No me queda dudas
Existe ese lugar oculto
Donde logro de cuando en cuando
Deslizarme de la realidad
Y meterme de un tirón
En él me salvo de las tempestades
Del rugido pueblerino
También de la envidia de la calle
Las blasfemias que lanzan los cobardes
Y hasta de los vientos alisios
Cuando se cuelan en las ranuras de mi calma
Quise llevarte allí para que el olvido fuera manso
Pero se esparcieron las verdades
Y no hubo tregua
Eras de una sustancia tan abstracta y destructiva
Que el viento sopló sin advertirme
Y no dejó de tí
Ni la más leve huella