ENTREVISTA LOS AZOTES DEL EXILIO NOVELA

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TRADUCTOR

DEDICADO A MIS PADRES

Friday, March 31, 2006

DOS ESCRITORAS CUBANAS EN EL EXILIO.

ADELA SOTO Y DIANA MARGARITA CANTON
EN MIAMI

La amistad cuando es sincera cruza por encima de cualquier obstáculo, se sobrepone a la envidia, a la calumnia, a la ponzoña venenosa, y se abre a la hermandad por sobre todas las cosas.



Adela Soto Álvarez y Diana Margarita Cantón, se conocieron en el Taller Literario Sindo Garay de la ciudad de Pinar del Río, allá por los años 80.
Amantes de la investigación y la justicia, comenzaron a escudriñar la sociedad que les toco vivir enfrentando a amigos y enemigos, pero aun así tuvieron la valentía de plasmar en cada verso o narrativa el más fiel testimonio de su andar por la vida y siempre en busca del bienestar de sus hermanos.
En esta misma época fundaron el grupo literario que llevó el nombre Cazadores de Sueños junto a otros poetas y escritores, algunos fallecidos, otros exiliados y el resto en espera de la paz que tanto necesitan.
Premios y menciones, provinciales, nacionales, e internacionales otorgados en diferentes certámenes de poesía y narrativa han engalanado los currículo de estas dos cubanas, nacidas en el siglo XX en la Perla de las Antillas.

Un buen día decidieron enfrentar la iniquidad y sin pensarlo dos veces convirtieron su pluma en armas de combate. Causa suficiente para que a partir de este momento fueran reprimidas, acosadas, vituperadas y perseguidas por el poder, quien trató de minimizarlas y borrarlas de la historia de las letras.
Pero como toda maldad aunque impere perece, el tiempo demostró el inmenso caudal que las caracteriza y hoy continúan describiendo la verdad y la belleza, desde la depresión o la nieve, desde la tempestad o la primavera, pero siempre para el disfrute del conocimiento.
Como escritoras, poetas, periodistas, en fin investigadoras empedernidas de la realidad cubana, han transitado por muchos géneros literarios, históricos y sociales, con el único objetivo de qué a través de sus testimonios el mundo conozca al país que las vio nacer, y un día ante tanto hostigamiento, las vio alejarse en busca de un futuro mejor.

Diana y Adela, en estos momentos sobreviven con sus hijos, padres y esposos de la nostalgia que provoca en el hombre abandonar la madre patria, pero a pesar de esto continúan dando cada día lo más bello de sus sentimientos, así como cada metáfora que surge de sus itelectos es un destello de esperanza y de infinito deseo de que un día no muy lejano el mundo alcance ese manto de armonía que precisa.

Una reside en Miami y la otra en Boise, las dos en Los Estados Unidos de America, a miles de millas de distancia de su tierra, pero aun así mantienen el amor por sus ancestros, por sus palmas, sus ríos, sus valles, y por cada hombre y mujer que sigue la lucha a pesar de la problemática mundial que oprime las mejores ideas.

Jehová su dios, las guía por esta nueva senda, sólo el sabrá cual es la causa y el propósito .

Tuesday, March 28, 2006

UNA MUJER EN LA JUNGLA



UNA MUJER EN LA JUNGLA. O LA REALIDAD DEL INTERNACIONALISMO.
(Capitulo de la novela el Imperio de la Simulación)

Por: Adela Soto Álvarez

El tiempo transcurría veloz e impredecible y yo seguía alimentándome de ruidos, consignas, criterios machistas, prejuicios y mucho miedo, tanto que el corazón me parecía sacudido por un sismo.

Comenzaba el año l975 en mi Cuba esclavizada, cuando conocí a Miguel que acababa de graduarse en el Instituto de la Moral como abogado.

Era un joven intachable, de buena familia, cariñoso, decente y sobre todo acorde con los principios que imperaban en la isla.

Era un militar de pies a cabeza y esto lo exoneraba ante mi familia, pues en esta época para tener moral tenías que estar integrado completamente a todas las organizaciones políticas y de masas y de vez en cuando sujetarle la pata al mago en las reuniones cederistas, de lo contrario eras contrarrevolucionario, y dentro de esto, homosexual, delincuente, vende patria, vago, jipi, lacra o cuanto adjetivo se le antojara a la nueva clase, lo que era lo mismo que no tener derecho a nada, ni siquiera a que una muchacha lo mirara, o cuando menos no merecías para ellos ni el aire que respirabas.

Estuvimos seis meses de romance, llenos de ilusión y amor. Sin pensarlo llegó la boda ¡qué feliz me sentía!. Mis abuelos lograban el sueño de no verme con una barriga a la boca o con un niño en los brazos seducida y abandonada.

Mamá y papá se quitaban una responsabilidad de encima con el veleteo y el cuidado de la pureza virginal, además de adquirir mucho más respeto y confiabilidad en el barrio, porque su hija se casaba con un militar.

Pero como todo tiene un destino prefijado nuestras vidas iban sobre rieles sin darnos cuenta del tan alto precio que tenía la felicidad.

Entonces fue cuando a Miguel y a mi nos dieron la tarea de cumplir con una misión el la Selva Amazónica donde el diablo dios las cien voces y nadie lo oyó y donde ninguno de los dos imaginamos cuantas sorpresas nos esperaban.

Felices y dispuestos ante la decisión y creyéndonos muy importantes por estar dentro de los elegidos para la tarea, nos pasábamos las horas haciendo planes futuros como es costumbre en los enamorados.

No veía la hora de subirme al avión y volar muy alto junto a Miguel mi gran amor, mi querido esposo.

Este viaje para mi era el mejor estímulo que me daba la vida, y así llegó el día tan esperado, así también marchamos llenos de fervor patriótico a defender otros parajes del mundo, junto a Ramón, Martha , Olguita y José Alfaro, entre otros, creyéndonos dueños del universo y de la victoria.

Nuestros ideales aún estaban intocables. Éramos tan jóvenes, tan inocentes, tan necesitados de promoción.

Nos habían entrenado para eso, con varias dosis de mentiras y grandes porciones de ideologías impuestas, entre un futuro inalcanzable y el compromiso moral de ser mejores cada día en el cumplimiento del deber.

Nada nos importaba que no fuera cumplir, el orgullo invadía nuestros pechos, y yo me sujetaba al brazo de Miguel anhelante.

Recuerdo que lo hice con tanta fuerza que logré lastimarlo. El me pidió calma, después me acarició comprensivo, sin dejar de susurrarle a mi ingenuidad sus palabras más dulces. Sabía que yo aún soñaba con viajes fabulosos, reyes magos, hadas madrinas y milagros increíbles.

Era el catorce de noviembre de aquel día de despedidas familiares, proyectos e ilusiones, además del alto humanismo que nos llenaba por dentro y por fuera. Nos temblaba la voz mientras el avión se deslizaba entre las altas nubes, y detrás quedaba nuestro terruño y nuestras costumbres más arraigadas.

Al cabo de un tiempo ya estábamos en la Jungla. Allí nos esperaban los de la misión armados hasta los dientes. Sin mucho protocolo nos subieron a un carro blindado que se deslizó a tal velocidad, que no puede apreciar la distancia que había del aeropuerto al lugar de residencia.

El pecho me latía con tanta fuerza y repleto de todo el orgullo del mundo. Lo único que no se apartaba de mí era la idea de implantar en aquel lugar desconocido un reino de paz, y dar la vida por todo el que la necesitara, a la vez que me invadía por dentro y por fuera la enorme sensación de ser Juana de Arco, Diosa del Olimpo, Dueña de todos los poderes, Heroína de todas las batallas”en fin una mujer para respetar.

Allí se nos explicó lo relacionado con nuestros deberes militares, el dormitorio de cada cual, las funciones laborales, y miles de advertencias más sobre los habitantes del lugar, o mejor dicho los oriundos de la selva, porque habitantes habían de todas partes del planeta.

El principal objetivo era prohibirnos las relaciones cordiales con los africanos. Cosa que no podía entender, pues en mi país lo único que se hablaba era de hermandad, y que debíamos ser solidarios con ellos. Después supe la verdad, supe que aquellas mujeres con los hijos a cuestas y las tetas a la cintura nos odiaban sin compasión.

Solamente éramos carne de cañón, nos habían enviado para encumbrar protagonismos e intereses personales y políticos.

Aún lo recuerdo con detalles y siempre acude a mi memoria como experiencia inolvidable el primer día de trabajo, que ni por ser el primero tuvimos descanso.

En aquel lugar todo era hacer y hacer, entre emanaciones de gasolina, el olor a muerte, a mutilados, heridos, disparos, explosiones, aviones y cohetes. Los proyectiles parecían sacarle esquirlas a la tierra y la impotencia devastaba los causes de la sensatez.

Era increíble ver como caían a diestra y siniestra los hombres destruidos por las bombas que no le pertenecían, pero nadie se arrepentía, en ese momento llevábamos en la frente y en el miedo un ideal legítimo y patriótico. Éramos guerreros cubanos, valientes y ciegos guerreros cubanos…

Había que cumplir, era la palabra de orden y los militares no discuten, acatan las disposiciones por duras que sean. Había que cumplir con el deber y el tiempo establecido, el qué se rajará era un traidor y si eso pasaba era preferible morir que regresar a la patria.

Si lo hacías te esperaba una represión eterna, un castigo eterno, serías escoria para los demás, un guiñapo, la peste misma, y con esto la muerte espiritual del arrepentido y toda su familia. Y digo así porque lo pude comprobar con mi amigo José Alfaro.

El se arrepintió y se ametralló el vientre creyendo poder calmar la inconformidad, y de esta forma provocar su traslado al país, sin acusaciones ideológicas.

El inocente de mi amigo creyó en la suerte y ésta lo traicionó. Creyó saber más que los espías de turno, que tenían la mejor red de inteligencia de esos tiempos y sucumbió en la desdicha. Sólo fue un cuerpo desnudo flotando en su propia batalla, solamente pudo acumular lágrimas en el fondo del más negro de los fosos.

Por eso un día me contó que lo hizo por no poder soportar los rigores de la guerra. No por cobardía ni miedo, pero nada resolvió con esa locura, solamente poner en peligro su vida y quedar relegado para siempre en su propia tierra. Y eso era lo que más le dolía, tener que por esa causa aprender a vivir con herrajes, oculto detrás de las columnas y sin encontrar compresas para aliviar su herida.

Al principio nadie supo la verdadera historia, pensaron en un atentado de las tropas enemigas, pero el calló y nada dijo, dejó que lo engalanaran como héroe siguiéndoles el juego. Dicen que hasta le rindieron tributos ante la estatua del apóstol y la prensa nacional lo sacaba a diario en sus páginas, y su foto en la primera plana, y su voz en todos los medios de difusión masiva y José Alfaro ejemplo de patriotismo y el pecho lleno de medallas por el deber cumplido.

Pero como bajo y tierra no hay nada oculto un emisario del mago averiguó la realidad de lo acontecido en la Jungla, además de los cornetazos de los que presenciaron el disparo y al cabo de ocho meses el inmaduro de mi amigo José terminó como disidente tras las rejas de una penitenciaria, posteriormente pasó al estatus de exiliado en la Florida.

Habían pasado varias semanas de nuestra llegada a la Jungla. Hasta ese momento no había pensado en la forma en que me miró el jefe. Tal vez no advirtió mi desprecio por sobre la mirada codiciosa que me clavó en el momento en que arribe ante sus órdenes, pero lo miré así para que no se equivocara.

