Por Adela Soto Alvarez
Nunca en la errática casa inconforme
Donde la incomprensión es el pan nuestro
Y el dolor nutre cada pared de fango
Tampoco diré que me abracé al undoso mar
Cuando creía que todo lo encerraba el torbellino
Y sentía en mis ijares el galopar de infortunio
Unido al caudillaje del bárbaro que osó desposarme
Ofertándome como carnada la caverna
Y un cepo ardiente y sombrío.
Diré que naci en el jardín de Venus
Donde crece la artemisa y el loto
En medio de un pesebre afrodisiaco
Escoltada por ángeles y delfines
Jamás diré que lloré desconsoladamente
Cada vez que me ataban a la cuerda
Y después halaban sin escrúpulos
Ni siquiera que en menos de lo que canta el gallo
Me convertí en esclava y diosa
En caudillo y súbdita de un dragón embravecido
Que al pasar del tiempo
Fui su salvación, increíblemente.
Solamente diré
Que sonreí a mandíbula abierta
Con una felicidad tan asombrosa
Que no cabe en la cúpula de una mentira
Que me considero sagrada
No maldigo a los dioses
Ni a Júpiter
Ni al planeta Urano
Que acogió mi signo zodiacal
Ni al tigre del horóscopo chino
Jamás bebí de la ignorancia
Al contrario
Siempre bebí de la sabiduría
Y de los pechos de una Ninfa
Que regó sobre mí
Todo su amor maternal
Tampoco conocí de la ebriedad
Que proporciona el dios Baco
Porque para eso mi coraza fue impenetrable
Sin adulación
Y si por amor propio
Solamente penetró al senado divino
Ese anhelo superior
Que abarca aún mi deprimido cuerpo
Todo esto diré
Para darle paz a mis ideas
Y así salvar la noche
Si me preguntan donde nací
Diré que donde dieron sus primeros vagidos
Las oropéndolas y los pájaros fantásticos.
Diré que donde dieron sus primeros vagidos
Las oropéndolas y los pájaros fantásticos.
Nunca en la errática casa inconforme
Donde la incomprensión es el pan nuestro
Y el dolor nutre cada pared de fango
Tampoco diré que me abracé al undoso mar
Cuando creía que todo lo encerraba el torbellino
Y sentía en mis ijares el galopar de infortunio
Unido al caudillaje del bárbaro que osó desposarme
Ofertándome como carnada la caverna
Y un cepo ardiente y sombrío.
Diré que naci en el jardín de Venus
Donde crece la artemisa y el loto
En medio de un pesebre afrodisiaco
Escoltada por ángeles y delfines
Jamás diré que lloré desconsoladamente
Cada vez que me ataban a la cuerda
Y después halaban sin escrúpulos
Ni siquiera que en menos de lo que canta el gallo
Me convertí en esclava y diosa
En caudillo y súbdita de un dragón embravecido
Que al pasar del tiempo
Fui su salvación, increíblemente.
Solamente diré
Que sonreí a mandíbula abierta
Con una felicidad tan asombrosa
Que no cabe en la cúpula de una mentira
Que me considero sagrada
No maldigo a los dioses
Ni a Júpiter
Ni al planeta Urano
Que acogió mi signo zodiacal
Ni al tigre del horóscopo chino
Jamás bebí de la ignorancia
Al contrario
Siempre bebí de la sabiduría
Y de los pechos de una Ninfa
Que regó sobre mí
Todo su amor maternal
Tampoco conocí de la ebriedad
Que proporciona el dios Baco
Porque para eso mi coraza fue impenetrable
Sin adulación
Y si por amor propio
Solamente penetró al senado divino
Ese anhelo superior
Que abarca aún mi deprimido cuerpo
Tampoco la demencia pudo ser mi acompañante
Porque no le di albergue
Si siquiera un sorbo de mi cerebro
Porque no le di albergue
Si siquiera un sorbo de mi cerebro
Diré que me apegué a la existencia más placentera
Dándole bienestar a mí soporte
Dándole bienestar a mí soporte
Todo esto diré
Para darle paz a mis ideas
Y así salvar la noche