Por Adela Soto Alvarez
Conocí a muchos mortales en mi intento
Dandis y santos
Demonios
Y desvanecidos
Hasta un ángel portador de lo imposible
Que me llevó a una ciudad moderna
Donde confundio mi voz con un dialecto
Fui presa difícil y presa fácil
Un desnivel de todo lo pactado
Y hasta aposte mi propia gloria
Por la inocencia de un milagro
Todo lucia perfecto
Hasta que pude ver
Como destronaban a mis dioses
Sin temor a lo divino
Sin temor a lo divino
En ninguno de los puntos existía pureza
Mucho menos fidelidad
Tan sólo espíritu encadenado
Torvas marina destruyendo lo más puro
Torvas marina destruyendo lo más puro
La experiencia por fin me mostró el lado claro
Me enseñó a ser solamente huésped
A no latir más allá de los compases
Ni a beber perfiles mágicos
Así me fui convirtiendo en nota disonante
Humanamente prófuga y prodiga
Intuyendo la transformación de mi futuro
Ese que solamente cabe en una hoja
O este poema que concibo
Con la cabeza nula
Y el corazón sin dueño