Por: Lic.Adela Soto Álvarez
…La poesía es la cuarta dimensión de la vida
y cuando es auténtica uno de los instrumentos más precisos
para escudriñar en la quinta esencia de la realidad…
No es mi intención hacer una radiografía del sistema sociopolítico cubano de los últimos cuarenta y siete años de existencia, pero creo que dentro de la crisis general la literatura tiene un gran espacio en la represión que sufren los medios de comunicación.
El triunfo revolucionario fue canto elevado por poetas foráneos y de la isla. Para todos era una época nueva llena de bríos y esperanzas .No tuvo que transcurrir mucho tiempo para que el entusiasmo se convirtiera en confusión.
La verdadera esencia del poeta, su cuarta dimensión y su autenticidad dejaron de ser sus instrumentos más precisos para comenzar a chocar con la manipulación de un expediente como látigo, un carné como amuleto y hasta los cánticos de navidad y las rondas infantiles se convirtieron en consignas y compromisos políticos.
Así fue como comenzaron los poetas y libres pensadores a sufrir como dijo Heberto Padilla antes de morir en el exilio,…una crucifixión sin cruz… apabullada y escamoteada por los vacilantes.
Haciendo un poco de historia posteriormente a los años 59 junto a los cambios que lentamente fueron ocurriendo en la isla, se comenzó una lucha más encarnizada contra la ideología.
Malas interpretaciones, prejuicios, mitos, fanatismos y miedo fueron las palabras de orden contra cualquier iniciativa de participación personal que surgiera, con el único fin de salvar la espiritualidad que comenzaba a expandir sus salvas de urgencia dentro del pensamiento del hombre.
Precisamente en estos momentos fue cuando la libertad se adentró en el campo de la relatividad y no se valoró seriamente la necesidad de este auténtico hombre, único historiador de su tiempo y se le trató de imponer el denominado grillete literario.
Esta parte de la sociedad que se pretendía construir de forma dirigida y atea, fue buscando su propio espacio a partir de las concepciones que cada hombre tenía de si mismo gracias a su trascendencia, y a pesar de la coacción gubernamental se demostró una notable capacidad intelectual que estremeció al sistema de la isla desde sus cimientos.
Este mundo literario que además de ser deleite y ejercicio intelectual es oferta de posibilidades a hombres y mujeres, especialmente a la juventud de ejercitar su pensamiento y habituarse a obrar en sus vidas, no por impresiones instintos o mimetismo, sino por medio de la interiorización, desarrollando sus capacidades creadoras a veces dormidas o reprimidas, se convirtió en uno de los fenómenos más controvertidos de la realidad cubana.
Las buenas y libres intenciones del escritor en la búsqueda de su contorno, donde justamente estaban las debilidades espirituales, se convirtió en sospecha, traición, incomprensión y paranoia gubernamental y todos quedaron resumidos bajo el calificativo de ENEMIGOS DEL SISTEMA.
A partir de esta situación social, se desató el ataque directo e indirecto a la literatura cubana .Muchos se convirtieron en el instrumento de la política, pasando a ser portavoces
de consignas poéticas y reafirmaciones ideológicas, a la vez que por encargo mutilaban sus neuronas y encasillaban la metáfora en discursos y palabrerías fuera de la razón de ser de un poeta o un escritor.
Al son de esta pachanga literaria bailaron muchos hombres celebres y los no celebres alcanzaron un lugar en la palestra oficialista, gracias al oportunismo y a la sombra gubernamental, el resto fueron acusados, encarcelados, exiliados o castigados con trabajos forzosos.
Para ser más fieles a los hechos ocurridos, podemos retomar como ejemplo el caso Padilla, La unidad Militar de Aporte a la Producción (UMAP) El Congreso de Educación y Cultura en los años setenta y uno, o cualquier arbitrariedad dentro de la política cultural cubana, que llevó a estos escritores, amantes del arte a limitaciones frustraciones y censuras muy severas.
La inestabilidad en los escritores se fue agudizando cada vez que sentía la necesidad de ganar libertad intelectual y al saberse maniatados y sin más opción que guardar silencio o acceder al compromiso político antes de caer en el suicidio espiritual, o en la hermética o clandestina expresión, prefirieron el abandono de la patria y no el del sentimiento.
Este camino asfaltado por el fanatismo y las falsas concepciones gubernamentales ha sido y son la constante frustradora de quienes transitan las asperezas del totalitarismo y no tienen otra posibilidad que enfrentar a los sesudos detractores de la literatura y sus desafíos.
Por todo esto hoy podemos analizar el dolor en las voces que nos llegan del exilio llenas de sensibilidad, por mantener viva la llama de la cubanía y la hispanidad, o en los que enfrentan el rigor de la critica injusta o la despiadada amenaza de ser silenciados porque nos den en su necesidad interior la cualidad estética y el más sabio criterio.
Cuando evaluamos todas estas cuestiones sabemos que difícilmente bajo estas circunstancias represivas se logre ver la luz de estas obras, por eso debemos hacer lo posible por preservar la conciencia y demostrarle a nuestros censores que la literatura a pesar de los grilletes va más allá de las ideologías o las fronteras, lo importante es salvar la autonomía intelectual.
Quien piense que la literatura se puede plegar a patrones políticos para que tenga derecho
a ser voz, está totalmente equivocado, porque la literatura tiene criterios propios y es la observación de los dilemas de la existencia humana, nada le es tabú.
Nace de la necesidad de autorrealización del escritor y se comunica simplemente a través de su obra. Por lo tanto la literatura no tiene deberes ni derechos, ni políticos ni con las masas.
El destino del escritor o el poeta en Cuba siempre estará pendiente a las controversias de qué si es conservador o revolucionario, progresista o reaccionario, y tendrá que asumir su futuro sin recibir recompensa alguna mientras este vivo, como le sucede a excelentes escritores.
Por eso no debe amilanar a los intelectuales porque lo importante aunque sea de forma subterránea es lograr el impacto que producen nuestros sentimientos en la sociedad. Creo que realmente es el mejor jurado ante la magia del lenguaje.
El ataque a la cultura siempre será un desafío que tendremos que enfrentar, lo importante es tener siempre presente que no somos profetas, ni un sistema de signos de formaciones semánticas que requieren sólo estructuras gramaticales, sino la expresión más intima del pensamiento libre y sin más pretensión que el consuelo de ocupar un lugar en la historia de las letras.