingiendo una rotura del carburador, y cuando ella trato de ayudarlo, sacó un puñal y comenzó a apuñalarla hasta derribarla sobre el fango.
Allí a pesar de sus suplicas y los llamados a la conciencia terminó con el cuerpo de la jovencita a la vez que le confesaba que hacía todo aquello porque nunca la quiso, ni estaba en sus planes, y mucho menos quería tener aquel hijo que ella le impuso. Además por su culpa había perdido a su familia.
Esta novela se narra en primera persona, y desde la muerte, llevando a colación la existencia después del ascenso espiritual, e involucrándola con la parasicología, y otras ciencias universales...
FRAGMENTOS.
“AMAR ES TAN SENCILLO ...TAN SIN SABER PORQUE”
Capítulo I
Si la vida fuera un libro haría todo lo posible por regresar a la primera página, y borrar todas las cuartillas que hablan de mis penas. Después buscaría un final más feliz, pero desgraciadamente estas cosas son imposibles, por eso es que nos pasamos todo el trayecto haciendo planes y proyectos, que cambian en el transcurso de los días, y nada podemos hacer para evitarlo.
Por ejemplo, en estos momentos en que comienzo a narrar mi historia, me doy cuenta que Silvio fue la deuda que tenía que saldar con la vida, pues para amarlo con tanta pasión, sin pensar en otra cosa que no fuera mi amor por él, tuvo que ser una cuestión de antaño.
Tal vez en alguna de mis vidas fui una de esas mujeres que buscan y buscan y no encuentran. Quizás alguien me amo y no le correspondí. Pero de lo que sí estoy segura es qué a pesar de la desdicha, logré al príncipe azul que todas llevamos dentro.
Silvio fue para mi el amor vehemente y puro, por eso no pensé en consecuencias, ni siquiera el futuro fue importante. Pero las leyes de la vida son muy diferentes a lo que uno siente, así como las normas y conductas sociales, además del prejuicio y el machismo que heredamos, que matan la belleza de lo natural, y lo divino, y nos hacen buscarnos tantos problemas.
Pero a pesar de todo esto, estoy segura que desde la primera reencarnación éste anhelo de amor estuvo dentro de mí, pues no recuerdo haberlo materializado en ninguno de los cuerpos que estuvieron a mi paso.
Por todo esto y las preguntas que me hago sin respuestas, es que estoy segura qué fue la única vez que mi sueños se hicieron realidad, precisamente en la quinta ocasión de ser materia de mujer, o mejor dicho, muchacha adolescente y con muy breve tiempo sobre el terreno.
Cuando sucedió no había alcanzado la mayoría de edad, y aunque fue un amor muy mal correspondido, puedo decir sin temor a equivocarme, que lo inhale con tanta fuerza, que me siento dichosa, pues no todas las personas tienen este privilegio.
Pienso que al que no le dan la posibilidad de sentirlo, se ha de sentir como si navegara en las tinieblas, con la razón y el pecho vacíos.
Esta vez fue la más feliz y la más desdichada de mi reencarnación. En otras no recuerdo lo que fui, porque los que saben muy bien de estas cosas dicen, que uno viene a la vida en distintas formas. Hombre, mujer, y hasta animal....,¿qué gracioso eh?,...Inclusive que arrastramos las deudas pendientes y las purificamos cada vez que somos materia.
El resto del tiempo la pasamos vagando en el espacio, en espera de poseer la próxima existencia, o la próxima víctima, porque realmente nadie sabe lo que le espera cada vez que reencarna en un nuevo cuerpo.
Si nos dieran libre albedrío para renacer, estoy segura que todos buscaríamos la perfección del alma, pero no es así, nos envían al cuerpo que nos toca y sin exonerarnos de la jaba de conflictos.
Muchas veces le he dicho a los que me acompañan en el limbo, que sería preferible quedarse como viento, así todo lo vemos y nadie nos atrapa. Pero nunca quisiera que me pasara lo que a Aniuska que después de ser princesa en dos ocasiones, el resto regresó como mendiga y pasó las angustias que le tocaban y que no le tocaban. En esto se le fue la mano al jefe del espacio, al que nos guía como manadas de espíritus.
O como le pasó a Francisco de Jesús, que tuvo que ser perro durante toda su estancia en la tierra. A ese sí que no le dieron otra oportunidad. Tal vez tenía muchas deudas, o quién sabe, si fue un ladrón o un asesino.
