No es entrar el
mar
Creyendo que podemos
Sujetar nuestras fuerzas
Sino la densidad que nos aguarda
Y oscurece la visión
Sin darnos tiempo a pensar
Que es lo que va a suceder
Cuando se abran las compuertas
Y la infelicidad naufrague
Porque los besos no saben a suspiro
Ni el sexo calma la decepción
No creemos aceptarlo
Pero detrás vienen los pedazos
Sueltos de hielo
Y nos convierten en piedras turbias
Llenas de historias
Comenzamos a flotar
Obsesivamente
Con todos los sueños a la deriva
Y no logramos unirnos
Por más que lo pretendamos
Porque la conciencia
Martilla
Es un telón que nunca cae
Y se une al aguijón de los maltratos
Recibidos y anunciados
Y nos evita movernos, resistir
Volvernos materia pura
Personas sin voz
Robots amaestrados
Que al final nada cambia