LIBROS PROHIBIDOS EN CUBA
Por Adela Soto Álvarez
Desde l959 cuando se propagó por nuestra isla caribeña la mal llamada revolución, muchos buenos pensadores, con una innata filosofía de la vida y de los regímenes políticos que han transitado por el mundo, presagiaron la política de censura oficial que se podía desatar en cualquier momento, a pesar de la propaganda de libertad que se dio desde su inicio, y así lo hemos visto a través de estos cincuenta años de totalitarismo, que la censura se ha repartido como una sombra sobre todas las ideas libertarias simplemente porque toquen la palabra independiente.
Poco a poco nuestro país fue caracterizando su intolerancia y totalitarismo, así como aferrándose a esquemas de otros gobiernos monárquicos y despóticos y demostrando su verdadera intención de abarcarlo todo bajo el dominio de un solo criterio. Y una de estas pruebas las tenemos en las palabras que dijo el mandatario cubano el 14 de junio del año 1961 en una reunión con intelectuales cubanos afirmando: “Dentro de la Revolución todo, fuera de la revolución nada”
Palabras que han marcado la política oficial del régimen de la Habana, y hasta el día de hoy nadie puede tener un punto de vista diferente.
Ningún artista, o escritor, puede expresar la realidad cubana y esa es una de las grandes dicotomías del régimen, que no deja de propagandizar el desarrollo de la cultura de la revolución, cuando todos sabemos que lo que ha creado es una seudo cultura, porque la verdadera cultura cubana se ha ido del país.
Si vamos a referirnos desde el punto de vista de la filosofía política, se sabe que la realidad de la cultura ni siquiera es una expresión de esta, porque no permite que ningún intelectual la refleje en su obra, y sí lo hace, sabe que pasará a la fila de los desafectos, vende patria, y otros vituperios más en contra de la moral del individuo. Porque en Cuba existe una política de censura oficial que funciona en todos las editoriales cubanas, lo que demuestra claramente que no existe libertad de expresión, ni de otra cosa.
Constan muchos ejemplos, y uno de ellos es lo que dijo Fidel Castro en el año l972 en la editorial política, precisamente en una reunión con directores de diferentes editoras del país y donde afirmó que en Cuba por cuestiones de principios existían muchos libros que no merecían ser publicados.
Si analizamos estas palabras del dictador de La Habana desde el primer momento y sus constantes discursos demagógicos asegurando una libertad que no existe, nos damos cuenta que hay una continuidad histórica en el proceso de censura oficial que no cambia, sin embargo afirma lo contrario, aunque es imposible negar que en Cuba la libertad intelectual se viole constantemente.
Jamás se me olvidará aquel día de febrero del año 1998, en la séptima Feria Internacional del libro de la Habana, que tuvo por sede la Cabaña, lugar donde murieron cientos de miles, de cubanos por órdenes del Che Guevara y de él mismo, cuando dijo que en Cuba no había libros prohibidos, lo que faltaba dinero para comprarlos.
Cuando escuché aquellas palabras me asombré al extremo que inmediatamente llamé a mi amiga Diana Margarita Cantón, quien al igual que yo teníamos escondidos en diferentes lugares de la casa ,un buen número de libros, que para el gobierno y su política eran denominados “Prohibidos” y que por mucho que habíamos buscado en la red de bibliotecas públicas jamás encontramos.
No sabíamos ni que pensar con aquellas nuevas mentiras del gobernante cubano, pero qué podíamos hacer, entonces al paso del tiempo supimos que en un lugar del oriente un matrimonio se había dado a la tarea de desmentir tales palabras.
Así fue como conocimos del proyecto de Bibliotecas Independientes y de su reglamento, que era una alternativa cultural en medio de un sistema totalitario y que tenía precisamente el mérito de romper el control absoluto de la información del régimen
Entonces nos dimos a la tarea de sacar los libros para el gobierno prohibido y unirlo a los considerados no prohibidos y aportar nuestros esfuerzos a fomentar la democracia cultural. Así fue como también fundamos las bibliotecas independientes José Ángel Buesa y la Juan Gualberto Gómez, una en ciudad de la Habana y la otra en la provincia de Pinar del Río.
Quien sentía temor al que dirán o de la policía política para ir a visitar nuestro pequeño pero libre espacio destinado a dos libreros con bibliografías de todos los géneros y autores, le tomábamos la dirección y se los llevábamos muy bien ocultos en una bolsa a su vivienda para no perjudicarlos, porque lo importante era que la cultura sin censura llegara hasta el más recóndito lugar.