Muchos dicen que maldecía a los animales y un día sin motivo ahorcó a un pobre perro vagabundo que se ovilló en su puerta en busca de protección, por eso quizás fue el castigo.
Claro que peor le fue a Hugo Carrillo que por ser tan malvado, lo enviaron mutilado de manos y pies, y tuvo que purificarse en un sillón de ruedas.
Dicen que fue torturador, un ser sin escrúpulos, ni humanidad y su mejor hazaña era mutilar en los campos de concentración de Hitler a los prisioneros de guerra.
Nadie lo quiere creer pero la realidad de la existencia es ésta, reencarnar y reencarnar hasta quedarnos limpios, sin machas de pecado en el cuerpo y en la mente.
Dicen que cuando saldamos la deuda, entonces todos seremos merecedores del Paraíso. Por esta afirmación es que imagino que el edén ha de ser la blancura del alma de cada individuo, el estado de Buda que nos permite vivir sin pasados, ni futuros, solamente amando el presente y desposeídos de todo rencor.
También aprendí que en la vida existen dos tendencias contrapuestas, el mal y el bien. Sin las dos no habría desarrollo, miren si es así que existen siempre dos cosas contrapuestas,
Verano, e Invierno, Paz, Infierno, Frío, calor, Amistad enemistad. Lluvia, sequía, Hembras y machos. Que ocurrente…, y la creencia y la duda, que no nos deja ni un sólo momento de tranquilidad.
A causa de esta filosofía de la vida es que muchas veces me encuentro en un callejón sin salida con eso de las creencias, porque verdaderamente todo lo creo y nada creo. Soy peor que Santo Tomás que tuvo que ver para creer, según dice la Biblia.
Yo sé que nadie debe hablar de otra persona, y mucho menos yo que tengo tantas cosas pendientes en mi tejado de vidrio, y aunque lucho incansablemente por algún día regresar diferente, por lo menos sin el alma enferma de tantos enfrentamientos con la maldad y sus seguidores; aunque si les dan por ajustarme las cuentas, todas las torpezas que cometí y cometo todavía, nadie me quita las pailas de aceite caliente que merecen los que van para el infierno.
Lo cierto fue que ante tantas desgracias existenciales desde mi nacimiento, hija de una mujer sumisa, dominada por mi padre, y llena de costumbres serviles, y machistas, y de un hombre borracho, o demente, sin equilibrio económico, ni raciocinio para saber de daños o afecciones psicológicas en los menores, apareció un día de mi adolescencia tía Obdulia la que a pesar de no soportar la vida que se trazó su hermano, mi padre, de ves en cuando aparecía con alguna ayuda financiera, para que pudiéramos enfrentar la hambruna que nos roía de pies a cabeza.
Jamás se me olvidará esa noche de invierno. Soplaba el viento tan fuerte que los ventanales parecían quebrarse de tanto tintineo. Hacia varios días que la lluvia no cesaba, y el observatorio nacional no emitía otro diagnostico que no fuera, el continuo descenso de las temperaturas.
Quejarse no era lo más oportuno, porque en mi humilde hogar ya ese sonido era costumbre, y hasta llegó a convertirse en el pan nuestro de cada día.
Por suerte mi vivienda estaba alejada del resto del caserío. Dicen que mi padre lo prefirió así, aunque nunca supe las verdaderas causas, pero me pareció bueno, pues así los vecinos no se enteraban de nuestra mala vida, ni de las continuas palizas que propinaba contra mi madre cada vez que se le terminaba el ron o sentía apetito.
La realidad de mi hogar era difícil, tanto que mi cerebro se iba y venía ante cada estocada, palabras obscenas y el intrépido ruido de los calderos contra las paredes. Así también pasaban las estaciones, y mi deseo de que llegara la noche para caer rendida sobre el lecho, pues dormida el hambre azotaba menos, a pesar de las constantes pesadillas.
Recuerdo que de pequeña cada vez que comenzaba la función de violencia familiar, me escondía debajo del camastro, o me escurría detrás de la percha, con los ojos tan abiertos que después sentía dolor en los músculos faciales de tanto esfuerzo y miedo.
Ya cuando nació mi hermanito todo era diferente, porque para evitar las embestidas me la pasaba meciéndolo en la hamaca, que por suerte mi propio padre amarró en un desenfreno, con la botella de ron, debajo de los dos cocoteros que mi abuelo sembró junto a la batea. De lo contrario creo que no hubiera llegado a la adolescencia sin que me diera un sincope de terror.
CONTINUARA......