ENTREVISTA LOS AZOTES DEL EXILIO NOVELA

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DEDICADO A MIS PADRES

Monday, March 19, 2007

ARTICULO



EL COMISARIO DE LAS SABANAS

(450 págs.)

"En un enfrentamiento con la distancia"



Por: Adela Soto Alvarez



La narrativa suele olvidar los símiles, las metáforas y en ocasiones ronda el abismo del panfleto, pero éste no es el caso de la novela de Francisco Menéndez León (Cuba, 1951), quien se estableció en España en 1982 y actualmente reside en Miami.

El comisario de las sabanas aborda, entre otros perfiles, el de lo social, también el de lo histórico; si bien, tras una aproximación genérica preliminar, se nos revela que ante todo está el propio autor: su deseo de expresarse en absoluta libertad.

El cuerpo temático de esta detallada obra -con tantos ingredientes ligados a la savia ancestral de un hispanocubano-, se perfiló alrededor de 1983.

Escrita en un enfrentamiento con la distancia, en cada línea se refleja una realidad estremecedora de la Cuba de hoy, desgarrada y sumida en ell cautiverio que desangra el corazón y la palabra.

Además, la novela toca importantes sucesos de nuestra historia, los cuales van, como eslabones dialécticos, desde el fin del Siglo XIX, pasando por la romántica época de los tranvías habaneros, hasta llegar al inicio del movimiento izquierdista de la década del cincuenta.

Hasta aquí, tenemos una forma de acercarse a este libro, porque hay varias. Con el joven Tundidor se asiste al conflicto central, quizás el del propio novelista:

Tundidor es el hombre nuevo tan promocionado en nuestro país, y el cual no ha sido más que un esclavo de su propia clase. Esta novela, cuyo autor hizo todo lo posible por capturar muchos años de silencio y destierro, y por desmitificar donde procediera, es también un testimonio directo de los avatares que nos han marcado la piel y el alma.

Para Francisco Menéndez no fue fácil narrar desde el exterior parte de la historia de su generación, y especialmente conseguir que el toque de cubanía no dejara de fluir en cada línea, pero aún así, a pesar del distanciamiento y de la añoranza, el enfoque es preciso, lográndose que la ternura no faltara dentro de lo escabroso, que lo ideal y lo real resaltaran en su excelente historia.

Según nos adentramos en la obra, vamos descubriendo lo especial de su contenido, aquello que mueve a polémica, y por ende a la reflexión. En este libro tan hispano se muestran diferentes patrones de conducta dentro de la familia Pedro, Ofelia y Tundidor; y, entre anécdotas y discusiones verbales, se nos presenta el choque de la tradición versus modernidad.

Incluso, hay cientos de personajes más -estereotipos algunos-, paródicos muchos, ya que éstos van de lo sublime a lo ridículo, de lo grave a la farsa; y es que Menéndez, fiel a su tradición dramatúrgica, se proyectó hacia el centro, hacia la tangente entre el drama y la comedia: la farsa.

Francisco Menéndez, con su forma de decir, mediante un ritmo agradable y haciendo gala de un dominio increíble del idioma, se mueve de la seriedad a la sátira para conseguir la definición adecuada de los caracteres, para explorar interioridades, y conducir desde el presente al pasado a esa galería de individuos procurando no olvidar las pautas generacionales de cada uno. En suma, ECDLS es un grito de rebeldía, un ³yo acuso² contra las promesas incumplidas, contra la opresión y la represión.

Durante un período transcurrido entre 1983 y 2001, el responsable de este trabajo se dedicó a darle forma definitiva a todo lo que acumulaba en su mente y su alma; esas ideas, como reliquias del recuerdo, él sentía necesario ponerlas en manos del lector. ECDLS contrasta con la concepción de realismo descriptivo de la narrativa hispanoamericana de la anterior centuria.

Por supuesto que en la obra de nuestra reseña existe realismo, tal vez mágico, o ³socialista², aun cuando no se observa una permanente descripción lineal; a todas éstas, Menéndez es consciente de que su labor innovadora le podría acarrear objeciones por parte de algún sector de la crítica.

Los personajes se sitúan en dilemas claves, complicados y definitorios, como si atravesaran un conglomerado obligatorio de las calamidades que le son inseparables a la suerte del hombre contemporáneo.

Esta pieza literaria se encamina hacia la búsqueda de la identidad, tema muy característico de la época actual. La novela comienza en un punto de La Habana Vieja y se desarrolla en un ambiente caprichoso a veces, casi etéreo.

La trama, a su debido tiempo, pasa hacia los escenarios rurales hasta adentrarse en los montes, o en las cárceles, los campamentos militares, los espacios abiertos o cerrados, los cenáculos intelectuales, o por qué no el extranjero.

Y es que, a causa de ser un intento de novela totalizadora, la narración se pasea por múltiples escenarios, se hurga desaforadamente en el tiempo, en lo más distintivo del proceder social.

También, se contabilizan muchas expresiones desusadas y hasta palabras en peligro de extinción, ellas, como buen recurso, trabajan el desgarramiento, señalan la marcha horizontal del calendario.

Otro de los elementos técnicos es la polivalencia significacional de sus personajes: ese Pedro el sabio, ese padre entrañable, abnegado, alegre y simpático; ³impar en su género², representa un alentador contraste ante el despotismo ilustrado que padece la Isla hoy por hoy.

Unido a esto, palpamos cierta sensación de vaguedad expositiva, la que resalta al compararse a otros episodios donde aparece un narrador no dramático pero sí muy objetivo, aunque por momentos existe una marcada influencia del surrealismo.

A modo de otros añadidos, figuran el empleo de medios psicológicos, más la abundante experimentación en el campo lingüístico, consiguiéndose esto último sin perder la gran fuente de inspiración natural y espontánea.

El odio y la represión no dejan de mostrar el rostro en algunos relatos de lo cotidiano.Por circunstancias históricas ajenas al acaecer literario propiamente dicho, este escritor busca la luz del mundo, y, más allá del mensaje que transmite, se agazapa indomable la certeza en la esperanza futura.

Creo que la razón de este libro, editado en EEUU en pleno Siglo XXI y en medio del dolor del exilio, es atravesar el tiempo. Cuando llegue la hora de poner la patria en orden, sería bueno que tantos autores, esparcidos ahora por el ancho mundo, pudieran estar allí atrapando la historia.