Esta tarea la realizamos muchos bibliotecarios independientes, y aquellos que iban incorporándose la seguían con entusiasmo y dedicación. Muchos la llamamos Bibliotecas Ambulantes.
Lo cierto fue que todo parecía un estallido cultural que dio paso a conocer los intereses censurados del pueblo, e increíblemente descubrimos que los lectores preferían los libros denominados prohibidos a los permitidos, entre ellos los de Guillermo Cabrera Infante, Leví Marrero, Lydia Cabrera, Reinaldo Arena, Heberto Padilla, Gastón Baquero, José Ángel Buesa ,Lino Novas, Martín Luther King, Eugenio Florit y Raúl Rivero entre otros tantos y tantos cubanos que han escrito excelentes obras y han dado su aporte a la Literatura Universal, y aunque son desconocidos en el país porque no se permite su difusión, ni publicaron los han bautizados como gusanos, contra revolucionarios, o agentes de la CIA, solamente porque no coincide con el pensamiento oficial y la política cultural que ha tenido el régimen del señor Castro, quien ha perdido de vista que la cultura no se planifica en una oficina, y si fueran inteligentes retomarían a cada instante las palabras del maestro José Martí, “saber leer es saber andar”, y que aceptar la cultura alternativa solamente amplía el conocimiento del pueblo.
Por eso si hoy se puede hablar de cultura alternativa es gracias al proyecto de bibliotecas independientes, el que ha permitido difundir obras que estuvieron muchos años empolilladas en la isla, por ser de aquellas personas que por su posición política no pudieron promocionar su obra y ese es el mérito que tiene este proyecto.
Este proyecto va más allá de la intolerancia del mandatario cubano, porque un pueblo que ha vivido durante 46 años dentro de un régimen de control absoluto, y donde la perdida de valores ha despersonalizado la vida de muchos hombres, hay que enseñarles un proceso de transición, y cuáles son los desafíos de la libertad y los retos que significan la democracia.
Porque la democracia no es solamente participación, la democracia también es responsabilidad, y las bibliotecas independientes pueden jugar un papel muy importante en el futuro de la isla caribeña, porque son espacios para el desarrollo cultural y donde se pueden educar las personas interesadas con respeto a la libertad intelectual
El régimen de la Habana siempre le ha tenido mucho miedo a la verdad y a que el pueblo abra los ojos, por eso le teme a los libros, y el hecho de que en el año 1961 se haya reunido con la intelectualidad para decirle qué debían hacer y decir, demuestra ese temor que pudiera llamársele horror y esto no es un fenómeno nuevo, ni absoluto de Cuba, porque se practicó en la Rusia de Stalin y en todos los países del Este. También en la dictadura de la derecha en América del Sur.
En la época de Hitler se quemaron muchos libros, y Fidel Castro hizo lo mismo, incluso conozco que muchos contenedores llenos de pacas de papel y cartón que se envían a la papelera de la habana de diferentes provincias son confeccionadas con libros desactivados en las bibliotecas escolares y publicas.
Las personas de cualquier lugar del mundo se preguntaran ¿Por qué ese temor a los libros?
Poco a poco nuestro país fue caracterizando su intolerancia y totalitarismo, así como aferrándose a esquemas de otros gobiernos monárquicos y despóticos y demostrando su verdadera intención de abarcarlo todo bajo el dominio de un solo criterio. Y una de estas pruebas las tenemos en las palabras que dijo el mandatario cubano el 14 de junio del año 1961 en una reunión con intelectuales cubanos afirmando: “Dentro de la Revolución todo, fuera de la revolución nada”
Palabras que han marcado la política oficial del régimen de la Habana, y hasta el día de hoy nadie puede tener un punto de vista diferente.
Ningún artista, o escritor, puede expresar la realidad cubana y esa es una de las grandes dicotomías del régimen, que no deja de propagandizar el desarrollo de la cultura de la revolución, cuando todos sabemos que lo que ha creado es una seudo cultura, porque la verdadera cultura cubana se ha ido del país.
Si vamos a referirnos desde el punto de vista de la filosofía política, se sabe que la realidad de la cultura ni siquiera es una expresión de esta, porque no permite que ningún intelectual la refleje en su obra, y sí lo hace, sabe que pasará a la fila de los desafectos, vende patria, y otros vituperios más en contra de la moral del individuo. Porque en Cuba existe una política de censura oficial que funciona en todos las editoriales cubanas, lo que demuestra claramente que no existe libertad de expresión, ni de otra cosa.