Aunque no tenía experiencias sobre asedios de ese tipo, ni de otro, mi intuición me avisó de su apetito carnal, estaba casi segura que si no tomaba mis medidas de precaución iba a tener grandes problemas con él.

Conocía por otros, que los jefes son casi todos prepotentes, autoritarios y abusadores con los subordinados. Les gusta poseer a todas las mujeres, sean quien sean, y lo logran valiéndose de las peores bajezas.

Se creen superiores por su cargo y rango y como en la vida militar nadie puede rebelarse ni discutir con el jefe aunque se orine en la cama, traté de hacer lo posible por evitar un enfrentamiento.

Este señor a que me refiero era grueso, forzudo, de mirada inquisidora y calculador en todo momento.

Sus pequeños ojos de color oscuro y rasgos asiáticos eran el más fiel reflejo de la prepotencia masculina, que aunque la trataba de ocultar detrás de unos gruesos cristales a causa de su afección miope, sus diabólicos destellos chocaban con la perspicacia femenina.

Usaba pantalones muy estrechos que lo hacían lucir mucho más gordo. Su regordeta barriga siempre la exhibía a pesar de llevar la camisa por dentro. Era de modales rudos sobre todo antes de dirigirse a cualquier subordinado. Se le veía pasearse de un lado para otro rascándose la barbilla y premeditando la grosería que iba a lanzar antes de embestirlo con sus órdenes, y aunque imponía los criterios en voz baja, terminaba sarcástico y dando golpes sobre el buró como un animal salvaje.

A mí desde el primer momento me inspiró repulsión, después fue cuando me invadió el miedo. Les aseguro que era un animal muy peligroso y aferrado a sus intereses.

Eran las diez de la mañana de ese día que no quisiera recordar. Todos estábamos expuestos al olor a pólvora, a disparos, gorriones, e impotencia cuando llegó la noticia de que había decidido el mando superior, mandar a mi querido esposo Miguel al Sur de la Jungla a cumplir con una misión muy especial.

Casi me infarto al saberlo, pero ni Miguel ni yo teníamos poder para evitarlo. Allí estábamos para cumplir órdenes y mi pobre esposo sólo sabía cumplir órdenes y así marchó con su ideal patriótico coronando su frente y dejándome sin saberlo en manos de un malvado y ladino Simio, prepotente y despiadado.

Continuará….

UNA MUJER EN LA ....

Sin poder recuperarme del golpe estuve por más de quince días, pero, tenía que reponerme rápido y continuar con la vida, no me quedaba otro remedio.

Entonces traté de refugiarme en Ramón el mejor amigo de Miguel, nos llevábamos muy bien y teníamos muchas cosas en común, al igual que Olguita que aunque era un poco introvertida y nunca se sabía de qué lado estaba, era mujer y podía ayudarme a pensar.

Después supe que de nada me servirían sus consejos pues el ladino jefe con la mayor de las astucias y aberraciones comenzó su plan de asedio, tratando de babearme como una serpiente venenosa, con gestos caritativos y comprensiones nunca sentidas, a la vez que me brindaba toda la ayuda que necesitará.

Como es de suponerse jamás le acepté nada, pero él no dejó de insistir, era demasiado orgulloso para soportar mi constante desprecio, y ante mis negativas preparó un nuevo plan captura, pero está vez mucho más macabro, sin límites, ni escrúpulos.

Lo primero que hizo fue cargarme de trabajo incoherente .Me hacía repetir cuartillas tras cuartillas, que después veía en el cesto de los papeles. Otras veces me encomendaba trabajos por jornadas enteras a cualquier hora del día o la noche. Cuando menos lo esperaba me ordenaba revisar panfletos y libros sin ningún fin, todo esto para después desenmascarar su verdadero objetivo.

El reloj seguía parcializado con el jefe, y yo agotada, extenuada, al borde del precipicio
Las ojeras me llegaban a la cintura, dentro de una demacración muy marcada. A penas comía, y el miedo haciendo todo el tiempo blanco en mi psiquis.

De Miguel nada sabía, ni una carta, ni un recado, ni una paloma mensajera que me trajera algo de él, y el Simio disfrutando mis desgracias.

Ni un sólo momento me dejaba en paz divirtiéndose con la tortura psicológica a que me había sometido, y pensando que ante la incertidumbre y la soledad iba a ceder, por eso mi rebeldía lo ponía mucho más agresivo, hasta llegar a hacerme la vida imposible.

Me marcaba el tiempo de almuerzo y si me pasaba de un minuto me lo sacaba en cara delante de todos. Si iba al servicio sanitario más de dos veces, decía que lo hacía para no trabajar. Se metía si hablaba con cualquier que fuera mujer u hombre, estaba al tanto hasta de mis menstruaciones, qué día me tocaba, si estaba próxima, en fin me comenzó a volver loca.

Las noches en aquel lugar para mí eran interminables. Contaba las estrellas una a una para poder dormir, pero nada, Morfeo también se alió al jefe y nunca dejó que el sueño me llegara en tiempo y forma.

Trataba de pensar en el regreso de Miguel, y yo resucitando entre sus brazos. Imaginaba sentir sus manos tibias como un bálsamo divino posándose en mi atribulada cabeza, en mi frente, calmando con su presencia el injurioso tiempo que me había tocado vivir sin él.

Otras veces lo apresaba entre mis recuerdos para poder llenarme de fuerzas y poder resistir las aguas envenenadas que bañaban mi silencio. Su voz me llegaba desde la distancia como un amuleto que me permitía estar viva. Me pasaba hora y horas hablando con mi amado a solas conmigo, y le contaba mis penas aún sabiendo que no podía escucharme. Pero necesitaba desahogarme con alguien, me sentía muy mal, muy descompensada, muy sola.

La sicopatía morbosa del Simio me ponía los pelos de punta cada vez que pensaba que al otro día tenía que regresar a la oficina a soportarlo un día más.

Tal vez estaba loco y nadie lo sabía, quizás era un aberrado sexual oculto tras el uniforme
y los grados militares, y como era oficial de primera línea, nadie reparaba en esas deformaciones de su personalidad , pero de lo que sí estaba segura era de qué detrás de su mirada aparentemente tranquila escondía un destello de maldad, que aunque indescifrable existía.

Quería huir, pero a dónde, quería convertirme en viento, sal, arena, desaparecer de su mirada y mando, pero la realidad volvía con sus fuertes puños a golpearme una y otra vez.

Muchas veces me sentí entre dos muros sangrando sin amigos, perdida en un pedazo de tierra desgarrada.

Allí hasta la luna era distinta. Todo se me antojaba una enorme hoguera entre viejos rones, inconformidad, y cuerpos tan crudos que no dejaban de gemirle los huesos.

Por eso a cada rato iba a refugiarme entre el grupo de supuestos ateos, los que abrazaban el fusil y llevaban el crucifijo y la esfinge de la santa sumergida en lo más profundo de sus bolsillos.

Con estas personas era con los únicos que se podía estar cerca, por lo menos no criticaban, solamente reflexionaban lo asfixiante del mundo real, y se metían en su idealismo superior, inventariado todo el acontecer y haciendo lo posible por sacarme del pecho lo que imaginaban pero nunca supieron.

Muy pocos sabían de este grupo, porque ellos se ocultaban hasta de su propia sombra para rezar todas las noches, el ave maría que les calmara el miedo, y pedirle a dios el fin de la guerra.

Una tarde cuando terminé la jornada laboral y con muchos deseos de morir pensé que era mejor hablar con alguien de lo que me estaba pasando para que me ayudara, entonces con mucha vergüenza busqué a Ramón, y se lo conté todo.

Ramón no me podía creer, hasta que le di detalles, entonces indignado aferró los puños contra la pared y lloramos los dos de ira e impotencia.

-¡Es para matarlo!, me aseguró, pero no te preocupes, le llegará su hora, y te juró que seré implacable.

Después de algunas reflexiones comprendimos el por qué trasladaron a Miguel, entonces Ramón me pidió toda la paciencia posible a la vez que ponía todo su esfuerzo en consolarme.

De esta forma me hizo prometerle ser muy juiciosa y obediente con sus planes, pues lo iba a pensar todo con mucho cuidado para no fallar, porque el tipo era peligroso por su jerarquía militar, pero me juraba desenmascararlo a cualquier precio.

Acepté su posible ayuda, aunque estaba segura le sería muy difícil, enfrentarse a Goliat en la vida real era como un sueño fabuloso, y nosotros éramos menos que David. David era una leyenda Bíblica utilizada como enseñanza para demostrarles a los hombres que el valor se antepone a la fuerza.

Pero esta leyenda llevada a la realidad humana, y a la de nuestros días y frente a la fuerza y el poder imperante, era imposible de aplicar.

Estábamos en tierra prohibida, a miles de kilómetros de nuestro Imperio, en medio de la Jungla, donde nuestros derechos no existían y sobre todo bajo las órdenes de aquel individuo, que era toda la indolencia y nosotros indiferentes soldaditos de plomo, pequeños puntos delante de la justicia.

Ramón se pasó horas explicándome como actuar y por ese tiempo el temor se alejo un poco, después la verdad volvió a dispararse con sus fuertes ráfagas y impulsándome a revelarme, pero él con su forma de ser tan especial comenzaba desde el principio, y así con mucha paciencia aconsejándome y volviéndome a aconsejar nos cogía la media noche.

Un buen día por cierto domingo, acudí al lugar donde llegaba la correspondencia en busca de alguna carta de Miguel, o de mi familia, pero como siempre nada para mí, nunca llegaba nada y esto me estaba preocupando mucho.

Pensé preguntarle al correo que dormía en el mismo piso, pero cuando me disponía a hacerlo el Jefe me detuvo invitándome a su habitación.

Apresuré el paso lo más que pude y él me siguió por todo el pasillo hasta que me dio alcance. Entonces me tomó por los hombros y me apretó contra él y la pared del pasillo, que por desgracia para mí, en ese momento se encontraba desierto.

Los ojos le brillaban más que de costumbre y pude observar en ellos toda la lujuria de un barco ebrio. Tuve mucho miedo, y lo seguí obligada por la fuerza. Su tosca mano no dejó de apretarme fuertemente por el brazo derecho, acompañado de las peores ofensas y vejámenes recibidos en mi corta edad.

Su crudeza era tanta y su falta de humanidad y delicadeza que traté de hacer resistencia escupiéndole el rostro, pero nada, no me soltaba , al contrario se mostraba mucho más enfurecido, y a empujones me entró por la puerta de la habitación lanzándome sobre la cama y cerrando tras de mi la puerta con llave.

Cuando me vi sobre la cama y con la puerta cerrada, pensé morir de terror, entonces comencé a dar gritos y a pedir auxilio, pero él con toda su fuerza me tapó la boca con una de sus gruesas y torpes manos, mientras con la otra me apuntaba con la pistola.

El forcejeo duró unos minutos, porque yo perdí la fuerza corporal de tantos empellones, además le cogí mucho miedo a la pistola, mi corta edad y mi endeble cuerpo estaban en mi contra. Sin consuelo comprendí que estaba sola e indefensa delante de aquel hombre.

Aún así traté de hacer algo sin muchas esperanzas, y mirándolo fijamente lo abofetee varias veces escupiéndole nuevamente el rostro, él se puso colérico, pero disimuló lo suficiente, después se puso de pie aparentando la mayor tranquilidad, se limpió con el pañuelo mi saliva, meditó de espaldas hacía mi unos segundos, y acercándose lentamente,me rastrilló la pistola en las sienes a la vez que me decía como un demente

- Eres mía o te mato, y después digo que viniste aquí a hacerme un atentado…y a quién crees que le van a creer a ti o a mí?-

Su voz estaba totalmente descompuesta, estaba segura que lo haría sin escrúpulos, y sin dejar de mirarme a los ojos me repitió.

