Tu siempre estas llegando
Con tu presencia suave
Transparente y amena
Como si en mi presente
Estuviera tu nombre ligado
A mi pasado
Tus ojos y tus manos
Tus labios y tus anhelos
Todos en sobresalto
Anudados
Eternos
Y esa sombra perenne
Que te hace imprescindible.
Sombra que crece
Toda la carga
Sobre señales ácidas y sombrías
Tu risa en vendaval
Sin penar en los pedazos
Que caen sobre mis horas
Ni cuanto hubiera dado
Porque el festín de cuervos
No fuera tan preciso
Pero la vida cruzó
Y nada pude contra la alta marea
Se afanaron los dardos
Llegó la indiferencia
Y en un cerrar de ojos
Todo me fue impreciso
Hasta la desventura me resulto flamante
Y me vi de rodillas
Suplicando unas gotas
Yo la más sublime
De todas las mortales
La mujer que nunca atizo disparates.
Y bendijo la magia del fuego
Y se prendió en su signo
Como algo imprescindible
Ahora llueve y no escampa
Escampa y nunca llueve
Y me siento perdida
En una tembladera
Donde no existe escape
Ni siquiera una braza
Para calmar el frío.