Por Adela Soto Alvarez
Quisiera ser hija de cualquier Saurio
Profeta, general, o ermitaño
Hermana de un magnate acaudalado
Y perderme en su follaje
Segura estoy qué el mundo se abriría
Y entre alfombras del más fino linaje
Me sentarían a la diestra del futuro
Pero soy mujer de nadie
Hija de unos pobres vagabundos
Y hermana de un pedazo de intemperie
Solamente poseo una corbata al cuello
Los pétalos de un amor tardío
Y un poquito de talento entre mamparas
Quién pudiera tocar las puertas del oeste
Donde sube el topacio capacitado en oro
Quién pudiera llegar al paraíso
Penetrar hasta el polen
Y rumiar para su estomago
Los mejores bocados
Pero sigo siendo mujer de nadie
Haciendo malabares
Sin historias importantes ni precisas
En una ciudad sin sol y de naranjas ácidas
En una triste isla de cuerpos abreviados.
Quisiera ser hija de cualquier Saurio
Profeta, general, o ermitaño
Hermana de un magnate acaudalado
Y perderme en su follaje
Segura estoy qué el mundo se abriría
Y entre alfombras del más fino linaje
Me sentarían a la diestra del futuro
Pero soy mujer de nadie
Hija de unos pobres vagabundos
Y hermana de un pedazo de intemperie
Solamente poseo una corbata al cuello
Los pétalos de un amor tardío
Y un poquito de talento entre mamparas
Quién pudiera tocar las puertas del oeste
Donde sube el topacio capacitado en oro
Quién pudiera llegar al paraíso
Penetrar hasta el polen
Y rumiar para su estomago
Los mejores bocados
Pero sigo siendo mujer de nadie
Haciendo malabares
Sin historias importantes ni precisas
En una ciudad sin sol y de naranjas ácidas
En una triste isla de cuerpos abreviados.