Viajo sin sonrisas ni proyectos
Resignada a la realidad
Y cuando más siento el pecho desgranarse
Entonces te busco inconsolable
En el roció que baña cada rosa
En el cauce del río
En las olas del mar
Hasta que descubro la negrura penetrante
Que no me deja divisar el horizonte
Ni tu rostro de arcilla perfecta
Ni tus manos apretadas a las mías
Jurándome
Eternidades clamorosas
Donde nunca faltaría un beso
Ni tus ojos preñados en los míos
Ajada
Sin futuros ni presentes
En una ciudad que me conduce al miedo
Donde se embotellan los conflictos
No existe mirra, ni plata, mucho menos
oro
Ni reyes que lleguen del oriente
A traer felicidad a los humildes
Hojas muertas, calles secas y siniestras
Hombres en estampida
Van entonando sus desastres
Mientras mis ojos casi nulos
Pierden el iris
Ajada
Mil veces ajada
Almacenando nuevas ajaduras
Para después lanzarme con ellas
¿Quién sabe a qué destino?