Constan muchos ejemplos, y uno de ellos es lo que dijo Fidel Castro en el año l972 en la editorial política, precisamente en una reunión con directores de diferentes editoras del país y donde afirmó que en Cuba por cuestiones de principios existían muchos libros que no merecían ser publicados.
Si analizamos estas palabras del dictador de La Habana desde el primer momento y sus constantes discursos demagógicos asegurando una libertad que no existe, nos damos cuenta que hay una continuidad histórica en el proceso de censura oficial que no cambia, sin embargo afirma lo contrario, aunque es imposible negar que en Cuba la libertad intelectual se viole constantemente.
Jamás se me olvidará aquel día de febrero del año 1998, en la séptima Feria Internacional del libro de la Habana, que tuvo por sede la Cabaña, lugar donde murieron cientos de miles, de cubanos por órdenes del Che Guevara y de él mismo, cuando dijo que en Cuba no había libros prohibidos, lo que faltaba dinero para comprarlos.
Cuando escuché aquellas palabras me asombré al extremo que inmediatamente llamé a mi amiga Diana Margarita Cantón, quien al igual que yo teníamos escondidos en diferentes lugares de la casa ,un buen número de libros, que para el gobierno y su política eran denominados “Prohibidos” y que por mucho que habíamos buscado en la red de bibliotecas públicas jamás encontramos.
No sabíamos ni que pensar con aquellas nuevas mentiras del gobernante cubano, pero qué podíamos hacer, entonces al paso del tiempo supimos que en un lugar del oriente un matrimonio se había dado a la tarea de desmentir tales palabras.
Así fue como conocimos del proyecto de Bibliotecas Independientes y de su reglamento, que era una alternativa cultural en medio de un sistema totalitario y que tenía precisamente el mérito de romper el control absoluto de la información del régimen
Entonces nos dimos a la tarea de sacar los libros para el gobierno prohibido y unirlo a los considerados no prohibidos y aportar nuestros esfuerzos a fomentar la democracia cultural. Así fue como también fundamos las bibliotecas independientes José Ángel Buesa y la Juan Gualberto Gómez, una en ciudad de la Habana y la otra en la provincia de Pinar del Río.
Quien sentía temor al que dirán o de la policía política para ir a visitar nuestro pequeño pero libre espacio destinado a dos libreros con bibliografías de todos los géneros y autores, le tomábamos la dirección y se los llevábamos muy bien ocultos en una bolsa a su vivienda para no perjudicarlos, porque lo importante era que la cultura sin censura llegara hasta el más recóndito lugar.
Esta tarea la realizamos muchos bibliotecarios independientes, y aquellos que iban incorporándose la seguían con entusiasmo y dedicación. Muchos la llamamos Bibliotecas Ambulantes.
Lo cierto fue que todo parecía un estallido cultural que dio paso a conocer los intereses censurados del pueblo, e increíblemente descubrimos que los lectores preferían los libros denominados prohibidos a los permitidos, entre ellos los de Guillermo Cabrera Infante, Leví Marrero, Lydia Cabrera, Reinaldo Arena, Heberto Padilla, Gastón Baquero, José Ángel Buesa ,Lino Novas, Martín Luther King, Eugenio Florit y Raúl Rivero entre otros tantos y tantos cubanos que han escrito excelentes obras y han dado su aporte a la Literatura Universal, y aunque son desconocidos en el país porque no se permite su difusión, ni publicaron los han bautizados como gusanos, contra revolucionarios, o agentes de la CIA, solamente porque no coincide con el pensamiento oficial y la política cultural que ha tenido el régimen del señor Castro, quien ha perdido de vista que la cultura no se planifica en una oficina, y si fueran inteligentes retomarían a cada instante las palabras del maestro José Martí, “saber leer es saber andar”, y que aceptar la cultura alternativa solamente amplía el conocimiento del pueblo.
Por eso si hoy se puede hablar de cultura alternativa es gracias al proyecto de bibliotecas independientes, el que ha permitido difundir obras que estuvieron muchos años empolilladas en la isla, por ser de aquellas personas que por su posición política no pudieron promocionar su obra y ese es el mérito que tiene este proyecto.
Este proyecto va más allá de la intolerancia del mandatario cubano, porque un pueblo que ha vivido durante 46 años dentro de un régimen de control absoluto, y donde la perdida de valores ha despersonalizado la vida de muchos hombres, hay que enseñarles un proceso de transición, y cuáles son los desafíos de la libertad y los retos que significan la democracia.
