Todo te lo entregué
Sin importarme el quizás o el mañana
Fui tuya sin fronteras
A pesar del abismo que salía de tu boca
No me importo la falta de eyaculación
A la hora indicada
Ni tus ojos fronterizos sobre mis débiles carnes.
Ni siquiera si te erigías misionero
Del sin fin de torturas
Psicológicas y graves
Fuiste mi realidad
Mi sueño atrapado
Mi olor perfecto
Todo me seducía
Hasta la forma hiriente
De tomarme en tus brazos
Ahora que será de mí
A esta hora en que los candeleros
Dejaron de encenderse
En este mismo instante
En que mi dolor turba las noches
Y tu desaire blinda mi sencillez
Yo la mujer que siempre se aferró a las distancias
Que no creyó en barreras
Con la esperanza de que fueras más que voz
Veo como tiembla mi cuerpo
Un temblor incoloro
Insufrible
Y ya sin tiempo de regresar al surgidero