Agredida por la inquisición mundana
Donde no siempre
Dos y dos son cuatro
Persisto
Anudada a innumerables décadas
Sin cobija
Ni dueño
Esclavizada al mismo hechizo
Que por mucho que lo atice
No despunta
Cruzo la pradera
Donde la vida se amontona
Conozco cada día más
Del torbellino del hambriento
Su color a espuma blanquecina
Hacen jaque
Demonios y faranduleros
Llenando mi ultima voluntad
¡Quٞé injusticia
La de los trúhanes
Endulcorando la quinta sinfonía
Con los ojos metidos
En la peor de las lujurias!