Porque la democracia no es solamente participación, la democracia también es responsabilidad, y las bibliotecas independientes pueden jugar un papel muy importante en el futuro de la isla caribeña, porque son espacios para el desarrollo cultural y donde se pueden educar las personas interesadas con respeto a la libertad intelectual
El régimen de la Habana siempre le ha tenido mucho miedo a la verdad y a que el pueblo abra los ojos, por eso le teme a los libros, y el hecho de que en el año 1961 se haya reunido con la intelectualidad para decirle qué debían hacer y decir, demuestra ese temor que pudiera llamársele horror y esto no es un fenómeno nuevo, ni absoluto de Cuba, porque se practicó en la Rusia de Stalin y en todos los países del Este. También en la dictadura de la derecha en América del Sur.
En la época de Hitler se quemaron muchos libros, y Fidel Castro hizo lo mismo, incluso conozco que muchos contenedores llenos de pacas de papel y cartón que se envían a la papelera de la habana de diferentes provincias son confeccionadas con libros desactivados en las bibliotecas escolares y publicas.
Las personas de cualquier lugar del mundo se preguntaran ¿Por qué ese temor a los libros?
Cuando un libro es sinónimo de conocimiento, porque habla acerca de los valores universales, de la libertad, de la democracia, a la vez que desarrolla los sentimientos más profundos del hombre desde que nace.
Los libros guardan un tesoro respetable de ideas y un valor muy importante para el desarrollo de los pueblos, pero el gobierno de Cuba, un sistema enfermo de paranoia, y de procedimiento alcaico y dominante, lo único que ha hecho es manipular el sistema educativo y destruir las enseñanzas, por eso dio la orden de incinerar todos los libros que consideró prohibidos porque pueden abrirle los ojos a los incautos. .
El gobierno de Cuba no solamente censura libros de autores cubanos como Reinaldo Arenas, Heberto Padilla, y otros, también lo hace con otras obras como la de Vargas Llosa, uno de los escritores más importantes de la lengua, y que es un fuerte candidato en los próximos años de ganar el premio Nobel de la Literatura.
¿El por qué? Es fácil de explicar, pues este hombre como liberal coherente y con un principio ideológico con el cual aboga por las libertades en su máxima expresión, ha criticado al régimen de Castro y quien lo reprenda o lo quiera hacer reflexionar, no solamente se convierte en su enemigo, sino que hace todo lo posible por borrarlo hasta de la historia.
Octavio Paz uno de los mejores ensayistas que ha dado nuestra lengua es prohibido en Cuba, solamente porque en su excelente libro Laberinto de la Soledad, fue crítico sobre el sistema de Fidel Castro, a pesar de que en un primer momento lo apoyó.
En Cuba se desconoce quien es Carlos Rangel que aún siendo uno los mejores escritores que ha dado la América Latina. Murió a finales del siglo pasado precisamente porque se suicidó y escribió un excelente ensayo que todo cubano y latinoamericano debe leer “Buen Salvaje, Buen Revolucionario” donde explica que la naturaleza del fenómeno que vivimos los pueblos de Latino América no es responsabilidad de Los Estados Unidos de Norteamérica, sino que se debe a la incapacidad para gobernar a la tendencia del caudillismo, la corrupción, y a la lejanía de la responsabilidad con el pueblo y el robo.
Todos estos libros y muchos más son prohibidos en Cuba, por eso después del 59 fueron desapareciendo misteriosamente, aunque todos sabemos que los desactivaron por problemas ideológicos porque existían, por eso es que hoy no se pueden encontrar , obras como la de Eudocio Ravines que fue un comunista que vivió el proceso Internacional Comunista en los primeros años de la instalación del poder soviético, y que vivió allí y que vio con sus propios ojos lo que era el comunismo real, escribió un excelente ensayo que se llama La Gran Estafa.
Este libro fue uno de los tantos que se quemó en Cuba. Al igual que Rebelión en la Granja, que quien lo tenga sabe que esta cometiendo un delito de posesión prohibida de acuerdo a las leyes cubanas Soy del criterio de que la censura represiva que tiene el régimen es excesiva y aberrante, aunque se pudieran dar muchos más calificativos, Pienso que si mañana por ejemplo un escritor como Gabriel García Márquez a pesar de ser cómplice de Fidel Castro, pero es honesto reconocer la excelencia de su obra, hiciera alguna declaración en contra de él sobre el sistema político que ha dirigido durante tantos años, su obra tan homenajeada por el sistema , desaparecerá en un minuto de todas las bibliotecas publicas.
Y como digo esto, puedo referirme a cualquier otro escritor, músico, o artista que sea honesto y discrepe de sus leyes o dirección.
