Siempre fue fascinante
Andar la noche metida
en mi cerebro
Abrir despacio sus
compuertas
Antojarme a rodar a
cualquier hora
Creer que me esperaban
con los brazos extendidos
Cuando no era más que
una ermitaña
Llena de perdidas
Y sin sabores
Aunque puntal en
instintos
Y magnetismos
Pero de corazón reblandecido
Por eso me cansé
De la falta de halagos
De la frialdad mortuoria
Que despedían tus poros
herejes
Cubiertos de un miedo daltónico
Calando hendiduras febriles
Y llenas de anagramas
En plena pubertad
Qué podía hacer
Si te posesionaste
De cada instante
Sin darle tregua a la
necesaria calma
Abrir el ojo mayor
Comprender
Que los finales existen
Que no eres mago
Ni soy maga
Ni poseemos una hidra
Que asome el diente
Ni roa con las patas
Sabias que solo me
quedaba un crepúsculo
Y si muchas raíces saturadas
Mezcladas con un frío
intenso
No era justo
Me lanzaras los
fantasmas
Que seguían tú juego
Por eso me oculté
Dentro de mí misma
Huyendo del polvo que ascendía
Convirtiéndome en una
mujer insomne
Descolorida
Acida
Sin contornos
Ante tu mirada
turbulenta
Y llena de pasarelas
Si supieras como anduve
Entre las curvas y los ángulos
más dementes
Como me aferré a
alcanzar la infinitud
Pobre espíritu obtuso
Siempre en puro temblor
Mientras el mundo me ascendía
por las venas
Que iba soltando
En aquel afán
De hacerte Rey
O Príncipe
Cavernícola chiquillo
Atrincherado en mi
pecho
Como una bofetada
Que duele y alivia
Que mata y hace
Que una mujer vibre
A pesar de la oscuridad
y sus visiones.