CUERPOS INCOLUMMES
ADELA SOTO ALVAREZ
Llegaste cuando menos lo esperaba
Con tu montón de ruinas despojándose
Yo integra
Con deseos intocables y feroces
Abierta
A la apariencia y al vaivén de lo insólito
Éramos tan jóvenes
Tan sin saber por qué
Y nos dimos a la paz que florecía
En nuestro sendero de abrojos milenarios
Tú y yo, dos cuerpos incólumes
Aferrados
Sedientos
Capaces
Tú y yo la misma enredadera
El mismo arpón
Todo tan exacto
Que inventamos la manera precisa
La coordenada justa
La erección y el orgasmo
Que invadiera la plenitud de las esferas
Te gustaba mirar por los recodos
Acurrucarte al halago más preciso
Ser mi seductor desenfrenado
Yo te amé como a nadie
Como a nadie te ame y lo supiste
Después la insurrección de las irreverencias
El paso endeble
La palabra muda
Y el desquite final
En medio de las cejas
Nada quedó, lo siento
Siento que te hayas hecho limaduras
Y vagues por el tiempo como el polvo
Sin una reverencia
Ni un segundo sagrado
Pero si estoy segura que en cada madrugada
Cuando te des a la paz y al sortilegio
Llegara mi mirada de fiera
Hasta tú quinta puerta
Y una lluvia de espinas
Invadirá de un sorbo tus pupilas agudas.
Con tu montón de ruinas despojándose
Yo integra
Con deseos intocables y feroces
Abierta
A la apariencia y al vaivén de lo insólito
Éramos tan jóvenes
Tan sin saber por qué
Y nos dimos a la paz que florecía
En nuestro sendero de abrojos milenarios
Tú y yo, dos cuerpos incólumes
Aferrados
Sedientos
Capaces
Tú y yo la misma enredadera
El mismo arpón
Todo tan exacto
Que inventamos la manera precisa
La coordenada justa
La erección y el orgasmo
Que invadiera la plenitud de las esferas
Te gustaba mirar por los recodos
Acurrucarte al halago más preciso
Ser mi seductor desenfrenado
Yo te amé como a nadie
Como a nadie te ame y lo supiste
Después la insurrección de las irreverencias
El paso endeble
La palabra muda
Y el desquite final
En medio de las cejas
Nada quedó, lo siento
Siento que te hayas hecho limaduras
Y vagues por el tiempo como el polvo
Sin una reverencia
Ni un segundo sagrado
Pero si estoy segura que en cada madrugada
Cuando te des a la paz y al sortilegio
Llegara mi mirada de fiera
Hasta tú quinta puerta
Y una lluvia de espinas
Invadirá de un sorbo tus pupilas agudas.