- Te mato y nada pasa…ustedes las mujeres no saben hacer las cosas, parece mentira que no te dejes hacer el amor, debías estar orgullosa de que me fije en ti , no has visto la cantidad de estrellas que tengo sobre el hombro?

Al escuchar aquellas palabras el asco me aumentó, entonces esperando que me disparara le grité, que ni la muerte me haría entregarme a un ser tan mezquino como él, a la vez que le preguntaba, quién le había dicho que a mi me interesaban las estrellas, que lo mismo me daba que tuviera una constelación como ninguna.

Los fuertes golpes en la puerta detuvieron la discusión, tal vez evitaron mi muerte. Ramón había sentido mis gritos…dijo, que por casualidad, pero estaba segura que nos siguió y sin saber qué hacer se aprovechó de una llamada telefónica que le traía el oficial de guardia al jefe y se brindó para hacerle llegar el recado y así poder hacer algo por mí.

Mi amigo Ramón increíblemente logró su propósito, pues al tocar en la puerta del jefe con tanta fuerza detuvo la escena y el intento de violación.

Continuará…

UNA MUJER EN LA ...

Pasaron los días llenos de acosos sexuales, toqueteos en las nalgas y los senos, besos robados aprovechándose de las oportunidades que tenía como jefe y por supuesto todo esto unido a abusos, ultrajes, amenazas y sin dejar de interceptar mi correspondencia privada, ocasionándome el mayor de los desesperos al no recibir noticias de mi familia y de mi esposo. Su objetivo era hacerme ceder ante sus caprichos morbosos.

Continúe poniendo al tanto a Ramón de todo y éste desesperado no dejaba de arder en ira ante la impotencia que teníamos, aunque no cesaba en sus planes de desenmascararlo a toda costa, y sin dejar de desearle la muerte.

Yo asustada y desesperada por el peligro que estaba corriendo la situación trataba de hacerlo reflexionar y le pedía que no pensará en hacer nada por sus manos, pues sería su fin, que todo tenía que ser con pruebas suficientes para que nos dieran la razón, pero él aferrado no me escuchaba, solamente pensaba en liquidarlo personalmente.

Cuanto me pesaba haberlo involucrado en mi situación, no quería que mi amigo se buscara problemas por mi culpa, por lo que hacía todo lo posible por suavizar el caso y decirle que no me había vuelto a molestar, pero Ramón no me escuchaba , pensaba y pensaba , hasta convertir las ansias de justicia en una obsesión.

Entonces decidí no contarle nada más, a ver si olvidaba mis palabras, y se tranquilizaba en sus asuntos, aunque yo me convirtiera en una mole muerta, e imaginarme que lo que me sucedía solamente eran las consecuencias de la guerra, que no tenía más opción que resignarme a mi suerte.

Pero mi desesperación era tan grande que no podía disimularlo, se me veía en el rostro, los ojos y en mi forma de actuar. No miento si digo que muchas veces pensé vaciar mi pistola en la cabeza. Sólo el recuerdo de Miguel me hacían cambiar de opinión, también los consejos de Ramón que nunca me faltaron, por eso quise continuar viviendo sin pensar mucho en lo que me estaba sucediendo.

Los días pasaban de prisa, y los acechos sexuales no paraban, cada vez eran peores y más exigentes hasta que no pude más y volví a hablar con Ramón del asunto.

El me escuchó como siempre, entonces los dos nos prometimos terminar con aquello lo antes posible, pero de forma pacífica e inteligente.

Pasé muchas horas meditando en penumbras, con todos mis problemas en el laberinto espiritual , tratando de sacar fuerzas de cualquier sitio por tal de calamar la incertidumbre y buscar una salida.

¡Qué desdichada me sentía! Nunca pensé que aquella sería mi realidad y tal vez la de muchas mujeres que como yo llegaban al lugar destinado llenas de ilusiones y deseos de hacer y de cumplir con el sagrado deber , creyendo encontrar caballerosidad, compañerismo, hermandad.

¿Cómo era posible que existieran hombres como aquel y que nadie supiera lo que realmente hacían con las mujeres subordinadas? Cómo podían permitir que un alto oficial del ejército tratara así a los suyos, y no solamente en el campo de los intereses carnales, sino en la vida diaria, en la cantidad de negocios ilícitos, en el tráfico de personas y otros artículos de consumo que yo veía negociar a diario involucrando a infelices soldados.

Pero todas mis preguntas se quedaban sin respuestas, era el Jefe y los jefes son jefes aunque hagan lo que hagan, por lo menos así me habían instruido, así me enseñaron , así me hicieron pensar y así lo tenía que asumir quisiera o no . No era más que un frágil gorrión dentro de una jaula de sorpresas cotidianas, un tronco seco en una tierra ajena.

Mi tristeza era terrible, ni siquiera los alientos de Ramón diciéndome que Dios siempre estaba al acecho y nos salvaría de lo malo, calmaban mi desatino. En mi desespero solamente veía a diferentes pitonisas queriendo absorber el pedazo del oráculo que me tocaba.

Los días que pasaban y la realidad me hacían creer que todo allí estaba bajo el poder de un solo hombre, y que no era Dios, sino Barrabas, Belcebú, todo indicaba que nuestro Creador nos había olvidado.

Olguita que era liberal provenía de otra educación, me dijo un día que por casualidad se percató de que algo muy doloroso me estaba sucediendo, que no fuera estúpida, necesitaba aprender a vivir entre las fieras. Allí había que ser práctica y lo importante era sobrevivir con inteligencia, ya era hora de dejar los conceptos de moral provinciana pues una raya más en el tigre no importaba, nadie tenía que saberlo, con cautela todo se podía hacer para salvarse el pellejo.

Sus palabras terminaron con la poca espiritualidad que me quedaba, aunque después cambie de opinión y pensé que ella tenía razón en parte, pues el corazón podía a veces ser perverso aunque se volviera una serpiente y después te ahorcara.

Mi realidad era muy dura, estaba sentenciada a la muerte en la hoguera del poder y si no cedía tal vez sería peor para mi y para Miguel, quién sabe lo que le podía suceder en el Sur si no cooperaba en mi infortunio. Ante estas interrogantes me hice el firme propósito de dejar que todo fuera como la propia vida me lo iba destinando.

Ante esta firme decisión comencé a sentirme muy barata, inmerecida, asqueada de mi misma, una oveja descarriada, y sentía deseos de huir , perder mi identidad, crucificarme, incinerarme, y después buscar el más profundo abismo y lanzar mis cenizas.

Ya no quería mirarme en el espejo, ni hablar con los conocidos, me ocultaba en cualquier rincón del predio o la oficina, para no ser vista por nadie, y mucho menos por Ramón que afanosamente trataba de indagar qué me estaba sucediendo.

Pero por mucho que huía de todos y de mi misma no lograba nada, y mi gran amor por Miguel me golpeaba incansablemente aumentándome el sufrimiento y el agobio y me retenía del lodo a que me lanzaba la vida.

Cuánto necesitaba su voz calida y varonil, sentirme entre sus brazos con su beso acostumbrado y su mirada de ángel sobre mi desventura. Pero de él nada sabía, sobrevivía sin noticias. ¿Qué sería de mi esposo, a dónde lo llevó la suerte?.

Sin consuelo lloré por horas, entonces por primera vez me sentí esclava, esclava de mi propia clase, esclava de un hombre frió y sin conciencia al cual tenía que obedecer y dejarme seducir sin más opciones.

Era el día l4 de junio, el calor insoportable sacudía con fuerzas mi cuerpo, que se deshidrataba bajo aquella ropa de campaña. Las botas anudadas hasta el último ojetee, el pantalón por dentro de estas, la camisa por dentro del pantalón y abotonada hasta el cuello, solamente recibía ventilación por el rostro y las manos. Tuve momentos en que pensé no poder resistir, pero algo dentro de mí me daba fuerzas para continuar a pesar del calor sofocante.

Ramón se me acercó frotándose las manos se sentía muy desconcertado, mientras Olguita dibujaba una sonrisa burlona sin levantar la vista del libro que encuadernaba en el buró contiguo.

Ramón había ido a comentarme sobre un viaje que iba a realizar al Sur con la correspondencia y los alimentos que llegaron de nuestro país. El no era el responsable de esta distribución pero Sergio Dópico tenía un balazo en una pierna y no podía manejar por lo que se decidió por el mando lo hiciera él.

Al escuchar aquellas palabras me entusiasmé tanto que tomé a Ramón por una mano y lo arrastré hasta la ventana tratando de que Olguita no escuchara la conversación, allí le comenté de mi plan necesitaba me ayudara, era mi única posibilidad para poder ver a Miguel.

Ramón sin saber que decir dio unos pasos y volvió a mirarme. De pronto supe que lo tenía acorralado con mi peligrosa petición, pero aún así sin muchos titubeos me explicó lo difícil y delicado del traslado, solamente faltaban cinco días para el viaje y debía hacer las cosas con mucha cautela para no fallar, además de planificarlo todo muy bien para no levantar sospechas.

Lo preparé todo muy bien como Ramón me indicó y hable con Olguita y Martha la otra compañera de cuarto, para que me apoyaran con el trabajo, claro que desconocía que no eran confiables y me expuse demasiado.

Al otro día se repartía el avituallamiento en la misión, y yo era la encargada entre otras cosas del mismo, ocasión que aprovecharía para escaparme al terminar la jornada laboral e irme al Sur a ver a mi querido Miguel, pero mis planes se quedaron en la hipótesis.

Me duché tempranito y casi no dormí de la ansiedad y el nerviosismo, las manos me sudaban como una adolescente en su primera cita, no hacía más que pensar en el momento de encontrarme con Miguel , sentirme entre sus brazos protegida,.

Me acosté temprano para relajarme un poco, traté de refugiarme en mis lecturas preferidas, después escribí un poema y regresé a la 6ta página de las obras escogidas de Buesa, necesitaba sentirme así enamorada, esperanzada. Por primera vez en quince meses soñaba pensaba en algo agradable, y mi corazón se llenaba nuevamente.

Estaba casi dormida cuando el ruido de la puerta me sacó del embeleso, me viré para el otro lado creyendo que era Olguita que regresaba de sus paseos nocturnos, pero mi sorpresa fue muy desagradable cuando sentí el peso de aquel cuerpo expidiendo por todos sus poros aliento etílico y que sin el menor cuidado con una mano me apretaba la cabeza contra la almohada, mientras con la otra me levantaba el ropón de dormir.

Desesperada hice todo lo posible por quitármelo de encima, al ver que no podía con su peso, le caí a mordidas , pero el como si nada, no paraba de darme besos salivosos y lujuriosos , a la vez que me atormentaba con sus acostumbradas palabras obscenas.

Seguí forcejeando con él para derribarlo pero nada pude, y lo peor no tenía a quien llamar para que me socorriera.

Desamparada totalmente pensé que lo mejor era quedarme tranquila, por supuesto que la situación me tenía en un estado de relajamiento total, como una semiinconsciencia provocada por el mantenido estrés, e hice todo por cooperar con mi destino..

Ya cuando estaba a punto de penetrarme con su flácido y baboso pene la voz de mi amigo Ramón irrumpió en la habitación como una salva de urgencia y sacó de un tirón al jefe de su intento.

