Todo en mi país era un desastre, las personas se afanaba por encontrarle una cuerda sana a la guitarra de nostalgía gigante, pero la única melodía que se podía escuchar eran los gritos de la muchedumbre, enfrascada cada cual en su laberinto de problemas , económicos, políticos y sociales.
Yo me batía día y noche con los detractores de la vida, dede una impotencia increíble, pero segura de qué algún día encontraría la palabra suerte, o por lo menos una tregua a mi infortunio.
Y así transcurrían los días entre contradicciones, antagonismo, sueños rotos y la miseria curtiendo los pechos. La soledad también como mala consejera se pasaba todo el santo tiempo sobre mis sienes destruyendo mis mejores momentos.
Solamente la amistad sincera de Dunia era algo bueno para un tiempo tan desagradable. Nos habíamos conocido en nuestro andar por los talleres literarios, y a pesar de los problemas personales que las dos teníamos, nos quedaba tiempo para hacer un blanco en nuestra obra literaria.
A mi todo el tiempo me estuvieron llevando a la " una mi mula " como dice el refrán popular, pero alguna que otra vez me escuchaban los egolatras del oportunismo y buscando mi quinta potencia dentro de mis ideales políticos, hasta un recital me permitieron, increíblemente en la " Casa Amarilla" único lugar provinciano donde poder descargar lo que tenemos dentro del alma.
A mi amiga Dunia no le dieron esta oportunidad, después de la caída del Muro, ni siquiera le permitían un recital donde poder averiguar su verdadero objetivo político, como estoy segura hicieron conmigo este día que les cuento.
Dunia estaba en baja total. Hacía pocos días se había enfrentado al Dragón de las siete cabezas en la corte de moralistas, y moradores del Imperio de la Simulación. Causa que la invalidó profesionalmente y la confinó al micromundo subterráneo de su papeles por un tiempo.
Después la confinaron a un centro de elaboración donde moldeaba harina como medida de rehabilitación, y que por supuesto aceptó por ser como era ,pues aunque rebelde y obstinada, le quedaba en su imaginación un poco de fe en la justicia de los hombres, la que después de muchos tropezones supo por ella misma había desaparecido de la faz de la tierra.
En este enfrentamiento con la sociedad solamente le quedaron unos pocos amigos, lo demás todo era oportunismo, y gente con el ánimo de no hacer bien por bien, sino a cambio de protagonismos e intereses mezquinos.
Y no fue esto lo que solamente le sucedió a Dunia, , si no que al final del camino sin otra opción decorosa como ella se merecía por su talento y conocimiento, la redujeron a vendedora de pescado por cuenta propia.
Se tuvo que convertir en "Ochin" la protagonisata de un serial televisivo japonés ,que tuvo para poder enfrentar su economía y crisis en China que vender pescado fresco . Por supuesto que esto fue en otro país ,donde dicen que llegó a ser propietaria de unas cuantas pescaderias.
Como es de imaginarse mi amiga en su país nunca cambiaria su condición de vendedora ambulante y mucho menos llegaría a propietaria ,solamente perseguida o multada si la cogían
los inspectores, pues lo hacía sin permiso , y sin pagar impuestos, no le quedaba mas remedio que seguir vendiendo en el clandestinaje de la hambruna provincial.
Mi amiga vendía sus pescados de casa en casa, sin amilanarse, aunque lo que ganaba con estas ventas no le alcazaba para comprar ni lo imprescindible.
Por supuesto que esto lo enfrentó heroicamente, y con una dignidad de admirar, y aunque en algunas ocasiones tambalearon sus nervios, no se sintió sola y abatida por la suerte, porque tuvo la posibilidad de encontrar la fe en los libros bíblicos y en en Jehová y seguir creyendo en la humanidad, poniendo como Cristo la otra mejilla para que se la abofetearan los judas de paso.
Dunia tenía muchas cosas mejor que yo, estas que les cuento y su voluntad para crecerse y seguir soñando . Mientras que mi personalidad rebelde y rencorosas perecía entre las ruinas del pasado, presente y futuro.
Ella amaba desesperadamene a un aviador y se alimentaba cazando unicornios cósmicos para él ,después se los llevaba todos de un golpe a sus oficinas privadas y se los dejaba sin firma para que adivinara de quien eran.
Otras veces se alimentaba con su imagen y su tierna melodía , y así su pecho se llenaba del más puro sentimiento, que aunque platónico le llenaba la fe y la esperanza.
Ojalá yo hubiera podido navegar en una barcaza, igual a la que construyó en sus sueños, pero yo no amaba a un aviador, yo amaba a un marciano demente que viajaba a mil años luz sobre el peor de los imposibles, y quien nunca quiso ser cuerpo, ni voz, ni sangre, ni humano, y aunque ella me alentaba en su búsqueda ,el pesimismo no me dejaba seguir sus huellas y lo dejaba pasar en silencio, aunque muriera en vida, cada vez que necesitaba su cuerpo perfecto y varonil ,sus ojos como dos fuegos sobre mi impotencia.
A mi amiga el amor por el aviador la salvaba de la injusticia de los dromedarios y le daba fuerzas para esperar, aunque fuera por un sueño pecaminoso, o por un anhelo inalcanzable, pero ella en sus ilusiones lo idealizaba, construía y hacía hermoso y con eso podía sobrevivir .
Mientras que yo no podía esperar por nada, ni nadie. Mi carácter hervía de cólera ante cualquier conflicto, y me desbocaba en cualquier esquina de la razón, creyéndome muchas veces dueña de la verdad ¿qué equivocada? .. Yo la Dulcinea de un Quijote que no se atrevía a enfrentar los molinos de viento, y los dejaba soplar hasta llevarse todas mis ilusiones a los más recónditos confines de las posibilidades.
