“Basta ya de injusticias”
18 de marzo de 2003
Por: Adela Soto Álvarez
Por: Adela Soto Álvarez
Recuerdo que no hacíamos otra cosa que denunciar pacíficamente ante el Mundo las constantes violaciones de los Derechos Humanos.
Comenzamos unos pocos y fuimos creciendo como crece la verdad cuando somos capaces de sostenerla y cuidarla, por eso el régimen de La Habana arremetió, creyendo que con su embestida terminaba con el espíritu y el convencimiento.
Fue un 18 de marzo del 2003, cuando emprendió la ferocidad, creyendo demoler la digna práctica periodística, derribando nuestras moradas, buscando en papeles, y pertenencias lo que llevamos dentro. Por eso a pesar de las detenciones y la injusticia seguimos abrazados a la inclaudicable ideología de derribar al monstruo con todos sus acólitos espeluznantes.
A muchos los condujeron a las frías mazmorras de la impotencia, a otros los condenaron a convivir con el silencio, dentro de la peor de las inclemencias, entre el estupor que produce la humedad y el cautiverio.
Muchos años fueron impuestos en condenas ejemplarizantes, por un hecho que marca ante el mundo la mayor violación que se ha cometido contra un grupo de hombres y mujeres que solamente exigen la libertad que les usurpan
En cada juicio sumadísimo exponían al delator enmascarado, y así fueron apareciendo como ratas inmundas, creyendo que con quitarse la careta y mostrar el rostro del Judas Iscariote amilanaban la dignidad de la oposición cubana, de la prensa independiente , de su valor e interesa.
Todo fue sucediendo en un breve tiempo. Las noticias circulaban. Los que aun no habían sido detenidos continuaban la lucha, esperaban y seguían sin miedo, informando desde una cabina telefónica, una vivienda, o de enlace en enlace, pero todo se fue conociendo hasta llegar a la cifra de 75 inocentes encautados por luchar por la libre expresión de las ideas.
Hoy a cinco años de este hecho, siento un dolor profundo que no se quita, y pienso en todos los que aun continúan sin poder liberarse de los balaustres, y escucho sus voces intactas contra mis sienes, y un inevitable gemido se me escapa.
Es triste recordar, gritar, y no te escuchen, conocer que tus hermanos son inocentes y necesitan. Que su único pecado es querer hacer justicia, amar la libertad.
Que tienen sed y hambre, que los ahoga el metro y medio de un calabozo impío. Que la noche los aplasta, y del día no saben, Que todos son una verdad y que están allí expuestos a la incertidumbre.
Por eso en este día pronuncio sus nombres sin cansancio.
Adolfo, Fabio, Alfredo, Omar, Regis, Héctor, Normando, Nelsón, Iván, Víctor Rolando, Biscet, Ricardo, Margarito, Juan Carlos, Adalberto, Orlando, Arturo, Librado, y un largo de etc. etc. y exijo la libertad inmediata para los 55 que continúan presos, ... porque son INOCENTES
Por eso en este día pronuncio sus nombres sin cansancio.
Adolfo, Fabio, Alfredo, Omar, Regis, Héctor, Normando, Nelsón, Iván, Víctor Rolando, Biscet, Ricardo, Margarito, Juan Carlos, Adalberto, Orlando, Arturo, Librado, y un largo de etc. etc. y exijo la libertad inmediata para los 55 que continúan presos, ... porque son INOCENTES