Ramón hizo todo lo posible por justificar su presencia en el lugar y aquella hora, entonces me pidió una tableta para un dolor terrible de cabezas que no lo dejaba dormir, yo sin saber que decir ni hacer, me mantuve en silencio por unos segundos, hasta que le contesté desde mi lecho.

A la insistencia de Ramón le contesté nuevamente casi sin voz, que esperara pues estaba todavía medio dormida. El jefe con ironía y mucho más salvaje me cogió por el cuello censurándome la casualidad de que Ramón siempre aparecía en el momento menos apropiado, que todo le indicaba que estaba interesado en mí o era mi amante.

Nada le contesté solamente lo miré con mucho más odio, tanto que de un tirón me soltó ocultándose debajo de la cama, por supuesto que no le convenía ser descubierto y mucho menos por un soldado.

Con mucha vergüenza le alcancé la tableta a Ramón que con insistencia me acoso a preguntas, a la vez que penetraba el lugar buscando para todas partes.

Con miedo detuve sus pasos asegurándole que nada ocurría, que yo estaba totalmente sola, que por favor se fuera a dormir tranquilo, que nada sucedía. Pero el no me creyó hacía muchos días que lo velaba incansablemente, y precisamente esa noche no pudo llegar primero que él por la cantidad de tiempo que perdió buscando una grabadora.

Sabía que solamente grabando los hechos podía tener pruebas suficientes y fidedignas ante la ley, pero sus esfuerzos fueron todos en vano, no sabía que en las misiones esos equipos no están al acceso del personal simple.

Pasaron los días y llegó el momento señalado para escaparme al Sur como estaba planificado, pero como era de esperarse me quedé con las ganas.

Continuará….

Friday, March 24, 2006

UNA MUJER EN LA .....

Ese mismo día el jefe se encapricho muy de mañana en que le mecanografiara un documento clasificado que tenía que enviar a los jefes inmediatos, desviándome de las funciones que tenía encomendadas para ese momento.

Por supuesto que todo fue intencional, pues Olguita mi compañera de habitación, la misma que junto a mi viajamos desde nuestra patria a cumplir con el deber, la misma que me dio su consejo libertino cuando me vio azotada por el miedo y el desamparo, se había convertido en corneta del jefe y lo puso al corriente de todos mis planes y sin remedio tuve que permanecer en aquella oficina hasta pasada las 10 de la noche.

A los tres días supe de la extraña muerte de Ramón, según se dijo fue producto a la explosión de una mina al regresar del Sur.

Para qué expresar lo que sentí. Me había quedado mucho más sola y desamparada, en aquel infierno terrenal. una vez más tenía que enfrentar el abuso de cargo, la perdida de mi esposo, la impotencia y la incertidumbre.

¿Por qué murió Ramón? Me pregunté muchas veces, pero no habían respuestas , lo cierto era que ya no existía, y yo no tenía en quién confiar.

Sin dejar de llorar estuve por más de una semana, encerrada en mis pensamientos, hasta que sin poder contenerme comencé a dar gritos sin consuelo. Ante la crisis nerviosa decidieron que me viera el médico de la misión, que por suerte era de mi país, pero al servicio del Simio.

Después de examinarme detenidamente comenzó a conversar conmigo de temas incoherentes y que no venían ninguno al caso que me ocupaba. Después me maltrató con crudas palabras, porque para el era anormal sentir dolor por la pérdida de un amigo.

Por supuesto que mi dolor era mucho mayor por el cúmulo de cosas que tenía en cima y la muerte de Ramón desbordó la copa.

Esta verdad no se la podía contar por muy médico que fuera, y mucho menos porque lo sabía igual o peor que los de su calaña, por lo que decidí guardar silencio ante todas sus provocaciones. Después de varias horas de observación orientó al enfermero me suministrara un ansiolítico en vena y me rebajaran de servicio durante un mes.

Con estos días de reposo me puse una vez más frente a la verdad absoluta, entonces pude razonar con mayor claridad qué era una misión, cuánta promiscuidad y prostitución encierra, cuántas represiones le esperan a los designados, cuánta pérdida de valores, cuánta discriminación, además para poder liberarte de las garras del monstruo tienes que exponer tus más preciados conceptos.

Aquí conocí la falta de dignidad, de escrúpulos, la bajeza moral. A mujeres supuestamente dignas que para sobrevivir sin afectarse tenían que entregar sus cuerpos a hombres honestos prostituídos de igual forma o negociando alimentos por ropa para sus familiares, negociando tabaco y ron, todos bajo el refrán “sálvese quien pueda”.

Las parejas escribían a sus esposas y esposos llenos de tristeza y nostalgia y después para calmar el gorrión se hacían el amor desparpajadamente en cualquier lugar del desespero.

La venda comenzó a caer de mis ojos aún inocentes y sorprendidos ante tantas miserias humanas.

El 28 de agosto llegó un grupo de hombres y mujeres de mi país. Los predios se repletaban, el Imperio de la Simulación gritaba al viento su orgullo internacionalista. Tal vez porque nunca supo, ni se imaginó esta condición del hombre, y si lo supo trató de continuar enajenado.

Por suerte para mí en este viaje llegó Sacarías Bermúdez, alto militar y jefe de Miguel.

Sacarías era un buen hombre, militar hasta los dientes pero con un buen grado de justicia, increíble pero su especie no se había extinguido del todo. Preguntó por Miguel y al conocer de su desvió al Sur se puso muy molesto y resolvió con el Simio lo regresaran a las funciones por los cuales había venido desde tan lejos.

Esta situación fue resuelta sin muchas evasivas teniendo en cuenta que de jefe a jefe todo se puede y más si entre ellos existen trapitos sucios, lo cierto fue que en varios días mi pobre Miguel regresaba a los brazos de su Penélope.

Su piel ennegrecida la ropa raída de tanto arrastrarse sobre la tierra, la razón delirante y los ojos saturados por las bayonetas y las bombas, además de la cantidad de hombres que tuvo que dejar sobre el terreno, pero era mi Miguel que regresaba y yo tenía que ayudarlo a recuperase de lo vivido .

Así lo hice incluso delante del más hiriente comentario, o de la risa provocativa que surgía en el silencio de un almuerzo o pullas al viento de cualquier lengua virulenta, y que mi esposo no percibía producto a su desconocimiento e inocencia.

Su único anhelo era estar junto a mí, volver a ser los amantes de Verona y así quiso implantar su primavera en todo mi espejismo, sin saber que solamente éramos el sordo rumor de un presagio.

Mi salud se empeoraba cada día más, perdí el sueño, el apetito y bajaba de peso por días. El pelo se me comenzó a caer y ningún tratamiento médico me resolvía el problema, ni siquiera el regreso de mi amado Miguel, al contrario verlo frente a mi era como un castigo, no podía mirarlo a los ojos, y si lo hacía, después no cesaba de llorar.

Él muy preocupado me preguntaba el por qué de mi distancia, pero mi silencio era como un látigo sobre su incertidumbre, y sin querer lo hacía agonizar de pena.

El jefe no dejaba sus asedios, pero ahora con menor incidencia, y no por el regreso de mi esposo, sino porque Olguita le estaba resolviendo sus necesidades carnales y a ella le convenía por muchas razones tenerlo todo el tiempo a sus pies.

Pero la conciencia no me dejaba tranquila ni un segundo ajustándome todas las cuentas y haciéndome culpable sin serlo.

Había sido ultrajada por otro hombre y aunque no llegó a ejecutar el acto sexual tocó mis intimidades, me vio desnuda, y aquello para mi forma de pensar y mis costumbres morales era pecado.

¿Cómo decírselo a Miguel?, sería buscarle la muerte o la cárcel por lo que decidí callar a pesar de mí vergüenza y mi afección nerviosa.

Tenía que callar y callar hasta introducirme en el peor de los micromundos. Callar por Miguel aunque el tormento me llevara a la psicosis a la depresión, a la disociación a la locura misma.

Mirar a mi esposo era sentirme traidora, era mejor morir que continuar así y por eso lo velé a él y al enfermero y sustraje del botiquín dos paquetes de estupefacientes y me los tomé al caer la noche.

Miguel que sabía de mi enfermedad nerviosa aunque desconocía las causas, atribuyéndoselo al cambio de vida, a los horrores de la guerra, al estrés en fin a todo menos a la realidad, al verme dormida tan temprano se preocupó y trató de indagar en mi bolso, donde encontró los paquetes vacíos.

Cuatro lavados de estomago, ocho sueros a llave abierta y nada. La presión arterial en 40 con 60 ,el pulso impalpable y Miguel muriendo por mi culpa en su inocencia.

Adolfo Caro otro médico amigo de Miguel decidió enviarme para mi país en cuanto me recuperara un poco.

Y así lo hizo, fue el día más feliz de mi vida después de enfrentarme a tantos avatares y el más infeliz porque me iba de las garras de Lucifer y sus pailas de aceite, pero dejaba a Miguel expuesto al dragón de las mil cabezas y no podía hacer nada por él ni él por mi.

Estábamos en la Selva, bajo su ley, y mientras en mi cerebro se debatían tales ideas el destino emitía una nueva mala pasada al otro lado del continente.

Fin del capitulo.

POESIA INFANTIL III

Poesía Infantil para Raúl Ernesto y Claudia Maray
Cuaderno infantil La Ronda de Colores

Por: Adela Soto Álvarez

Para un príncipe enano se hace esta fiesta
José Martí



Mi bandera
Tres franjas de cielo
y dos de azucena
triángulo de rosa
así es mi bandera

La oruga
En un ovillo de espuma
viaja la oruga de seda
con zapaticos de noche
y una elegante cartera
En el jardín
En la casa del jandín
vienen y van las orugas
tan pequeñas y graciosas
encima de las tortugas
El tomeguín

El tomeguín de mi patio
tiene rota la nariz
porque un zunzún descuidado
pensó que era una lombriz
Mis primeros números
El 1 fue de paseo
el 2 lo quiso imitar
el 3 encontró un granito
y el 4 fue a descansar
El 5 canta en la ducha
mientras el 6 salió al mar
el 7 el 8 y el 9
AL 10 fueron a buscar

OLA REPRESIVA EN LA MEMORIA

Por: Adela Soto Álvarez

Las cárceles resultan muy pequeñas para poder asfixiar los inmensos ideales de los hombres

Tres años se cumplen el 18 de marzo del 2006 del inicio de la Ola Represiva dirigida por el gobierno de La Habana, que llevó a la cárcel a 75 opositores pacíficos, periodistas, activistas políticos y de derechos humanos, entre ellos un buen número de bibliotecarios independientes, los que el único delito que cometieron fue luchar por la libre expresión de las ideas, e instaurar en un país totalitario la lectura sin censura, por el bien de un pueblo oprimido y relegado a la incultura y al ostracismo.

La ofensiva contra el movimiento cívico se inició en la tarde del 18 cuando la policía política comenzó de forma simultánea y en varios puntos del país, primero con un allanamiento a las viviendas de los periodistas, opositores y bibliotecarios. Posteriormente fueron sometidos a juicios sumarísimos, y sancionados con largas condenas de privación de libertad, bajo los cargos de “atentar contra la soberanía nacional” y otros.

En estos allanamientos ocuparon libros, documentos, equipos de telefax, grabadoras, radios, cámaras fotográficas, computadoras, máquinas de escribir, documentos personales, dinero, y cuanta cosa se les antojó subversiva a los gendarmes encargados del decomiso.