Estúpida de mi...siempre buscando a quien me hiriera con sólo despertar.
Yo me batía día y noche con los detractores de la vida, dede una impotencia increíble, pero segura de qué algún día encontraría la palabra suerte, o por lo menos una tregua a mi infortunio.
Y así transcurrían los días entre contradicciones, antagonismo, sueños rotos y la miseria curtiendo los pechos. La soledad también como mala consejera se pasaba todo el santo tiempo sobre mis sienes destruyendo mis mejores momentos.
Solamente la amistad sincera de Dunia era algo bueno para un tiempo tan desagradable. Nos habíamos conocido en nuestro andar por los talleres literarios, y a pesar de los problemas personales que las dos teníamos, nos quedaba tiempo para hacer un blanco en nuestra obra literaria.
A mi todo el tiempo me estuvieron llevando a la " una mi mula " como dice el refrán popular, pero alguna que otra vez me escuchaban los egolatras del oportunismo y buscando mi quinta potencia dentro de mis ideales políticos, hasta un recital me permitieron, increíblemente en la " Casa Amarilla" único lugar provinciano donde poder descargar lo que tenemos dentro del alma.
A mi amiga Dunia no le dieron esta oportunidad, después de la caída del Muro, ni siquiera le permitían un recital donde poder averiguar su verdadero objetivo político, como estoy segura hicieron conmigo este día que les cuento.
Dunia estaba en baja total. Hacía pocos días se había enfrentado al Dragón de las siete cabezas en la corte de moralistas, y moradores del Imperio de la Simulación. Causa que la invalidó profesionalmente y la confinó al micromundo subterráneo de su papeles por un tiempo.
Después la confinaron a un centro de elaboración donde moldeaba harina como medida de rehabilitación, y que por supuesto aceptó por ser como era ,pues aunque rebelde y obstinada, le quedaba en su imaginación un poco de fe en la justicia de los hombres, la que después de muchos tropezones supo por ella misma había desaparecido de la faz de la tierra.
En este enfrentamiento con la sociedad solamente le quedaron unos pocos amigos, lo demás todo era oportunismo, y gente con el ánimo de no hacer bien por bien, sino a cambio de protagonismos e intereses mezquinos.
Y no fue esto lo que solamente le sucedió a Dunia, , si no que al final del camino sin otra opción decorosa como ella se merecía por su talento y conocimiento, la redujeron a vendedora de pescado por cuenta propia.
Se tuvo que convertir en "Ochin" la protagonisata de un serial televisivo japonés ,que tuvo para poder enfrentar su economía y crisis en China que vender pescado fresco . Por supuesto que esto fue en otro país ,donde dicen que llegó a ser propietaria de unas cuantas pescaderias.
Como es de imaginarse mi amiga en su país nunca cambiaria su condición de vendedora ambulante y mucho menos llegaría a propietaria ,solamente perseguida o multada si la cogían
los inspectores, pues lo hacía sin permiso , y sin pagar impuestos, no le quedaba mas remedio que seguir vendiendo en el clandestinaje de la hambruna provincial.
Mi amiga vendía sus pescados de casa en casa, sin amilanarse, aunque lo que ganaba con estas ventas no le alcazaba para comprar ni lo imprescindible.
Por supuesto que esto lo enfrentó heroicamente, y con una dignidad de admirar, y aunque en algunas ocasiones tambalearon sus nervios, no se sintió sola y abatida por la suerte, porque tuvo la posibilidad de encontrar la fe en los libros bíblicos y en en Jehová y seguir creyendo en la humanidad, poniendo como Cristo la otra mejilla para que se la abofetearan los judas de paso.
Dunia tenía muchas cosas mejor que yo, estas que les cuento y su voluntad para crecerse y seguir soñando . Mientras que mi personalidad rebelde y rencorosas perecía entre las ruinas del pasado, presente y futuro.
Ella amaba desesperadamene a un aviador y se alimentaba cazando unicornios cósmicos para él ,después se los llevaba todos de un golpe a sus oficinas privadas y se los dejaba sin firma para que adivinara de quien eran.
Otras veces se alimentaba con su imagen y su tierna melodía , y así su pecho se llenaba del más puro sentimiento, que aunque platónico le llenaba la fe y la esperanza.
Ojalá yo hubiera podido navegar en una barcaza, igual a la que construyó en sus sueños, pero yo no amaba a un aviador, yo amaba a un marciano demente que viajaba a mil años luz sobre el peor de los imposibles, y quien nunca quiso ser cuerpo, ni voz, ni sangre, ni humano, y aunque ella me alentaba en su búsqueda ,el pesimismo no me dejaba seguir sus huellas y lo dejaba pasar en silencio, aunque muriera en vida, cada vez que necesitaba su cuerpo perfecto y varonil ,sus ojos como dos fuegos sobre mi impotencia.
A mi amiga el amor por el aviador la salvaba de la injusticia de los dromedarios y le daba fuerzas para esperar, aunque fuera por un sueño pecaminoso, o por un anhelo inalcanzable, pero ella en sus ilusiones lo idealizaba, construía y hacía hermoso y con eso podía sobrevivir .
Mientras que yo no podía esperar por nada, ni nadie. Mi carácter hervía de cólera ante cualquier conflicto, y me desbocaba en cualquier esquina de la razón, creyéndome muchas veces dueña de la verdad ¿qué equivocada? .. Yo la Dulcinea de un Quijote que no se atrevía a enfrentar los molinos de viento, y los dejaba soplar hasta llevarse todas mis ilusiones a los más recónditos confines de las posibilidades.
Estúpida de mi...siempre buscando a quien me hiriera con sólo despertar.