Calmando este vacío que me duele
Y escucho tu canto de alondras persistentes
y te me vas metiendo, más allá de lo bueno
Ha sido suficiente media hora
Para calmar mil sobresaltos
Tú olor también ha sido suficiente
Para cambiarme el mundo
Y tú voz de pétalos azules y sagrados
La fuerza superior que me sostiene
Bendecirte
En aquella capital tan turbulenta
Donde hicimos el amor con la mirada
De presentes y pasados
Creo en tí
Porque en este ir y venir
De neblinas e inviernos
Me siembras una flor
Y al mirarla
Se abre.