Estos sucesos ocurrieron en el preciso momento en que la opinión pública mundial centraba su atención en el conflicto de Irak, lo que indicó a las claras que se trataba de una acción premeditada, consciente y planificada por el régimen de la isla.

De forma inusual, los medios oficiales de prensa cubanos, dieron a conocer el operativo y se pronunciaron en el sin número de sanciones, a la vez que de forma acusadora se referían a la Sección de Intereses de los Estados Unidos en la Habana y a su embajador, en aquel entonces el señor James Cason, asegurando qué estos planeaban acciones subversivas contra el país con el apoyo a los grupos disidentes.

También alegaron que el Proyecto de Bibliotecas Independientes de Cuba no era de autoría cubana, por lo que existían sobradas pruebas en contra de esta iniciativa independiente, afirmando que el mencionado era una iniciativa del gobierno norteamericano a través de la Sección de Intereses en Cuba.

Lo que indica que la paranoia totalitaria percibe la menor de las disensiones como un peligro letal. Todo el que difiere es tratado como enemigo, porque para el poder absoluto ningún adversario es pequeño.

El gobierno de Castro no puede entender qué representa el deseo de libertad, para un disidente cubano, por eso no comprende, el por qué de la existencia de la oposición pacifica, de su abnegado esfuerzo a pesar de las represiones y el cautiverio a que son sometidos.

Tampoco puede entender el por qué Guillermo Fariñas uno de los periodistas y bibliotecarios independientes, coordinador de nuestro proyecto en la región central, prefiere morir por sus ideales y no cesa en su empeño del libre acceso a la Internet, algo que parece tan simple y sin embargo es tan difícil en un país sin democracia.

Igual le sucede con el silencio y la oración de un grupo de mujeres que se alzan majestuosas en las calles de la habana, e imploran al mundo la libertad de sus esposos, hijos, padres y hermanos.

La Ola represiva del l8 de marzo del 2003 mostró al mundo el verdadero rostro de los más patéticos y obsoletos gobernantes, además de su agotamiento directivo. Fue una de las muestras más fehacientes del debilitamiento del poder. Yo diría que las últimas patadas del ahogado.


Han pasado tres años de esta ola que reportó 75 victimas a la sociedad civil, pero este movimiento en la isla, así como el Proyecto de Bibliotecas Independientes de Cuba continua creciendo a pesar de las rejas que pretenden imponerle, porque las cárceles resultan muy pequeñas para poder asfixiar los inmensos ideales de los hombres

Creo que siempre estaremos apelando a la solidaridad internacional, y a todos los pueblos y gobiernos que luchan incansablemente por los derechos del hombre y exijan al régimen de La Habana la libertad inmediata de todos los presos políticos y de conciencia que se encuentran tras las rejas de la injusticia.

Bibliotecarios presos con largas condenas.

Víctor Rolando Arroyo
Iván Hernández Carrillo
José Luís Garcías Paneque
Ricardo González Alfonso
José Miguel Martínez Hernández
Blas Giraldo Rodríguez Reyes
Omar Pernet Hernández
Leonel Grave de Peralta
Fidel Suárez Cruz
José Ubaldo Izquierdo
Luís Milián
Arturo Pérez de Alejo
Lázaro González Adán
José Agramonte Leiva.

Saturday, March 18, 2006

POESIA INFANTIL II

Poesía Infantil perteneciente al cuaderno La Ronda de Colores escrito para
Raúl Ernesto y Claudia Maray cuando eran muy pequeñitos.



Primer Premio en Literatura Infantil
Por: Adela Soto Álvarez


La Capa de Ozono


Claudia Maray está triste
porque a la capa de ozono
se le hizo un agujero
y peligra el mundo todo
Ella le pidió a su mami
tijera, aguja y cordel
para hacerle un parche
y no se vuelva a romper.

Cubanía


El sapo baila danzón
las gallinas el bembé
los tomegüines la conga
y el grillo toma café
La iguana el zapateo
y mambo el señor ciempiés
Zumba,tumba, requetumba
la cotorra Doña Inés.

La señorita Plumita


Claudia es una muñequita
que Rady me regaló
con dos ojitos de ébano
y una boquita punzó
Rie, baila, canta y juega
y también hace torticas
le gusta mirar los pájaros
y acariciar las hojitas
Es una niña pequeña
pequeña como Almendrita
tiene manitos de seda
y su cuerpo es de plumita.

Con una chispa de sueños


Con una chispa de sueños
voy hacer una canción
y poner sobre sus ojos
muchas caricias de amor
Con una chispa de sueños
voy a bajar las estrellas
el sol, las nubes y el cielo
y también la luna llena
Con una chispa de sueños
inventaré mil colores
dibujaré un arcoiris
llenito de ruiseñores
Con una chispa de sueños
y otra chispa de paciencia
haré que mis pequeñitos
nunca pierdan la inocencia.

LA VISITA DE JUAN PABLO II A CUBA

(Capitulo de la novela testimonio El Imperio de la Sïmulación)
“No tengan miedo, ábranse al mundo y que el mundo se abra a ustedes”

Por: Adela Soto Álvarez


Después del 59 Cuba se hundió en la in creencia. Muchos devotos pasaron al ateísmo, otros escondieron sus santos y libros religiosos, y por nada del mundo ponían al descubierto su credo. Unos pocos se mantuvieron fieles a Dios, pero fueron los menos, el resto se denominaba de la nueva era y se abrazaban orgullosos al Marxismo Leninismo sin más creencia que la materia.

Pero en los años 90 cuando la caída del muro de Berlín, el pueblo desesperado cayó en la más terrible de las confusiones, entonces comenzó a buscar la forma de rescatar la espiritualidad perdida.

Fue entonces cuando el gobierno aparentó una apertura religiosa y aprovechó una invitación que le hizo a Juan Carlos II. La gente no podía creer que fuera cierta la noticia que se comenzó a difundir por toda la isla, incluyendo en la prensa extranjera.

El pueblo en pleno se preguntaba, dudaba, creía, incluso hubo personas que aseguraban el cambio político y social sin darse cuenta que era una de las tantas estrategias montadas por el circo gubernamental para adquirir la confianza de una sociedad en declive.

Así entre preguntas sin respuestas, y sin poder entender cómo a tantos años de ateismo impuesto, y sanciones recibidas incluyendo cárceles y exilios por problemas religiosos fuera posible que la mayor autoridad eclesiástica fuera recibida en la isla con bombos y platillos.

Pero el tiempo demostró que eran ciertas las noticias que se propagaban como el polvo por sobre la ciudad embrujada y sometida al peor de los fracasos económicos y sociales.

De pronto despertamos con la foto del pontífice en todas las esquinas, viviendas, comercios, y no solamente la de éste, sino también junto al mandatario cubano.

Y de esta propaganda generalizada dentro y fuera de la isla, comenzó la construcción del templo en medio de una de las plazoletas más intocables de la historia de Castro, y seguida de esta la gran sorpresa del cuadro a escala gigante del Sagrado Corazón de Jesús, cubriendo todo el frente de uno de los edificios capitalinos de más de cuarenta plantas y escoltado por dos difuntos cubanos partes de la historia patria. Uno del siglo l8 y otro del siglo XX.

Muchas personas creyeron que soñaban, los más crédulos pensaban que estábamos en el fin, mientras los más fanáticos aseguraban que era un cambio de ideología para mejoras sociales y espirituales, lo cierto fue que el asunto llegó a ser uno de los más grandes acontecimientos de mi país.

Al fin llegó el día tan esperado, casi todo el pueblo se volcó a la Plaza de la Revolución en el municipio de Rancho Boyeros Ciudad de La Habana, creyendo ciegamente que aquel hombre que venía en su Móvil Papa era un enviado de la providencia divina e indudablemente a traer la paz a nuestra tierra y el consuelo a los afligidos.

La gente emocionada daba vivas al Papa, mientras las calles permanecían repletas de curiosos, devotos, ateos, y policías uniformados y sin uniformar.
Todo era cierto, allí estaba el Pontífice Juan Pablo II con su traje blanco bordado en oro, y su cofia sobre la frente limpia, envuelto en una santidad increíble, a la vez que su voz se confundía con el susurro de las homilías, y los cánticos celestiales de los coros formados por mujeres, hombres y niños, todos bajo el más sagrado de los goces espirituales y dirigidos por la mano de Dios.

También se escuchaba de forma muy organizada, al pueblo pidiendo audacia en pos de libertad. Mientras el Papa advertía que no tuvieran miedo, que el señor todopoderoso estaba con nosotros.

Durante cinco días el pueblo estuvo bajo la bendición Papal. Sus palabras tan necesarias eran como un manto suave que cubría todas las angustias, incluso se pensó que todo iba a ser diferente, pues nos iban a permitir la creencia religiosa, prohibida durante tantos años.

Estábamos atravesando un tiempo muy difícil, tiempo de confusión y búsqueda espiritual, los momentos eran decisivos y el país tenía que abrazarse a la fe para poder salvarse de la catástrofe económica y social que nos lanzaba sin compasión hacía el fondo del precipicio.

Todo resultaba divino, increíble, nunca antes visto. Se hizo como si fuera un país de creencia cristiana el rezo del Ángelus, se entonaron cánticos y las santas misas llenaron hasta los más vacíos corazones.

La gente se veía feliz, complacida, esperanzada, todos oraban y sin miedo pedían la paz para el pueblo, y el final de la hambruna.

Por supuesto que durante todo este tiempo la represión se vistió de oveja caritativa y bondadosa, y todo parecía permanecer en constante tranquilidad, incluso muchos pensaron que la visita del Papa cambiaría la forma de pensar del jefe del país, y al fin se iba a permitir la libertad de expresión, de credo, y religión.

Se escuchaban alabanzas, peticiones de libertad para los presos, unión entre los pueblos del mundo, mientras el santísimo padre promovía en cada hombre los valores más genuinos y rogaba por la prosperidad del espíritu y nos pedía en cada misa que no tuviéramos miedo.

No sé sí fue cosa de ángeles, de Dios o de la casualidad, pero hasta el cielo dejó caer sus gotas de lluvia fina y constante, que parecían lágrimas celestiales ante su despedida.

Los hombres lloraban y nadie quería que aquel momento pasara, todos necesitábamos que el Papa se quedara allí bendiciéndonos el mal tiempo.

Pero como lo que comienza termina, el sortilegio pasó y como una ráfaga de vientos infaustos sin llegar el Santísimo al aeropuerto José Martí ya una mole de ninjas del olimpo gubernamental destruían en menos de cinco minutos la imagen de Jesucristo, el templo y todo lo que diera fe de qué en aquel lugar había permanecido por cinco días algún ápice de espiritualidad cristiana, y mucho menos de misas públicas, y a las ocho de la noche del mismo día regresó la desolación a aquel terreno de la habana, y ni el cielo, ni la tierra pudieron dar fe de que en aquel lugar había estado santificado por la máxima autoridad eclesiástica.

No había llegado el Papa al aeropuerto la persecución abrió sus fauces hambrientas y comenzó a cazar sus víctimas. En La Habana hubo una detención masiva de más de 16 opositores pacíficos, 6 periodistas fueron encarcelados por más de 5 horas y decomisados los casetes que habían grabado con la actividad religiosa.

Un señor que asistió con una estatua de la Caridad del Cobre a la última misa de despedida, fue interceptado por dos patrulleros y le quitaron a patadas la esfinge de la santa patrona.

Se formó una pelotera de acosos y persecución que muchos esa misma noche tuvieron que dormir fuera de sus viviendas por temor a ser apresados.

