Eras un muchacho dislocado
Sin líricos mensajes ni aposentos de grana
Te rescataba cualquier orgía
Respondiendo a las doctrinas del machismo
Y después te marchabas sin respuestas
Con la brevedad como fetiche
Rompiste los minutos de la entrega
Y entre los istmos de bohemio
Llenaste mis alas de falsos hermetismos
Yo que creí en tus ojos de ámbar
En los que miraba y nunca vi
Un nudo y otro
Un mendrugo de domingo en domingo
El temor no sé qué
Pero llevaba tú cadáver en las manos.