Casi muero cuando los fuegos me abrazaron
Y vi la lluvia inundar cada palabra
En un toque de campanas enloquecidas
Que solamente apuntaban a mi pecho
Había llegado la hora
Pero yo no lo sabía
Era un tormento de fantasmas y risas
Todos metidos de un tirón en mi cerebro
Ni siquiera suplicarle a la luna
Calmaba aquel espanto
Se habían corrido las cortinas
Y aparecía la verdad como un escudo
De nada valían los muros de la contradicción
Y mucho menos postrarme de rodillas
De todas formas soy un poeta atrapado por la noche
Aunque jamás me confundan los talismanes
Ni el humo que expanden sus lacayos
He sembrado un árbol y me arden las manos
He parido a un hijo
Y el tirano lo aplasta
He escrito un libro y vive entre polillas
Soy un carrusel que gira
Entre el asombro y la guerra
Añorando sus calles sinuosas
Había llegado la hora
Pero yo no lo sabía
Tampoco que el mundo
Era un precipicio
Donde tarde o temprano
Chocamos con la bestia.
Por eso no tengo mas alivio
Que aferrarme al opúsculo
Y creer que algún día regresaré a mi espacio
Sin ese témpano atroz que hiela la sonrisa
Entonces
Sólo entonces
No existirán ergástulas
Ni madres asimétricas lanzando aullidos en silencio