Aunque mientras esto ocurría dentro de la sociedad civil organizada, la fe en algunos permanecía, creyendo fielmente que las palabras del enviado celestial más tarde o temprano tocarían la voluntad del gobierno y a otros países del mundo.

Pero todo fue en vano, las palabras de abrirse al mundo se cumplieron, pero las de abrirse a los cubanos se olvidaron, y mi país continúo sin futuro, mientras el gobierno ganaba en difusión mundial, y en propaganda, afirmando que en Cuba no pasaba nada y que en la isla nunca se había prohibido la creencia religiosa. Todo eran chismes del enemigo.

Y aunque de forma maleficia se usó la visita del Sumo Pontífice para dar una imagen de tranquilidad y normalidad ciudadana, sobre todo ante los países de Europa, lo que no sabía el jefe de la isla y sus compinches era, que en cada rincón estaba el ojo acechante de la verdad, y esta se disparó en su momento haciéndole justicia a las nefastas intenciones.

Nada nos importó, ni siquiera las manipulaciones que trataron de hacer e hicieron, porque el mensaje del padre llegó a quienes tenía que llegar.

Llegó al hombre del pueblo, al que solamente tiene dos manos para su sustento, al que cumple largas condenas por luchar incansablemente por la democracia que les usurpan, ya muchos hombre y mujeres que comenzaron a reflexionar con mayor entereza, y a aquellos que a pesar de la persecución siempre conservaron la fe y hacen todo lo posible porque Cuba se abra a los cubanos.

Sunday, March 12, 2006

PERIODO ESPECIAL EN CUBA.


LA DIETA FORZADA


( Capitulo de la novela testimonio el Imperio de la Simulación)

Por: Adela Soto Álvarez

Cuando los azotes del período especial u opción cero comenzaron a hacer sus estragos sobre el pueblo cubano y de a pie, la gente se veía transitar por las calles totalmente desencajados, debiluchos, destruidos. Así comenzaron a aparecer diferentes enfermedades, se agudizó la poli neuropatía periférica, la anemia, los brotes de diarreas, y diferentes epidemias conocidas y desconocidas hacían blanco en niños y ancianos, el dengue hemorrágico cobro vidas, y en todos los renglones de salud las estadísticas engrosaron sus sequitos.

El país se debatía en la más cruel de las miserias humanas, no diría mucho si la comparamos con la reconcentración de l898. Ibas por las calles y si por casualidad hacía varios días que no veías a un conocido tenías que hacer grandes esfuerzos para reconocerlo.

El deterioro corporal era tan alarmante que los gordos pasaron a flacos, los flacos a esqueletos, los jóvenes envejecían de la noche a la mañana y los ancianos morían en bandadas irremediablemente.

Ante la hambruna generalizada, comenzaron los inventos culinarios para resolver el problema alimenticio. Y la gente se aferró a las palabras de la Biblia, donde dice ”Comerás de todo lo que vuele, caminé y se arrastre”, pero nosotros los cubanos comimos durante muchos años cosas que ni vuelan, ni caminan , ni se arrastran, ni siquiera supimos en que estado de la materia en descomposición se encontraban.

Aquí comenzaron a comercializarse los bistés de hollejo de naranja desamargado y fritos con aceite mineral. El bistec de colcha de trapear sazonado y al gusto reblandecido en olla de presión, las pizzas con queso de condones derretidos, el picadillo de cáscara de plátano verde, el picadillo de gofio, el arroz de fideo triturado, la sopa de orégano cimarrón, la carne de perro y gato estofada, hígado a la italiana de vísceras humanas, y así sucesivamente todos los días un nuevo inventó resolvía la hambruna del pueblo.

Pienso que todas estas sustancias consumidas fueron las culpables del deterioro de la vida, de tantos cánceres de estómago, de úlceras gástricas, gastrodeudenitis, y otros males estomacales y digestivos que nunca tuvieron repuestas por la ciencia.

Mi patria era el patrimonio del invento, la mentira, la delincuencia y la pobreza, donde todos sus habitantes carentes de las más mínimas necesidades se disponían llevar a cabo cualquier cosa hasta las últimas consecuencias, con el objetivo de sobrevivir. Los valores humanos se perdían sin remedio, todo se deterioraba.... (continuará)






EXILIO


LA HUIDA


(Capitulo de la novela testimonio el Imperio de la Simulación)
Por: Adela Soto Álvarez
En los años 90, precisamente cuando el período especial comenzó a extenderse por la isla, el exilio llegó a ser la única tabla de salvación y no se escuchaba otra cosa que no fuera: ”tengo que irme, cómo me voy, en qué, si me aprobaran la salida, si abrieran para irnos, si me llegara el bombo, el sorteo de visas, etc.”

Era tan difícil la subsistencia en cualquier campo de la vida, que hasta los que tenían una supuesta ideología la fueron perdiendo, al extremo que de la noche a la mañana se supo de la salida ilegal de Marcia la Jefa del Batallón de las Milicias, Teresita y Nicolás dos miembros del Partido Comunista y quienes habían sido súper extremistas recalcitrantes y aferrados a la pata del sistema, entregaron el carné del partido y se fueron en una lancha.
Arceo el médico que atendía a la hermana del presidente del Comité, internacionalista y supuestamente comunista, se subió en una balsa y remó hasta 90 millas. Monguito el de rayos X se fue en una lancha con Miguelito el jefe del Bufete Colectivo, y el director de Cultura con el del ICAI también se fueron en una lancha.

Estas noticias eran las únicas que se escuchaban en la vecindad, unidas al desespero de no saber cual era el destino de la isla.

El pueblo se volvía cada vez más loco, aquí fue donde comenzaron los atracos a lanchas y barcos pesqueros. Otros se tiraban a nado, en balsas, chalupas, cámaras de fotingo, en fin el desespero fue tremendo ante la falta de libertades, el hambre y el sin número de calamidades que destruía al pueblo cubano. Por eso solamente se pensaba en llegar a tierra de libertad.

Ante la necesidad y las ansias de huir del sistema, el exilio se convirtió en masivo, situación que provocó que los jefes del Imperio de la Simulación, dieran por despecho la orden, de quién quisiera irse que se fuera, y aquí fue donde se formó la de bacle , pues la gente cogió la palabra y salió para la calle en busca del mar para lanzarse.

Así se veía diariamente a un sin número de cubanos sin distinción de raza, sexo, nivel educacional, clase social, ni edad. ¡Todos al mar! Huir, huir lo más rápido posible de las garras del tirano.

Pero como todo también sucedieron cosas muy lamentables, como el caso de mi amiga Irma que fue una de las protagonistas, vendió todo lo que tenía de valor y entre un grupo de personas fabricaron una balsa.

Solamente por trasladarlos hasta la playa por donde sería la salida, el camionero que los llevó junto con los medios de transporte marítimo le cobró 5000 mil pesos, porque en este momento tan difícil para el cubano, hubo como en todos los casos gente que se aprovechó del desesperado y se hizo de dinero a costa de él.

Según me contó mi amiga, estuvieron bajo un tinglado hecho con palos y hojas de mangle y construido por ellos mismos, por más de cinco días esperando que el mar se calmara para poder tirarse.

Era increíble, pero ante tanto desequilibrio humano el mar estaba indomable y todos los días se llevaba un por ciento de hombres, mujeres y niños y nadie podía hacer nada.

Irma me contó que toda la orilla de la playa se llenó de personas, parecía una nube humana, al igual que la cantidad de lanchas y balsas. También habían algunos al acecho del primer barco que estuviera a su alcance para robárselo y poder hacer mejor la travesía.

Dice que a cada noche el mar devolvía a la orilla, las vísceras o algún pedazo de cuerpo, residuo del manjar de los tiburones, mientras otros se corrompían en los estómagos de los animales marinos.

Fueron días de masacre, de locura de infortunio para muchos y ganancias para los oportunistas, pero la represión y el hambre era mucha para reflexionar, -Era un hambre generalizada, hambre de alimentos y espiritual- me contó Irma con los ojos llenos de lágrimas.

Era cierto el pueblo estaba envuelto en una hambruna general, irreversible e incurable, por eso mi amiga Irma decidió unirse a este grupo y lanzarse al inmenso mar. Navegaron ocho días con ocho noches interminables y terribles. El mal tiempo no dejaba de azotar sobre la endeble balsa, pero no viraban para atrás por nada del mundo.

Morir era preferible que regresar y así le sucedió a Juan Carlos Duarte su cuñado, le dio un infarto masivo en medio de la travesía.
Tenía cincuenta y dos años acabos de cumplir, y no resistió la tensión, entonces sin más alternativa lo tiraron al mar, al foso de la impotencia.

Me dijo que allí sobre las aguas permanecieron por muchas horas las manchas rojas de su sangre dando fe de su destino.

El resto de los tripulantes histéricos, deshidratados y casi sin razón dejaban que las fuertes olas arrastran la balsa sin rumbo, ya no podían remar, las fuerzas le faltaban, sin agua y sin alimentos.
Su hija de trece años y el varoncito de dos, gritaban desesperados, y con la piel quemada por el sol y el salitre. Todos enfrascados en llegar, pero con la angustia de la incertidumbre colgada a cada poro.

Cuando llevaban mucho tiempo navegando sin rumbo fijo, una de las tripulantes, Marina de l8 años cayó al mar de tanto acercarse a la orilla de la balsa buscando un punto de salvación en el horizonte, y nadie pudo evitarle la muerte.
Ya eran dos los muertos, y el resto desesperado no sabía que hacer. Hubo riñas, amenazas, algunos se fueron a los golpes, todo resultado de la desesperación y el estrés mantenido.

Irma me aseguró que lo único que alcanzaba a hacer era sujetarse a los hijos, y tratar de calmar los ánimos caldeados y a flor de piel de los hombres.
De pronto un mal tiempo los sorprendió mar adentro. Las olas y el viento golpeaban la endeble balsa lanzando a muchos de ellos al agua. A duras penas podían volver a subir y eso gracias a que sabían nadar.
Carmelo su tío de 60 años se hizo una herida en la pierna en el intento, la cual no dejaba de sangrarle, el terror los consumía a todos, pero nada podían hacer.
Catalina su prima vomitaba sin parar, hasta que sin fuerzas tuvo que tirarse a morir sobre unas cuantas manteletas de saco que quedaban sobre la balsa muy mojadas por el batir de las olas, Pedro y Carmencita se abrazaban uno al otro para darle calor a su pequeña hija de seis meses de nacida.
La niña lloraba de hambre y sed, pero a Carmencita no le quedaba leche en los pechos para mamantar a la pequeña, el estrés, el pánico, la inseguridad eran suficientes para que las glandulas lacteas se cerraran sin remedio.
Nilda su hermana menor solamente se aferraba a las pocas sogas que sujetaban los bordes por un lado y a ella por el otro tratando de hacer balance de peso para que el agua no se los llevara.

Comenzó a sangrar por la nariz y el fuerte dolor de cabeza no la dejaba sostenerse en pie, pero no podía decaer, habían vidas por quien luchar dentro de aquella tripulación, y se desfallecía solamente le esperaba la muerte. Entonces sacó fuerzas, imploró a Dios, hasta que se postró de rodillas con los niños sujetos a cada brazo, sin saber cómo, ni cuándo una lancha de salvamento apareció sobre las aguas acercándose rápidamente a ellos , así fue como zarparon en un barco Norteamericano.