Los libros guardan un tesoro respetable de ideas y un valor muy importante para el desarrollo de los pueblos, pero el gobierno de Cuba, un sistema enfermo de paranoia, y de procedimiento alcaico y dominante, lo único que ha hecho es manipular el sistema educativo y destruir las enseñanzas, por eso dio la orden de incinerar todos los libros que consideró prohibidos porque pueden abrirle los ojos a los incautos. .
El gobierno de Cuba no solamente censura libros de autores cubanos como Reinaldo Arenas, Heberto Padilla, y otros, también lo hace con otras obras como la de Vargas Llosa, uno de los escritores más importantes de la lengua, y que es un fuerte candidato en los próximos años de ganar el premio Nobel de la Literatura.
¿El por qué? Es fácil de explicar, pues este hombre como liberal coherente y con un principio ideológico con el cual aboga por las libertades en su máxima expresión, ha criticado al régimen de Castro y quien lo reprenda o lo quiera hacer reflexionar, no solamente se convierte en su enemigo, sino que hace todo lo posible por borrarlo hasta de la historia.
Octavio Paz uno de los mejores ensayistas que ha dado nuestra lengua es prohibido en Cuba, solamente porque en su excelente libro Laberinto de la Soledad, fue crítico sobre el sistema de Fidel Castro, a pesar de que en un primer momento lo apoyó.
En Cuba se desconoce quien es Carlos Rangel que aún siendo uno los mejores escritores que ha dado la América Latina. Murió a finales del siglo pasado precisamente porque se suicidó y escribió un excelente ensayo que todo cubano y latinoamericano debe leer “Buen Salvaje, Buen Revolucionario” donde explica que la naturaleza del fenómeno que vivimos los pueblos de Latino América no es responsabilidad de Los Estados Unidos de Norteamérica, sino que se debe a la incapacidad para gobernar a la tendencia del caudillismo, la corrupción, y a la lejanía de la responsabilidad con el pueblo y el robo.
Todos estos libros y muchos más son prohibidos en Cuba, por eso después del 59 fueron desapareciendo misteriosamente, aunque todos sabemos que los desactivaron por problemas ideológicos porque existían, por eso es que hoy no se pueden encontrar , obras como la de Eudocio Ravines que fue un comunista que vivió el proceso Internacional Comunista en los primeros años de la instalación del poder soviético, y que vivió allí y que vio con sus propios ojos lo que era el comunismo real, escribió un excelente ensayo que se llama La Gran Estafa.
Este libro fue uno de los tantos que se quemó en Cuba. Al igual que Rebelión en la Granja, que quien lo tenga sabe que esta cometiendo un delito de posesión prohibida de acuerdo a las leyes cubanas Soy del criterio de que la censura represiva que tiene el régimen es excesiva y aberrante, aunque se pudieran dar muchos más calificativos, Pienso que si mañana por ejemplo un escritor como Gabriel García Márquez a pesar de ser cómplice de Fidel Castro, pero es honesto reconocer la excelencia de su obra, hiciera alguna declaración en contra de él sobre el sistema político que ha dirigido durante tantos años, su obra tan homenajeada por el sistema , desaparecerá en un minuto de todas las bibliotecas publicas.
Y como digo esto, puedo referirme a cualquier otro escritor, músico, o artista que sea honesto y discrepe de sus leyes o dirección.
Estoy segura que desaparece como el resto, y lo peor de todo, lo toman inmediatamente de material de estudio para la Mesa Redonda o Tribuna Abierta, donde mancillaran su nombre y obra, además de acusarlo de desafecto y otras barbaridades como lo han hecho con Václav Havel después que ha tenido una actitud tan responsable con lo que defendió en su país, La República Checa.
Han dicho y eso es de conocimiento del mundo que Václav Havel no es un intelectual, solamente porque ha estado al lado de la verdad y ha sido un defensor de los valores de la democracia en el mundo y un ferviente luchador contra el comunismo.
Otra de las obras que se desconocen en Cuba por las mismas causas es la obra de John Milton, que escribió en el siglo XVII un excelente ensayo que se llama AREOPAGITICA, que da una ilustración inglesa y habla del valor que tenía en esa época Inglaterra, a pesar que comenzaba el desarrollo industrial y que en ese momento era toda una potencia. Es decir hay muchísimo autores importantes prohibidos por decir la verdad.
El escritor ruso Alexandr Solschenizyn, premio Nobel que escribió el Archipiélago Gulag y que sus cuentos son fantásticos, además de la realidad que vivió en carne propia y donde muestra la naturaleza del sistema totalitario, es otro de los silenciados en la isla y no se sabe de esa obra.
