No te olvides del prójimo
Cuando lo veas
En su madero de tormento
Cuando lo veas
En su madero de tormento
El tuyo llegará como todo
Entonces
Vas a necesitar beber de su experiencia
Te lo digo yo
Sin ser la portadora de Job, Juan o
Jesús
Tampoco me considero
Profeta de estos tiempos
Ni semejanza de ángel
Mucho menos aspiro
A un Olimpo terrenal para mis
huesos
Pecaminosos y confundidos.
Pero caminé,
Corrí, caí, y volví a
levantarme
Tantas veces
Persiguiendo la verdad sin encontrarla
Hasta que al final pude
apreciar
Mis sentidos en cautiverio
Frente a una cruz de aguijones y guizazos
Dos rutas inconclusas
Una directa al crimen
Y a la santísima tentación
La otra
Un puente estrecho,
Con una misión,
Y una luz que tambaleaba.
Entonces mi ceguera era
elocuente
Suministrada por dogmas,
Costumbres y ancestros
Desde que era embrión y otras materias.
Ciertamente
Mi corazón y mi cerebro los cubría
Una orfandad inmensa
Realmente era
La eterna inconforme
Condenada por mi misma
En mis noches de incredulidad suprema.
Mil veces subí a los juglares
Del espíritu
Transité Budas,
Escorpiones, Cartomancias, Espiritismo
Mazonería, Brujería,
Surrealismo, Energía, y otras
tantas
Y en todas me sentía expulsada de la vida
Portadora de una antorcha sin llamas
La eterna inconforme
Condenada por mi misma
En mis noches de incredulidad suprema.
Mil veces subí a los juglares
Del espíritu
Transité Budas,
Escorpiones, Cartomancias, Espiritismo
Mazonería, Brujería,
Surrealismo, Energía, y otras
tantas
Y en todas me sentía expulsada de la vida
Portadora de una antorcha sin llamas
Confundida
Como un héroe desvanecido
Con muchos testimonios
Pero sin un dialecto entendible
Ante los atónitos oídos del vidente.
Así sin poder hacer historias
Escuché el llamado de un instante
Reflejado en leyes y versículos
Entonces desterré las esterilidades
Y transité
Con rumbo fijo
Por eso hoy te digo
Que ames la cruz de los designios
Al igual que a tu prójimo
Para que puedas mirarte
Siempre limpio ante el espejo