Ya en el barco les brindaron los primeros auxilios, todos tenían quemaduras de tercer grado en la piel y en los labios, a la mayoría hubo que hidratarlos. Todos tenían las pupilas dilatadas y el inmenso dolor de haber tenido que abandonar su país solamente por los caprichos de un sólo hombre.
(continuará)

Saturday, March 11, 2006

POESIA

POESÍA

Por: Adela Soto Álvarez


(Estos poemas fueron traducidos al francés y publicados en la Revista Sigle 21 de Littérature & Societé, por el señor Michel Lebrum (2005) Pertenecen al poemario premiado en el concurso El Heraldo 2002 Días anímicos y anémicos)


Incertitude

Dis-moi quoi faire de tant d' incertitude
de ces nuits qui me savaient mésaine
et me font errer dans les corridors
á la rehcerche dún sifflement qui márrache au temps
Dis-moi quoi faire de ces mille cloches
qui sonnent et sonnent encore sans en avoir le droit
me faisant croire que l'arbre que j'approvisionne
en insomnies et neurones
réussira á calmer subitement mes humeurs
Dis-moi pourquoi mes oreilles s'accochent á tous les bruits
et alors que je tente de m'adapter á la pénombre
l'humble priére n'arrive jamais jusqu'á moi
Dis-moi pourquoi je me sens encore une fois une femme usée
et bien que j'invoque la foi
jamais je ne la trouve.


Incertidumbre

Dime qué hacer con tanta incertidumbre
con las noches que me saben a disparos
y me hacen vagar por los pasillos
en busca de un silbido que me aleje del tiempo
Dime qué hacer con estas mil campanas
que suenan y resuenan sin permiso
haciéndome creen que el árbol que proveo
de insomnios y neuronas
llegará súbitamente a calmarme las bilis
Dime por qué mis oídos se aferran a los ruidos
y aunque trate de adaptarme a la penumbra
la humilde oración nunca me llega
Dime por qué me siento una vez más mujer usada
y aunque invoque la fe
nunca la encuentro.


Priére aun temps

Donne-moi maintenant tout ce que je mérite
et cesse d'épier mon destin
parce qu'á force de s'amoindrir il ne sera plus que sophisme
ou bien un peu de cendre
Donne-moi maintenant cette paix dont j'ai tant besoin
er efface cette presbytie qui m'agresse
ce vent de mort qui trouble mes rétines
Mon 'desir est d'esquilles que j'ai dans la gorge
Donne-moi maintenant le présent et ne me gave pas
de ces illusions que tu sors de ta besace
Laisse-moi étre moi-méme sans maniéres
le vent qui nous oppresse esta déjá trop fort
Accorde-moi le luxe de la fenétre ou de la porte ouvertes
er du vert promontoire de tourt l'horizon
Mais laisse-moi libre de déambuler dans mes rues
sans ton ceil d'espion accroché au signal d'alarme

Plegaria al tiempo

Dame ahora todo lo que merezco
y sigas atisbando mi suerte
que de tanto entibiarla puede hacerse un sofisma
o un poco de cenizas
Dame ahora esa paz que tanto necesito
y quita esa presbicia que me agrede
ese viento de muertos que enturbia mis retinas
Mi deseo es ser hoy sin el manto de orfandad
ni el cúmulo de esquirlas que llevo en la garganta
Dame ahora el presente y no me lo atiborres
con tantos peces huyendo de tus manos
Déjame ser yo misma sin melindres
que es demasiado ronco el viento que nos carga
Dame como prodigio la ventana o la puerta
y el verde promotorio de todo el horizonte
Pero déjame libre desandando mis calles
sin tu ojo pendiente a la señal de alarma.

LA CENSURA OFICIALISTA Y LOS DENOMINADOS LIBROS PROHIBIDOS EN CUBA

LIBROS PROHIBIDOS EN CUBA



Por: Lic. Adela Soto Álvarez

Desde l959 cuando se propagó por nuestra isla caribeña la mal llamada revolución, muchosbuenos pensadores, con una innata filosofía de la vida y de los regímenes políticos que han transitado por el mundo, presagiaron la política de censura oficial que se podía desatar en cualquier momento, a pesar de la propaganda de libertad que se dio desde su inicio, y así lo hemos visto a través del tiempo, que esta censura se ha repartido como una sombra sobre todas las ideas libertarias o que simplemente toquen la palabra independiente.

Poco a poco nuestro país fue caracterizando su intolerancia y totalitarismo, así como aferrándose a esquemas de otros gobiernos monárquicos y despóticos y demostrando su verdadera intención de abarcarlo todo bajo el dominio de un solo criterio. Y una de estas pruebas las tenemos en las palabras que dijo el mandatario cubano el 14 de junio del año 1961 en una reunión con intelectuales cubanos afirmando: “Dentro de la Revolución todo, fuera de la revolución nada”

Palabras que han marcado la política oficial del régimen de la Habana, y hasta el día de hoy nadie puede tener un punto de vista diferente.

Ningún artista, o escritor, puede expresar la realidad cubana y esa es una de las grandes dicotomías del régimen, que no deja de propagandizar el desarrollo de la cultura de la revolución, cuando todos sabemos que lo que ha creado es una seudo cultura, porque la verdadera cultura cubana se ha ido del país.

Si vamos a referirnos desde el punto de vista de la filosofía política, se sabe que la realidad de la cultura ni siquiera es una expresión de esta, porque no permite que ningún intelectual la refleje en su obra, y sí lo hace, sabe que pasará a la fila de los desafectos, vende patria, y otros vituperios más en contra de la moral del individuo. Porque en Cuba existe una política de censura oficial que funciona en todos las editoriales cubanas, lo que demuestra claramente que no existe libertad de expresión, ni de otra cosa.

Constan muchos ejemplos, y uno de ellos es lo que dijo Fidel Castro en el año l972 en la editorial política, precisamente en una reunión con directores de diferentes editoras del país y donde afirmó que en Cuba por cuestiones de principios existían muchos libros que no merecían ser publicados.

Si analizamos estas palabras del gobernante de La Habana desde el primer momento y sus constantes discursos demagógicos asegurando una libertad que no existe, nos damos cuenta que hay una continuidad histórica en el proceso de censura oficial que no cambia, sin embargo afirma lo contrario, aunque es imposible negar que en Cuba la libertad intelectual se viola constantemente.
Jamás se me olvidará aquel día de febrero del año 1998, en la séptima Feria Internacional del libro de la Habana, que tuvo por sede la Cabaña, lugar donde murieron cientos de miles, de cubanos por órdenes del Che Guevara y de él mismo, cuando dijo que en Cuba no había libros prohibidos, lo que faltaba dinero para comprarlos.

Cuando escuché aquellas palabras me asombré al extremo que inmediatamente llamé a mi amiga Diana Margarita Cantón, quien al igual que yo teníamos escondidos en diferentes lugares de la casa ,un buen número de libros, que para el gobierno y su política eran denominados “Prohibidos” y que por mucho que habíamos buscado en la red de bibliotecas públicas jamás encontramos.

No sabíamos ni que pensar con aquellas nuevas mentiras del gobernante cubano, pero qué podíamos hacer, entonces al paso del tiempo supimos que en un lugar del oriente un matrimonio se había dado a la tarea de desmentir tales palabras.

Así fue como conocimos del proyecto de Bibliotecas Independientes y de su reglamento, que era una alternativa cultural en medio de un sistema totalitario y que tenía precisamente el mérito de romper el control absoluto de la información del régimen porque ese proyecto creado por Berta Mexidor y Ramón Humberto Colás tenía la capacidad de instituir en medio de tanta intolerancia un espacio cultural donde las personas pudieran encontrar aquella literatura que les era prohibida en las bibliotecas estatales.

Entonces nos dimos a la tarea de sacar los libros para el gobierno prohibido y unirlo a los considerados no prohibidos y aportar nuestros esfuerzos a fomentar la democracia cultural. Así fue como también fundamos las bibliotecas independientes José Ángel Buesa y la Juan Gualberto Gómez, una en ciudad de la Habana y la otra en la provincia de Pinar del Río.

Quien sentía temor al que dirán o de la policía política para ir a visitar nuestro pequeño pero libre espacio destinado a dos libreros con bibliografías de todos los géneros y autores, le tomábamos la dirección y se los llevábamos muy bien ocultos en una bolsa a su vivienda para no perjudicarlos, porque lo importante era que la cultura sin censura llegara hasta el más recóndito lugar.

Esta tarea la realizamos muchos bibliotecarios independientes, y aquellos que iban incorporándose la seguían con entusiasmo y dedicación. Muchos la llamamos Bibliotecas Ambulantes.

Lo cierto fue que todo parecía un estallido cultural que dio paso a conocer los intereses censurados del pueblo, e increíblemente descubrimos que los lectores preferían los libros denominados prohibidos a los permitidos, entre ellos los de Guillermo Cabrera Infante, Leví Marrero, Lydia Cabrera, Reinaldo Arena, Heberto Padilla, Gastón Baquero, José Ángel Buesa ,Lino Novas, Martín Luther King, Eugenio Florit y Raúl Rivero entre otros tantos y tantos cubanos que han escrito excelentes obras y han dado su aporte a la Literatura Universal, y aunque son desconocidos en el país porque no se permite su difusión, ni publicaron los han bautizados como gusanos, contra revolucionarios, o agentes de la CIA, solamente porque no coincide con el pensamiento oficial y la política cultural que ha tenido el régimen del señor Castro, quien ha perdido de vista que la cultura no se planifica en una oficina, y si fueran inteligentes retomarían a cada instante las palabras del maestro José Martí, “saber leer es saber andar”, y que aceptar la cultura alternativa solamente amplía el conocimiento del pueblo.

Por eso si hoy se puede hablar de cultura alternativa es gracias al proyecto de bibliotecas independientes, el que ha permitido difundir obras que estuvieron muchos años empolilladas en la isla, por ser de aquellas personas que por su posición política no pudieron promocionar su obra y ese es el mérito que tiene este proyecto.

Este proyecto va más allá de la intolerancia del mandatario cubano, porque un pueblo que ha vivido durante 46 años dentro de un régimen de control absoluto, y donde la perdida de valores ha despersonalizado la vida de muchos hombres, hay que enseñarles un proceso de transición, y cuáles son los desafíos de la libertad y los retos que significan la democracia.

Porque la democracia no es solamente participación, la democracia también es responsabilidad, y las bibliotecas independientes pueden jugar un papel muy importante en el futuro de la isla caribeña, porque son espacios para el desarrollo cultural y donde se pueden educar las personas interesadas con respeto a la libertad intelectual

El régimen de la Habana siempre le ha tenido mucho miedo a la verdad y a que el pueblo abra los ojos, por eso le teme a los libros, y el hecho de que en el año 1961 se haya reunido con la intelectualidad para decirle qué debían hacer y decir, demuestra ese temor que pudiera llamársele horror y esto no es un fenómeno nuevo, ni absoluto de Cuba, porque se practicó en la Rusia de Stalin y en todos los países del Este. También en la dictadura de la derecha en América del Sur.

En la época de Hitler se quemaron muchos libros, y Fidel Castro hizo lo mismo, incluso conozco que muchos contenedores llenos de pacas de papel y cartón que se envían a la papelera de la habana de diferentes provincias son confeccionadas con libros desactivados en las bibliotecas escolares y publicas.

Las personas de cualquier lugar del mundo se preguntaran ¿Por qué ese temor a los libros? Cuando un libro es sinónimo de conocimiento, porque habla acerca de los valores universales, de la libertad, de la democracia, a la vez que desarrolla los sentimientos más profundos del hombre desde que nace.

