Me siento metida en un zapato
inmóvil y móvil a la vez
cansada de pisar y pisar
sin dejar huellas
en ese pedazo de piel
que no se acaba
a pesar de los vientos de infortunio
la sotana sobre las fechorías
y la distancia atroz
que te empeñaste
Aun me duele
la palabra que nunca pronunciaste
y a pesar de todo
continúa humedeciendo
y pidiendo a gritos
Aun así
pienso que tuvimos un rasgo
de vida
en medio de una oscuridad
sórdida
que no dejo de palidecer
ni el viento pudo llevarsela