También se desconoce la obra de Albert Camus, y estoy segura que ha sido porque dijo algo interesante como por ejemplo: que en el siglo XIX la gran enfermedad era la invención del descubrimiento físico, y la gran enfermedad del siglo XX y XXI iba a ser el miedo como cultura; y eso es lo que Fidel Castro ha entronizado, el miedo como cultura, por eso es que hasta escritores modernos son desconocidos en el país, y quien los lea es enemigo del régimen.
Enrique Miret, que ha estado tan cerca de los estudios sociológicos y que es del pueblo español, además tiene un vínculo muy cercano con la cultura cubana, es otro de los que se desconoce, al igual que muchísimos escritores importantes como Fernando Sabatér Basco, y todos aquellos que tienen posiciones críticas hacía la intolerancia.
Pero este es un fenómeno que no sólo se da en los libros, también se da en el cine, en la música, y en las artes plásticas.
Existen películas que en Cuba no se pueden ver; como música que se prohíbe, por ejemplo los Beatles que están prohibidos desde los años 60, incluso muchos jóvenes fueron sancionados por diversionismo ideológico tan sólo por escucharlos e imitarlos.
Quien lea esto quizás no pueda entender como fue posible esta censura contra un grupo internacional de Rock y qué cómo es posible que sea cierto cuando el propio gobierno ha construido una estatua en el Parque de los Obreros en honor a John Lenón.
Han dicho y eso es de conocimiento del mundo que Václav Havel no es un intelectual, solamente porque ha estado al lado de la verdad y ha sido un defensor de los valores de la democracia en el mundo y un ferviente luchador contra el comunismo.
Otra de las obras que se desconocen en Cuba por las mismas causas es la obra de John Milton, que escribió en el siglo XVII un excelente ensayo que se llama AREOPAGITICA, que da una ilustración inglesa y habla del valor que tenía en esa época Inglaterra, a pesar que comenzaba el desarrollo industrial y que en ese momento era toda una potencia. Es decir hay muchísimo autores importantes prohibidos por decir la verdad.
El escritor ruso Alexandr Solschenizyn, premio Nobel que escribió el Archipiélago Gulag y que sus cuentos son fantásticos, además de la realidad que vivió en carne propia y donde muestra la naturaleza del sistema totalitario, es otro de los silenciados en la isla y no se sabe de esa obra.
También se desconoce la obra de Albert Camus, y estoy segura que ha sido porque dijo algo interesante como por ejemplo: que en el siglo XIX la gran enfermedad era la invención del descubrimiento físico, y la gran enfermedad del siglo XX y XXI iba a ser el miedo como cultura; y eso es lo que Fidel Castro ha entronizado, el miedo como cultura, por eso es que hasta escritores modernos son desconocidos en el país, y quien los lea es enemigo del régimen.
Enrique Miret, que ha estado tan cerca de los estudios sociológicos y que es del pueblo español, además tiene un vínculo muy cercano con la cultura cubana, es otro de los que se desconoce, al igual que muchísimos escritores importantes como Fernando Sabatér Basco, y todos aquellos que tienen posiciones críticas hacía la intolerancia.
Pero este es un fenómeno que no sólo se da en los libros, también se da en el cine, en la música, y en las artes plásticas.
Existen películas que en Cuba no se pueden ver; como música que se prohíbe, por ejemplo los Beatles que están prohibidos desde los años 60, incluso muchos jóvenes fueron sancionados por diversionismo ideológico tan sólo por escucharlos e imitarlos.
Quien lea esto quizás no pueda entender como fue posible esta censura contra un grupo internacional de Rock y qué cómo es posible que sea cierto cuando el propio gobierno ha construido una estatua en el Parque de los Obreros en honor a John Lenón.
Es que no saben que el gobierno de la Habana, manipula cualquier cosa, y si es en provecho estatal mucho más, porque para nadie es noticia, que la hicieron para atraer a los turistas y a través de esta atracción recaudar dividendos en moneda dura.
Recuerdo que en mi época otros de los prohibidos de la música lo fue José Feliciano, Paúl Anka, y un sin número más.
Nadie podía escuchar música en inglés porque era un delito ideológico, entonces trataron de enseñarnos música rusa y todos los dibujos animados para niños traídos de Rusia y todos teníamos que hablar en ruso, porque era el que nos gobernaría por los próximos 50 años, según Fidel Castro.
Entonces se dio a la tarea de incluir en los programas de educación de todos los niveles medios y superiores el idioma ruso como asignatura, inculcándonos que aprender inglés, era el idioma del enemigo y eso podía ser peligroso para el pueblo.