Los libros guardan un tesoro respetable de ideas y un valor muy importante para el desarrollo de los pueblos, pero el gobierno de Cuba, un sistema enfermo de paranoia, y de procedimiento alcaico y dominante, lo único que ha hecho es manipular el sistema educativo y destruir las enseñanzas, por eso dio la orden de incinerar todos los libros que consideró prohibidos porque pueden abrirle los ojos a los incautos. .

El gobierno de Cuba no solamente censura libros de autores cubanos como Reinaldo Arenas, Heberto Padilla, y otros, también lo hace con otras obras como la de Vargas Llosa, uno de los escritores más importantes de la lengua, y que es un fuerte candidato en los próximos años de ganar el premio Nóbel de la Literatura.

¿El por qué? Es fácil de explicar, pues este hombre como liberal coherente y con un principio ideológico con el cual aboga por las libertades en su máxima expresión, ha criticado al régimen de Castro y quien lo reprenda o lo quiera hacer reflexionar, no solamente se convierte en su enemigo, sino que hace todo lo posible por borrarlo hasta de la historia.

Octavio Paz uno de los mejores ensayistas que ha dado nuestra lengua es prohibido en Cuba, solamente porque en su excelente libro Laberinto de la Soledad, fue crítico sobre el sistema de Fidel Castro, a pesar de que en un primer momento lo apoyó.

En Cuba se desconoce quien es Carlos Rangel que aún siendo uno los mejores escritores que ha dado la América Latina. Murió a finales del siglo pasado precisamente porque se suicidó y escribió un excelente ensayo que todo cubano y latinoamericano debe leer “Buen Salvaje, Buen Revolucionario” donde explica que la naturaleza del fenómeno que vivimos los pueblos de Latino América no es responsabilidad de Los Estados Unidos de Norteamérica, sino que se debe a la incapacidad para gobernar a la tendencia del caudillismo, la corrupción, y a la lejanía de la responsabilidad con el pueblo y el robo.

Todos estos libros y muchos más son prohibidos en Cuba, por eso después del 59 fueron desapareciendo misteriosamente, aunque todos sabemos que los desactivaron por problemas ideológicos porque existían, por eso es que hoy no se pueden encontrar , obras como la de Eudocio Ravines que fue un comunista que vivió el proceso Internacional Comunista en los primeros años de la instalación del poder soviético, y que vivió allí y que vio con sus propios ojos lo que era el comunismo real, escribió un excelente ensayo que se llama La Gran Estafa.
Este libro fue uno de los tantos que se quemó en Cuba. Al igual que Rebelión en la Granja, que quien lo tenga sabe que esta cometiendo un delito de posesión prohibida de acuerdo a las leyes cubanas Soy del criterio de que la censura represiva que tiene el régimen es excesiva y aberrante, aunque se pudieran dar muchos más calificativos, Pienso que si mañana por ejemplo un escritor como Gabriel García Márquez a pesar de ser cómplice de Fidel Castro, pero es honesto reconocer la excelencia de su obra, hiciera alguna declaración en contra de él sobre el sistema político que ha dirigido durante tantos años, su obra tan homenajeada por el sistema , desaparecerá en un minuto de todas las bibliotecas publicas.

Y como digo esto, puedo referirme a cualquier otro escritor, músico, o artista que sea honesto y discrepe de sus leyes o dirección. Estoy segura que desaparece como el resto, y lo peor de todo, lo toman inmediatamente de material de estudio para la Mesa Redonda o Tribuna Abierta, donde mancillaran su nombre y obra, además de acusarlo de desafecto y otras barbaridades como lo han hecho con Václav Havel después que ha tenido una actitud tan responsable con lo que defendió en su país, La República Checa.

Han dicho y eso es de conocimiento del mundo que Václav Havel no es un intelectual, solamente porque ha estado al lado de la verdad y ha sido un defensor de los valores de la democracia en el mundo y un ferviente luchador contra el comunismo.

Otra de las obras que se desconocen en Cuba por las mismas causas es la obra de John Milton, que escribió en el siglo XVII un excelente ensayo que se llama AREOPAGITICA, que da una ilustración inglesa y habla del valor que tenía en esa época Inglaterra, a pesar que comenzaba el desarrollo industrial y que en ese momento era toda una potencia. Es decir hay muchísimo autores importantes prohibidos por decir la verdad.

El escritor ruso Alexandr Solschenizyn, premio Nóbel que escribió el Archipiélago Gulag y que sus cuentos son fantásticos, además de la realidad que vivió en carne propia y donde muestra la naturaleza del sistema totalitario, es otro de los silenciados en la isla y no se sabe de esa obra.

También se desconoce la obra de Albert Camus, y estoy segura que ha sido porque dijo algo interesante como por ejemplo: que en el siglo XIX la gran enfermedad era la invención del descubrimiento físico, y la gran enfermedad del siglo XX y XXI iba a ser el miedo como cultura; y eso es lo que Fidel Castro ha entronizado, el miedo como cultura, por eso es que hasta escritores modernos son desconocidos en el país, y quien los lea es enemigo del régimen.

Enrique Miret, que ha estado tan cerca de los estudios sociológicos y que es del pueblo español, además tiene un vínculo muy cercano con la cultura cubana, es otro de los que se desconoce, al igual que muchísimos escritores importantes como Fernando Sabatér Basco, y todos aquellos que tienen posiciones críticas hacía la intolerancia.

Pero este es un fenómeno que no sólo se da en los libros, también se da en el cine, en la música, y en las artes plásticas.

Existen películas que en Cuba no se pueden ver; como música que se prohíbe, por ejemplo los Beatles que están prohibidos desde los años 60, incluso muchos jóvenes fueron sancionados por diversionismo ideológico tan sólo por escucharlos e imitarlos.

Quien lea esto quizás no pueda entender como fue posible esta censura contra un grupo internacional de Rock y qué cómo es posible que sea cierto cuando el propio gobierno a construido una estatua en el Parque de los Obreros en honor a John Lenón. Es que no saben que el gobierno de la Habana, manipula cualquier cosa, y si es en provecho estatal mucho más, porque para nadie es noticia, que la hicieron para atraer a los turistas y a través de esta atracción recaudar dividendos en moneda dura.

Recuerdo que en mi época otros de los prohibidos de la música lo fue José Feliciano, Paúl Anka, y un sin número más.

Nadie podía escuchar música en inglés porque era un delito ideológico, entonces trataron de enseñarnos música rusa y todos los dibujos animados para niños traídos de Rusia y todos teníamos que hablar en ruso, porque era el que nos gobernaría por los próximos 50 años, según Fidel Castro.

Entonces se dio a la tarea de incluir en los programas de educación de todos los niveles medios y superiores el idioma ruso como asignatura, inculcándonos que aprender inglés, era el idioma del enemigo y eso podía ser peligroso para el pueblo.

Como ven no solamente existía censura en la literatura, y en la música, también en el idioma, en el cine, en las artes plásticas, y en toda la creación artística del país.En Cuba hay un aproximado de 318 bibliotecas públicas. Algunas existen en la universidad y algunos centros escolares, pero son bibliotecas que no te ofrecen toda la información que uno necesita, y es simplemente porque carecen de ejemplares o les prohíben el uso y préstamo de algunas bibliografías a causa de la censura literaria.

En el piso 13 y 14 de la biblioteca Nacional José Martí ubicada a un metro de la oficina de Fidel Castro y Raúl su hermano, a esos dos pisos le llaman “El infiernillo” porque ahí están todos los libros que ellos tienen prohibidos y ese nombre de infiernillo no viene por casualidad.
Cuando la época de la inquisición aquellos libros que eran peligrosos porque criticaban lo que la iglesia estaba haciendo en ese momento, los enviaban a un infierno que era el lugar donde concentraban las obras prohibidas hasta el momento en que las quemaban, esto increíblemente existe en Cuba a pesar del paso del tiempo y las costumbres.

Sí le preguntamos a un intelectual o a un profesor de la Universidad de La Habana sí conoce las obras de Leví Marrero, Reinaldo Arenas, John Milton, Lino Novas, Gastón Baquero, Adam Michnik, Álvarez Guedes, o Paúl Jonson, estoy segura que no va a conocer absolutamente nada de ellos, ni siquiera los nombres les serán familiares

Al igual le va a suceder con la obra de Armando Rivas, o de Carlos Alberto Montaner, a parte de no saber nada sobre ellos tampoco las van a encontrar en esa biblioteca, porque en Cuba se lee lo que el régimen de Fidel Castro quiere que la gente lea, a pesar de tener una campaña nacional por la lectura como contrapartida a todo lo que surja en defensa de la libre expresión y el conocimiento.

Otra de las cosas que sucede en Cuba es que todo se politiza, hasta la carta universal de los derechos humanos es un documento prohibido para el pueblo, incluso siendo Cuba signataria de esta.

Entonces por qué no se puede tener, ni leer esta Declaración Universal, si no estamos violando ninguna ley al contrario, en ella se conocen los derechos del hombre, y prueba de esta censura la pudimos comprobar en la ola represiva donde muchos bibliotecarios independientes fueron condenados solamente por poseer libros prohibidos para el gobierno, entre ellos este documento.
No hay ninguna ley que diga que alguien tiene que ir a la cárcel por ofrecer un libro, o sea, que el régimen de Castro muestra la incoherencia de ese sistema, cuando dice que no hay libros prohibidos, y sin embargo condena a personas por ofrecerlos, este régimen es un baúl de contradicciones.

El l6 de noviembre del año 1999 cuando La Habana fue sede de la Cumbre Iberoamericana, Castro firmó la Declaración de la habana, aún diciendo esta en una de sus partes: Los Gobernantes Iberoamericanos abogaremos por la libre circulación del libro en América. Y sin embargo estamos refiriéndonos a un país donde no hay justicia, donde se viola la ley por parte de las mismas personas que la hacen, la escriben, y la promulgan.

En la Ola represiva del l8 de marzo del 2003 en el allanamiento que hicieron a mi morada me incautó la seguridad del estado cubana más de siete mil ejemplares, entre libros y revistas, acusándome de poseer literatura prohibida, entre ellas la Revista Vitral

Incluso la aduana nacional en más de 20 ocasiones me decomisó libros entre ellos infantiles enviados de México, España y otros países europeos, explicando en el documento oficial de decomiso que lo hacían porque estos eran prohibidos en la isla por no estar acordes con la ideología del gobierno.

En esa misma fecha conocí lo sucedido a Gisela Delgado con el libro Contra todas las banderas de Martin Luther King , que el ex presidente Jimmy Carter le regaló en su visita a Cuba se lo confiscaron por prohibido, y estoy segura que fue otro de los desaparecidos.
Cuba necesita una penetración de información, ese es uno de los verdaderos caminos para favorecer el cambio y que el pueblo vea que existe un mundo más allá de las tinieblas a que los tienen confinados.

Es necesario que el pueblo de Cuba se lance hacia el futuro con la única posibilidad que tiene que es la de conocer, saber, e instruirse a través de la lectura. Que acepten de una vez por toda que el sistema que impera en la isla y su politica cultural lo único que han hecho es dividir al pueblo, condicionando la cultura a la ideología, censurando todos aquellos valores de nuestra cultura nacional y lamentablemente con esta censura devastadora propiciar la salida de aquellos grandes intelectuales cubanos que siempre aportaron al país todo su encanto y que tuvieron en Cuba la mayor referencia para la creación de esas obras que hoy debían ser orgullo nacional y no censura.