Eras nocivo
A pesar de tu mirada tenue y melancólica
Con pequeños vocablos de imprenta antigua.
Eras agudo como la punta de la espera.
Encendido
Y a veces hasta sonámbulo
Pero voraz como bestia desbocada
Hiriendo de soslayo,
La gravedad de toda mi galaxia
Tenías la boca moderna y letal
Con un acento de maldad incalculable
Que contrastaba con tu inusual caricia
Nunca hubo estridencia, ni un insulto.
Eras maléfico de un modo especial
Ante una soledad dura y quemante
De esas donde se espera todo
Y no se espera nada
Al final
Eras
Dolor profundo
Acero punzante desde el esternón
Hasta la quinta vértebra.
Pero con un ángel impoluto
Que te hace inolvidable.