Como ven no solamente existía censura en la literatura, y en la música, también en el idioma, en el cine, en las artes plásticas, y en toda la creación artística del país.
Recuerdo que en mi época otros de los prohibidos de la música lo fue José Feliciano, Paúl Anka, y un sin número más.
Nadie podía escuchar música en inglés porque era un delito ideológico, entonces trataron de enseñarnos música rusa y todos los dibujos animados para niños traídos de Rusia y todos teníamos que hablar en ruso, porque era el que nos gobernaría por los próximos 50 años, según Fidel Castro.
Entonces se dio a la tarea de incluir en los programas de educación de todos los niveles medios y superiores el idioma ruso como asignatura, inculcándonos que aprender inglés, era el idioma del enemigo y eso podía ser peligroso para el pueblo.
Como ven no solamente existía censura en la literatura, y en la música, también en el idioma, en el cine, en las artes plásticas, y en toda la creación artística del país.
En Cuba hay un aproximado de 318 bibliotecas públicas. Algunas existen en la universidad y algunos centros escolares, pero son bibliotecas que no te ofrecen toda la información que uno necesita, y es simplemente porque carecen de ejemplares o les prohíben el uso y préstamo de algunas bibliografías a causa de la censura literaria.
En el piso 13 y 14 de la biblioteca Nacional José Martí ubicada a un metro de la oficina de Fidel Castro y Raúl su hermano, a esos dos pisos le llaman “El infiernillo” porque ahí están todos los libros que ellos tienen prohibidos y ese nombre de infiernillo no viene por casualidad.
Cuando la época de la inquisición aquellos libros que eran peligrosos porque criticaban lo que la iglesia estaba haciendo en ese momento, los enviaban a un infierno que era el lugar donde concentraban las obras prohibidas hasta el momento en que las quemaban, esto increíblemente existe en Cuba a pesar del paso del tiempo y las costumbres.
Sí le preguntamos a un intelectual o a un profesor de la Universidad de La Habana sí conoce las obras de Leví Marrero, Reinaldo Arenas, John Milton, Lino Novas, Gastón Baquero, Adam Michnik, Álvarez Guedes, o Paúl Jonson, estoy segura que no va a conocer absolutamente nada de ellos, ni siquiera los nombres les serán familiares
Al igual le va a suceder con la obra de Armando Rivas, o de Carlos Alberto Montaner, a parte de no saber nada sobre ellos tampoco las van a encontrar en esa biblioteca, porque en Cuba se lee lo que el régimen de Fidel Castro quiere que la gente lea, a pesar de tener una campaña nacional por la lectura como contrapartida a todo lo que surja en defensa de la libre expresión y el conocimiento.
Otra de las cosas que sucede en Cuba es que todo se politiza, hasta la carta universal de los derechos humanos es un documento prohibido para el pueblo, incluso siendo Cuba signataria de esta.
Entonces por qué no se puede tener, ni leer esta Declaración Universal, si no estamos violando ninguna ley al contrario, en ella se conocen los derechos del hombre, y prueba de esta censura la pudimos comprobar en la ola represiva donde muchos bibliotecarios independientes fueron condenados solamente por poseer libros prohibidos para el gobierno, entre ellos este documento.
No hay ninguna ley que diga que alguien tiene que ir a la cárcel por ofrecer un libro, o sea, que el régimen de Castro muestra la incoherencia de ese sistema, cuando dice que no hay libros prohibidos, y sin embargo condena a personas por ofrecerlos, este régimen es un baúl de contradicciones.
El l6 de noviembre del año 1999 cuando La Habana fue sede de la Cumbre Iberoamericana, Castro firmó la Declaración de la habana, aún diciendo esta en una de sus partes:
En el piso 13 y 14 de la biblioteca Nacional José Martí ubicada a un metro de la oficina de Fidel Castro y Raúl su hermano, a esos dos pisos le llaman “El infiernillo” porque ahí están todos los libros que ellos tienen prohibidos y ese nombre de infiernillo no viene por casualidad.
Cuando la época de la inquisición aquellos libros que eran peligrosos porque criticaban lo que la iglesia estaba haciendo en ese momento, los enviaban a un infierno que era el lugar donde concentraban las obras prohibidas hasta el momento en que las quemaban, esto increíblemente existe en Cuba a pesar del paso del tiempo y las costumbres.
