SEXTO CAUCE
POR: ADELA SOTO ALVAREZ
Tal vez sean las huellas
Del espanto
Tu actitud en contra de los muelles
O esa forma de asirte al devaneo
Pero palpo en tu voz
Poca elocuencia
Un raz de nubes borrascosas
Tratando de justificar lo imperdonable.
Sin importante si deambulo
Sobre la espina mayor
Te dije apagaras las brazas
Que no era tiempo
Y menos con una realidad
Perpetua E Inacabable
Pero nada te importo
Y continuaste presto a demolerme
Tratando de que mi última sinfonía
Estrenara su trino
Tú tan sabio y audaz
El sabelotodo
El juez implacable
El hombre luz
Repleto de luces falsas
Te afincaste imperecedero
Sobre el hambre
Y arrullaste mi dolor
Entre hipócritas cantatas
Y palabras rebuscadas
Hoy te me pareces más al terremoto
Más a los afanes destructores
Mucho más a la serpiente nocturna
Que perfila el lugar que muerde
No es justo que me abra
Y tú te cierres
Que pregones el sol
Y me ofrezcas
Un maremoto de incertidumbres
Por eso nuevamente me reclino
Asombrosamente virgen
Y veo como todo fue una mentira
Cultivada en las entrañas
De un sentimiento fértil
Ahora de nada valen mis reclamos
Si te aferras a tu verdad
Managloreandote de una estirpe inocente
Y haciendo que vayan al precipicio
Tantas noches en vela
Tantos suspiros elaborados
Tal vez te sientas prepotente
O un Adonis nítido
Perpetuando la persistencia
En cada pecho que destruyes
Pero tú pecado mayor
No son mis lágrimas
Serán las tuyas
Cuando descubras que no existo
Que llegó la mañana y no aparezco
Que perdiste en un instante
Tú anhelo superior
Mi sexto cauce