Se han roto los dioses de repente Todo bajo torbellino indescifrable
Y púas aberradas
Y púas aberradas
Por eso es que me asfixia Tanta madriguera Dispuesta a demoler la argolla
Y los dientes del alfarero Cansados de rumiar Sus equivocaciones
El mal aliento de los topos En cuadrillados en la doble apariencia
Y ahí se le ve al presidente de los ladinos Compuesto y afilado Lleno de maldades inquisidoras Sin corazón para el latido Ni pócima para el ramalazo Que provoca en cada vocablo que vomita
Quién me iba a decir que tendría ojos para verlo Erguido con la lengua llena de polvorines Contra mi lánguido esqueleto Mascullado de tanto rendirle culto A la conmoción histérica Que proyecta bajo la sotana Donde se imagina casi místico
Y no es más que un ladronzuelo de oportunidades Un arlequín lleno de palabras vacías Aprendidas por encargo.