Sí le preguntamos a un intelectual o a un profesor de la Universidad de La Habana sí conoce las obras de Leví Marrero, Reinaldo Arenas, John Milton, Lino Novas, Gastón Baquero, Adam Michnik, Álvarez Guedes, o Paúl Jonson, estoy segura que no va a conocer absolutamente nada de ellos, ni siquiera los nombres les serán familiares
Al igual le va a suceder con la obra de Armando Rivas, o de Carlos Alberto Montaner, a parte de no saber nada sobre ellos tampoco las van a encontrar en esa biblioteca, porque en Cuba se lee lo que el régimen de Fidel Castro quiere que la gente lea, a pesar de tener una campaña nacional por la lectura como contrapartida a todo lo que surja en defensa de la libre expresión y el conocimiento.
Otra de las cosas que sucede en Cuba es que todo se politiza, hasta la carta universal de los derechos humanos es un documento prohibido para el pueblo, incluso siendo Cuba signataria de esta.
Entonces por qué no se puede tener, ni leer esta Declaración Universal, si no estamos violando ninguna ley al contrario, en ella se conocen los derechos del hombre, y prueba de esta censura la pudimos comprobar en la ola represiva donde muchos bibliotecarios independientes fueron condenados solamente por poseer libros prohibidos para el gobierno, entre ellos este documento.
No hay ninguna ley que diga que alguien tiene que ir a la cárcel por ofrecer un libro, o sea, que el régimen de Castro muestra la incoherencia de ese sistema, cuando dice que no hay libros prohibidos, y sin embargo condena a personas por ofrecerlos, este régimen es un baúl de contradicciones.
El l6 de noviembre del año 1999 cuando La Habana fue sede de la Cumbre Iberoamericana, Castro firmó la Declaración de la habana, aún diciendo esta en una de sus partes:
Los Gobernantes Iberoamericanos abogaremos por la libre circulación del libro en América. Y sin embargo estamos refiriéndonos a un país donde no hay justicia, donde se viola la ley por parte de las mismas personas que la hacen, la escriben, y la promulgan.
En la Ola represiva del l8 de marzo del 2003 en el allanamiento que hicieron a mi morada me incautó la seguridad del estado cubana más de siete mil ejemplares, entre libros y revistas, acusándome de poseer literatura prohibida, entre ellas la Revista Vitral
Incluso la aduana nacional en más de 20 ocasiones me decomisó libros entre ellos infantiles enviados de México, España y otros países europeos, explicando en el documento oficial de decomiso que lo hacían porque estos eran prohibidos en la isla por no estar acordes con la ideología del gobierno.
Cuba necesita una penetración de información, ese es uno de los verdaderos caminos para favorecer el cambio y que el pueblo vea que existe un mundo más allá de las tinieblas a que los tienen confinados.
Es necesario que el pueblo de Cuba se lance hacia el futuro con la única posibilidad que tiene que es la de conocer, saber, e instruirse a través de la lectura. Que acepten de una vez por toda que el sistema que impera en la isla y su política cultural lo único que han hecho es dividir al pueblo, condicionando la cultura a la ideología, censurando todos aquellos valores de nuestra cultura nacional y lamentablemente con esta censura devastadora propiciar la salida de aquellos grandes intelectuales cubanos que siempre aportaron al país todo su encanto y que tuvieron en Cuba la mayor referencia para la creación de esas obras que hoy debían ser orgullo nacional y no censura.
En la Ola represiva del l8 de marzo del 2003 en el allanamiento que hicieron a mi morada me incautó la seguridad del estado cubana más de siete mil ejemplares, entre libros y revistas, acusándome de poseer literatura prohibida, entre ellas la Revista Vitral
Incluso la aduana nacional en más de 20 ocasiones me decomisó libros entre ellos infantiles enviados de México, España y otros países europeos, explicando en el documento oficial de decomiso que lo hacían porque estos eran prohibidos en la isla por no estar acordes con la ideología del gobierno.
Cuba necesita una penetración de información, ese es uno de los verdaderos caminos para favorecer el cambio y que el pueblo vea que existe un mundo más allá de las tinieblas a que los tienen confinados.
Es necesario que el pueblo de Cuba se lance hacia el futuro con la única posibilidad que tiene que es la de conocer, saber, e instruirse a través de la lectura. Que acepten de una vez por toda que el sistema que impera en la isla y su política cultural lo único que han hecho es dividir al pueblo, condicionando la cultura a la ideología, censurando todos aquellos valores de nuestra cultura nacional y lamentablemente con esta censura devastadora propiciar la salida de aquellos grandes intelectuales cubanos que siempre aportaron al país todo su encanto y que tuvieron en Cuba la mayor referencia para la creación de esas obras que hoy debían ser orgullo nacional y no censura.